La crisis política y económica en Francia no se queda al otro lado de los Pirineos.
El plan de austeridad incluye congelación de pensiones y sueldos públicos, recortes en programas sociales y sanidad, reducción de empleo público e incluso la eliminación de días festivos.
Todo con un objetivo: reducir un déficit que en 2024 alcanzó el 5,8% del PIB y controlar una deuda que ya roza el 113% del PIB. Pero el problema no es solo francés.
España depende directamente de Francia: exportamos allí bienes por casi 60.000 millones de euros al año y recibimos cerca de 13 millones de turistas franceses, nuestro segundo mercado más importante después del Reino Unido.
Si Francia entra en shock económico, España lo sufrirá de inmediato: menos exportaciones, menos turismo y más presión en Bruselas para aplicar también aquí planes de austeridad.
La bomba francesa está activada… y nosotros estamos justo al lado.