El director del centro se ve obligado a aclarar que la institución "no está ni a favor ni en contra" de la Fiesta
El nacionalismo gibraltareño dirige ahora su propaganda contra el Instituto Cervantes. La semana pasada, el diario Panorama, la más importante publicación progubernamental y ferviente defensora del ministro principal del Peñón, el socialista Fabian Picardo, otorgaba su imagen de portada a un toro ensangrentado junto a un titular de agresiva inquisición:
«Si el Gobierno no puede parar al Cervantes, ¿quién puede?». En la composición de la cubierta, asimismo, el periódico asociaba los términos «Gobierno español», «barbarie» y «crueldad».
La causa de las más recientes iras soberanistas contra España responde a la programación cultural del Instituto Cervantes de la colonia, que ofreció el pasado 16 de mayo una conferencia titulada «Corridas de toros: arte y cultura. Realidades y contradicciones de la fiesta».
El influyente grupo de presión Voice of Gibraltar Group (VOGG) abandera una protesta que solicitó al Gobierno de la colonia la prohibición de la conferencia que impartirán los veterinarios españoles Antonio Ruiz López y Antonio Moreno sobre el toro de lidia, y que se manifestó a las puertas del centro durante las conferencias.
El lema bajo el que se articulan las protestas es «No creáis que los gibraltareños pensamos como nuestros monos».
El Ejecutivo de Picardo rechazó esta petición so pretexto de que se trata de un «contenido interesante para muchas personas» de la región, si bien consideró la fiesta de los toros «una barbarie de otro tiempo que impone crueldad sobre los animales».
La crisis de los toros, sin embargo, no es más que la enésima excusa de los enemigos de España para entrar en confrontación con La Moncloa, en este caso mediante un debate sobre el papel del Instituto Cervantes en el Peñón.
«Se trata de la representación de un Estado extranjero que en general no muestra ningún respeto hacia los gibraltareños ni sus instituciones, que gasta su dinero en promocionar su lengua y el vino de La Zarzuela, así como oscuras conferencias que pretenden educar y entretener a la gente que acude, que por otra parte se puede contar con los dedos de una mano», señala VOGG en referencia al cometido del centro.
«No hay duda de que aquí hay aficionados a esta práctica bárbara, pero pueden verla fácilmente en la televisión española en sus casas y probablemente no estén interesados en estos esotéricos aspectos culturales del toreo. Si esta institución desea provocar una reacción del pueblo de Gibraltar», prosigue esta plataforma ultra, «lo ha conseguido.
La próxima conferencia tal vez podría ser sobre pesca de especies en peligro de extinción, el arte de la incursión o los beneficios de bloquear a miembros en la UEFA» (en relación al veto que España realiza a la selección de fútbol gibraltareña).
«El Gobierno no tiene influencia sobre los contenidos de las conferencias que tienen lugar en este centro, sin importar lo mucho que nos desagraden estos contenidos», se ha visto obligado a declarar ante la presión ciudadana el Ejecutivo de la colonia.
Datos inofensivos
Los contenidos que tanto han indignado a los activistas del Peñón son el recorrido por «la vida de un toro bravo desde su nacimiento hasta su lidia en la plaza», según detalla la presentación del evento, en comparación con «la vida de un toro manso, cuyo destino es el matadero».
La exposición, asimismo, «recoge momentos de gran emotividad del final feliz de Vidalarga, el toro que fue indultado por Enrique Ponce el 3 de agosto de 2003 en la plaza de El Puerto de Santa María».
Ante semejante provocación, el influyente editorialista del diario ultra Leo Olivero se pregunta si «¿puede el Instituto Cervantes hacer lo que demonios quiera en el Peñón, aunque sea irrespetuoso con los sentimientos de la gente de Gibraltar?».
En opinión del comentarista, el Cervantes no es más que «una institución del Gobierno español, dirigida por un diplomático con sólo una misión: introducirse lentamente en las mentes de los gibraltareños para incorporar la pertinente doctrina política camuflada en una supuesta cultura».
El centro de cultura rojigualda, entre tanto, dispensa cursos de español a casi 1.000 alumnos. «Nosotros creemos en la libertad de expresión como un derecho democrático fundamental», señala Francisco Oda, director del Cervantes desde 2009, que se desempeñó con anterioridad como jefe de estudios de la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores.
«Además, numerosos grupos de aficionados gibraltareños pidieron estas conferencias», agrega, en palabras recogidas por el Gibraltar Chronicle.
La presión de los activistas antitaurinos de la colonia, que nunca han dudado en aplaudir la prohibición de la fiesta en Cataluña, ha llevado a Oda, incluso, a señalar que «el Instituto Cervantes no tiene una posición concreta sobre la Tauromaquia. Nosotros respetamos los argumentos de las dos partes».
En la actualidad, las relaciones entre España y Gibraltar se encuentran en una situación crítica, especialmente tras los ataques de las patrulleras del Peñón a los pesqueros españoles que faenan junto a la roca.
José Manuel García-Margallo ha decidido suspender el Foro de Diálogo Tripartito ideado por Miguel Ángel Moratinos y no se ha pronunciado sobre la cuestión pesquera por no reconocer a Gibraltar como interlocutor.
«La negociación será a dos banderas: las de España y Reino Unido», señaló el ministro de Exteriores, que para el Foro de Diálogo «no vinculante» ha puesto como condición que se incorpore a las autoridades del Campo de Gibraltar.