Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

El efecto boomerang de la intervención de Erdogan en la guerra de Siria

Erdogan es la última víctima, de momento, de la aventura «neocon» del «Nuevo Oriente Medio iniciada con la invasión y destrucción de Iraq en 2003. El golpe de Estado (que, en el momento de escribir estas líneas, no se sabe si triunfará) es seguro que no va a tener un efecto pasajero. Erdogan es, además, la última víctima, de momento, de la llamada «maldición del ‘Assad debe irse’ «. Todos los que alimentaron la guerra de Siria con el argumento de que «Assad debe irse» han ido perdiendo el poder: Sarkozy, Mursi, Cameron…. ahora Erdogan. Siria era, y es, demasiado importante para haber desencadenado una operación tan irresponsable como la destrucción de su Estado @Desdelatlantico.

I. ERDOGAN, EL ISLAMISTA «NEO-OTOMANO» Y SUS ENEMIGOS (INTERNOS)
Recep Tayip Erdogan el hasta ahora presidente de Turquía es, como es sabido, el líder de un partido islamista, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo): Su política interior, con muchos éxitos en materia de gestión, ha estado marcada por el propósito de islamizar Turquía y, sin mucho disimulo, intentar reconstruir el «califato otomano».
Este proyecto ha encontrado varios enemigos en su camino.

El primero ha sido la oposición política laica, cuyo principal bastión ha sido el Tribunal Constitucional turco.

El segundo ha sido el Ejército, depositario de la ideología laica (dentro de lo que cabe) de Mustafá Kemal Ataturk, el fundador del Estado de Turquía tras el colapso del califato otomano. Erdogan desde que llegó al poder, primero como primer ministro y luego como presidente, ha perseguido sañudamente al Ejército encarcelando a altos oficiales por reales o supuestas conjuras contra él.

El tercer enemigo ha sido el clérigo islámico Fettulah Gülen. Los partidarios de Gülen (en cierta medida inspirado en el sufismo y enfrentado al salafismo) se organizaron en secreto desde los ’70 para resistir a los gobiernos «laicos» turcos y en un primer momento fueron aliados de Erdogan. Pero diversas decisiones tomadas por Erdogan al llegar al poder provocaron una guerra entre ambos; Erdogan acusa a los «Gülenistas» de intentar crear un «Estado dentro del Estado»; mientras Gülen acusa a los «erdoganistas» de corruptos. Por cierto, dato importante, Gülen está exiliado en… Estados Unidos.

En cuarto lugar, aunque con una dimensión diferente, se hallan los kurdos, en gran medida decepcionados con las falsas promesas que les hizo Erdogan.

A primera vista el Ejército y los Gülenistas no tienen nada que ver y, de hecho, estuvieron enfrentados hace decenios, pero la común enemistad con Erdogan puede haber provocado una alianza objetiva entre ellos.

II. ERDOGAN, EL ISLAMISTA «NEO-OTOMANO» Y SUS ENEMIGOS (EXTERNOS)
La política «neo-otomana» de Erdogan tuvo su momento de expansión con ocasión de la llamada «primavera árabe». Erdogan intentó exportar su «modelo» de islam político a Túnez y a Egipto (antiguos dominios otomanos). Pero la gran apuesta de Erdogan fue la destrucción del Estado sirio, otro antiguo dominio otomano.

En primer lugar, por tanto, Siria se halla entre los enemigos de Erdogan.
No es ningún secreto que los llamados «rebeldes», es decir, los islamistas (pues los «rebeldes» laicos son y eran apenas una anécdota) que intentaron derribar a Bashar Al Assad tenían variados apoyos externos. Pero lo que no admite duda es que el apoyo logístico fundamental de los islamistas sirios venía de Turquía. Me remito a lo ya escrito en este blog («La complicidad de Turquía en la financiación del ISIS definitivamente al descubierto» 7-XII-2015).
Por cierto, hay que recordar que antes del inicio de la guerra siria, Erdogan se presentaba como un aliado de Assad… por lo que se puede calificar con justicia su conducta como una traición.

En segundo lugar, Erdogan provocó en septiembre de 2015 la crisis de los supuestos «refugiados» que ha hecho temblar los cimientos de la UE y que ha sido uno de los elementos que han contribuido al éxito del «Brexit». El papel lamentable de Angela Merkel en esa crisis. La humillación de Erdogan a Merkel y el chantaje a Europa ha causado gran malestar en Alemania y en otros países europeos.

En tercer lugar, la administración de Barack Hussein Obama no ha visto nunca claro un eventual ataque directo a Siria para liquidar a Assad, máxime después del desastroso resultado de la liquidación de Muammar El Gaddafi en Libia preconizada por Hillary Clinton.. Obama aparentemente está dispuesto a llegar a un acuerdo sobre Siria con Rusia. Y así lo ha dejado claro John Kerry, precisamente el mismo día 15 de julio que se ha producido el golpe en Turquía.

Y en cuarto lugar, Erdogan, cegado por su ambición cometió el mayor error de toda su carrera política: derribar un avión ruso en el espacio aéreo sirio. Dejo al margen el lamentable intento de sembrar la duda sobre la culpabilidad de Turquía en este gravísimo hecho endosándosela ¡a España! que cualquier observador mínimamente informado NO podía aceptar desde el primer momento. Recientemente, como es sabido, Erdogan ha pedido disculpas el 27 de junio a Vladimir Putin por aquel hecho…. pero era ingenuo creer que un acto de una gravedad tan extrema podría solventarse así.

III. RUMORES DE GOLPE DE ESTADO… FINALMENTE CONSUMADOS EL DÍA QUE USA Y RUSIA ANUNCIAN UN ACUERDO SOBRE SIRIA
Como se ve, Erdogan ha ido cosechando numerosos, y poderosos, enemigos en su política de grandeza «neo-otomana».
Pero aunque en la gestión de la política económica interna Erdogan tuvo buenos resultados en un primer momento, su política de intromisión en Siria produjo el indeseable efecto de avivar un conflicto que se había atenuado notablemente, el conflicto kurdo. Todo esto empezó a tener repercusiones internas y ya en un artículo de 24 de marzo de 2016 se especulaba sobre un posible golpe de Estado en Turquía.
A mi juicio, sin embargo, la clave del golpe está en Siria.
Siria ha sido el catalizador de la posible conjunción de enemigos internos y de enemigos externos.
El apoyo de Erdogan al islamismo salafista en Siria, con el riesgo de contagio al interior de Turquía, ha alarmado tanto al Ejército como a los «Gülenistas». Los amagos de retirar ese apoyo por presiones norteamericanas en fechas recientes pudieran haber provocado los atentados en el aeropuerto de Estambul. Tanto el Ejército como los Gülenistas, en consecuencia, querrían cortar todo apoyo a la rebelión islamista en Siria. Y en ese objetivo concordaría, por supuesto, Rusia, pero también los Estados Unidos si, como parece, quieren poner fin al intento de derrocar al Gobierno «laico» de Assad en Siria.

Erdogan, intentó «otomanizar» de nuevo Siria, pero sólo consiguió «sirianizar» Turquía. O dicho de otro modo, fue a por lana en Siria… y volvió trasquilado.
La caída de Erdogan, si se confirma, abre una ventana a la paz en Siria donde, sin él, nada va a ser igual.

NOTA
Alguien ha usurpado mi identidad abriendo el 28 de abril de 2016 (en pleno debate sobre el Sahara Occidental en el Consejo de Seguridad de la ONU) una cuenta en tuiter con mi nombre y mi imagen.
Quiero hacer constar públicamente que mi única cuenta en tuiter es @Desdelatlantico.
Toda otra cuenta de tuiter que use mi imagen o mi nombre es UN FRAUDE.

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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