Al acercarse el fin de un año “perdido”, muchos nos preguntamos cómo será el 2021.
Para ello, y a fin de hacer un análisis lo más objetivo posible, debemos partir de la base que nadie tiene la bola de cristal y tragarnos el ego (sobretodo en las próximas reuniones festivas, en las cuales algunos estaremos con copa en mano hablando efusivamente de “lo que se viene” como si viniéramos del futuro).
En los últimos meses, producto de mi actividad profesional, me he visto inmiscuido en conversaciones sobre qué cambios trajo el Covid-19 en nuestras vidas y cómo ello podría impactar -cuando se vuelva a la normalidad, luego de la vacuna-en la economía en el corto y mediano plazo.
Desde ya, y siendo fiel a la transparencia, no lo tengo 100% claro.
Pero sí hay algunos factores que puedo resaltar en base a lo que he venido analizando y conversando con distintos profesionales.
Muchos profesionales dentro del sector inmobiliario, subestiman los efectos que traerá aparejado el trabajar desde casa.
Otros, por el contrario -a los que me adhiero- sostienen que lo que ha ocurrido este año cambiará todo. Hace tiempo que veníamos experimentando cambios en ciertas tendencias. Lo que ha hecho el Covid-19 ha sido acelerar los mismos a una velocidad vertiginosa; el trabajo remoto ha sido uno de ellos.
Los cambios que traerá aparejado el trabajar desde casa serán graduales y sus consecuencias serán distintas en virtud de los diferentes sectores que analicemos. Como punto de partida en relación a las posibles tendencias, hay tres posturas:
- Vuelta al trabajo. Quienes sostienen esta postura suelen ser aquellos más conservadores y desean volver a la oficina junto con el resto de sus compañeros de la oficina y seguir “normalmente” con sus actividades laborales.
- Trabajo Remoto. A diferencia de los anteriores, quienes se adhieren a esta tendencia, suelen ser quienes ya venían adoptando la modalidad de trabajo remoto aún antes del Covid-19 y han aprovechado el envión de este año para mejorar la modalidad remota, ya sea contratando mejores servicios digitales o dándole mas beneficios a sus empleados.
- Hibrido. El punto medio entre estas dos posturas, es la híbrida. Como la palabra lo indica, quienes se inclinan por esta tendencia, creen que es posible implementar un esquema en el cual se acuda a la oficina o centros remotos para determinadas reuniones presenciales, y sólo algunos días determinados de la semana.
Quienes somos nuevos en el esquema de teletrabajo, podríamos afirmar que dicha modalidad es -por lejos- mucho mejor que ir a la oficina todos los días. Las ventajas del trabajo remoto son obvias y el mercado laboral ha tomado nota de ello.
Habiendo dicho eso, y a fin de evitar una fuga de talentos -producto de la liquidez global que se generará en el mercado laboral- será responsabilidad de las empresas propiciar un idóneo esquema de trabajo híbrido o remoto. Aquellas empresas que lo logren, podrán captar trabajadores talentosos de todas partes del mundo, incluyendo aquellos que estén instalados en las grandes ciudades donde muchas empresas tienen el centro de sus actividades principales.
Parece entonces que debemos aceptar la idea de que “lo híbrido” debe ser interpretado como un parámetro “normal” en los años venideros. Para quienes estaban esperando algunas hipótesis de lo que este cambio en el paradigma laboral traerá aparejado, podremos encontrar los siguientes:
- El precio del metro cuadrado de las oficinas en las grandes ciudades bajará en el corto-mediano plazo.
- Incremento de la demanda por espacios de Coworking.
- Las empresas destinarán más inversión en softwares especializados en el análisis de datos, para mejorar las condiciones de sus oficinas.
- Aumento del uso de servicios en la nube.
- Como consecuencia del trabajo remoto (ya sea de forma híbrida o definitiva) muchas personas se mudarán a las afueras de las ciudades, motivo por el cual las plataformas que se dediquen al hospedaje transitorio y búsqueda de residencias temporales, se verán beneficiadas.
Cada inversor sacará sus propias conclusiones y en virtud de ello tomará las decisiones que considere más oportunas en relación a sus inversiones, tanto en activos financieros como en activos inmobiliarios.