Una nueva heladería

Té de jazmín con gingseng, manzana verde con caramelo, fresas al chantilly, pomelo rosado o zanahoria con mandarina son algunas de las atractivas combinaciones que ofrece Giangrossi, heladería que cuenta con tiendas en Madrid (se acaba de inaugurar la última, en la calle Sevilla,4 ), Barcelona, Marbella e Ibiza y que se va expandiendo con rapidez abriendo nuevas sucursales en estas ciudades y con intención de hacerlo por el resto del país.

Este alimento tan refrescante como nutritivo parece ser que fue inventado por los chinos y traido a Europa gracias, como tantas otras cosas, a Marco Polo. El piamontés Pietro Giangrossi es uno de los maestros heladeros que heredaron esta antigua forma de elaboración: emigró a Argentina, donde creó una cadena de heladerías con su nombre que hace no mucho aterrizó en España con su concepto de helados artesanales elaborados a base de ingredientes 100% naturales.

Con materia prima de lo más selecto, se elaboran helados de alta calidad tanto de sabores clásicos (chocolate amargo, limón, dulce de leche o fresa) como de sorprendentes e insólitas mezclas, cuyos nombres consiguen que se nos haga la boca agua. Si a ello le añadimos espacios diáfanos de cuidado diseño donde el blanco domina en paredes, cortinas y comodísimos sillones de piel donde sentarse tranquilamente a conversar o leer el catálogo de revistas a disposición del cliente y ya tenemos una perfecta tarde estival en la capital.

Además, las heladerías son más amplias en oferta de lo que solemos esperar: además de helados ofrecen sándwiches, repostería y copas desde las 8 de la mañana hasta las 2 de la madrugada, abierto ininterrumpidamente. Los locales son espacios cuidados hasta el mínimo detalle, con mobilario de diseño muy moderno. Buenos ritmos electrónicos sirven como banda sonora para este sitio en el que los helados son la joya de la corona.

Los sabores exclusivos y generados en base a frutos y sabores íntegramente naturales (en lugar de esencia de vainilla utilizan solo las verdaders vainas) se elaboran artesanalmente y a la vista de todos. En un lateral, un maestro heladero se dedica a crearlos de todos los sabores: moka, cereza a la panna, menta granizada, tiramisú o pomelo rosado son algunos de ellos. Y cuatro variedades de helado de dulce de leche, tan argentino como los promotores de Giangrossi.

Los toppings pueden acompañar cualquiera de los pedidos: dátiles, nueces, avellanas, higos, almendras, pasas de uva y miniaturas de chocolate.

Además de los helados, la carta ofrece una estudiada variedad de cafés, delicatessens y patiserie. La clientela es tan fashionista como el personal. El clima es agradable a cualquier hora y tambien se pueden leer revistas trendy, prensa diaria o navegar libremente con el portatil gracias a la tecnologia Wireless.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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