Aquel argentino
Como un saco de papas sonó el golpe. Brutal en su esencia. Difícil de comprender, allá en lo del Dioni, junto al Lanchas, pegado a mi derecha, bebiendo empinado una jarra de cerveza. El Lanchas paró en seco. Luego me miró a los ojos. Lucía un bigote rubio, cerdoso, y la frente despejada hasta lo admisible. ―¿Has visto? Había