Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

El embajador Rupérez da una lección al canciller Margallo

El embajador Francisco Javier Rupérez Rubio acaba de dar una lección al locuaz ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo y Marfil. Y ha sido a propósito de la reelección de Barack Husseín Obama como presidente de los EE.UU. Y es que la primera lección que debe saber cualquiera que se dedique a las relaciones exteriores es que las relaciones son entre «Estados» y no entre «gobiernos»… aunque los Estados estén dirigidos por los gobiernos.

I. EL MINISTRO DE EXTERIORES MARGALLO, OTRA VEZ IMPRUDENTE, EXTERIORIZA SU PREFERENCIA POR OBAMA…
El ministro de Asuntos Exteriores, García-Margallo, nuevamente muestra su imprudencia. En julio ya dio prueba de su imprudencia al alarmar a la opinión pública con una supuesta, e inexistente, «amenaza inminente» de secuestro de ciudadanos españoles en los campamentos saharauis de Tinduf. Ahora lo hace expresando a los cuatro vientos el día 7 de noviembre su preferencia por Obama con una frase, diplomáticamente, inaceptable: «Ha ganado el nuestro«.
El ministro García-Margallo debe saber que el interlocutor de España es «el Presidente de los Estados Unidos», sea quien sea, y sea del partido que sea. La decisión de quien sea ese presidente corresponde al pueblo soberano de los Estados Unidos.
El ciudadano español José Manuel García-Margallo y Marfil puede preferir a Obama antes que a Willard Mitt Romney.
Pero el ministro de Asuntos Exteriores García-Margallo NO PUEDE EXPRESAR PREFERENCIAS SOBRE EL GOBIERNO DE OTRO ESTADO porque eso es una injerencia en un asunto interno… además de una gratuita ofensa a los ciudadanos norteamericanos que mostraron su preferencia por Romney.
Esta imprudente actitud se explica, quizá, porque el ministro García-Margallo lleva mucho tiempo ignorando este «abc» de las relaciones internacionales, por ejemplo, en el caso de Siria, donde ha realizado inaceptables declaraciones acerca del gobierno que debe dirigir ese país, algo que es asunto de los sirios, no de él ni de España. Bien es cierto que en el tema sirio no ha sido García-Margallo el único en caer en ese tipo de injerencia pues está acompañado de sus colegas de la UE. Pero eso no significa que lo que ha hecho esté bien… sino que lo que ha hecho la UE está mal.

II. … Y EL EMBAJADOR RUPÉREZ LE PONE EN SU SITIO AL DÍA SIGUIENTE
No tengo, por García-Margallo ni por Rupérez, simpatía ni antipatía.
A Rupérez lo critiqué, en este blog, el 30 de marzo de 2010 por unas desafortunadas declaraciones suyas sobre el Sahara Occidental.
Pero si entonces le critiqué, porque se equivocó, ahora debo aplaudirle porque tiene razón.
Y es que el embajador Rupérez, al día siguiente de las imprudentes declaraciones de García-Margallo ha publicado un artículo en el que dice lo siguiente:

ya tenemos presidente en los Estados Unidos, y se llama Barack Obama.
No cabe ya, en realidad nunca ha cabido, la estólida interrogación: ¿quién conviene más a los intereses de España, Obama o Romney?
Socialdemócrata habrá que, como en el pasado, celebre la elección como el resultado de una «conjunción astral». O conservador existe, seguramente, que llora por las esquinas la derrota del mormón, como si se tratara de un conmilitón partidista.
Esas sanas emociones deben reservarse para cuando el partido se juega en casa porque en la Casa Blanca, sea cual sea su inquilino, España, y con ella sus socios y aliados en la UE y en la OTAN, tendrá la audiencia y la resonancia que sepa y quiera adquirir en una labor solidaria marcada por los valores comunes y el mutuo interés. Y que naturalmente requiere de una diplomacia activa, próxima y claramente orientada en sus prioridades.

III. LA POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA A LA DERIVA
El traspiés diplomático de García-Margallo es uno más en una sucesión de traspiés (Argentina, Siria, Sahara Occidental, Reino Unido) que registra su cifra más alta en el Sahara Occidental. ¿Cómo olvidar que García-Margallo ha sido el único canciller occidental que apoyó la torpe, y estrepitosamente fracasasada, pretensión del majzén marroquí de desautorizar la labor del Enviado Personal del Secretario General de Naciones Unidas para el Sahara Occidental, Christopher Ross?
El ministro García-Margallo, supongo que sabe que el «suyo», no es el presidente que quería «Mohamed VI«. Y ahora que estamos en vísperas de decisiones trascendentales en el asunto del Sahara Occidental estaremos atentos a ver si García-Margallo se alinea con el «suyo» o con Mohamed VI.

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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