En el bar de El Minzah

«Antes de conocerlo ya había escrito una colección de relatos cortos cuyo protagonista era el barman de El Minzah, y en uno de esos cuentos transcurre la siguiente escena escrita cuando aún no sabía que aquel bar se llamaba Caid’s y no había visto ninguna foto ni nadie me lo había descrito, pero me atreví a imaginármelo:».

Así empieza el texto de Alberto Gómez Font con el que he iniciado una colaboración para la revista WSK, como les decía hace un par de días. Pero antes quiero agradecer a Alberto, buen amigo y gran conocedor de nuestra lengua, así como de la árabe, que nos deje incluir aquí su texto para que puedan ustedes disfrutar de su lectura.

«[…]¡¡Al-lahu akbar!! ¡¡Al-lahu akbar!! Ashhadu anna la ilaha ila-lah. Ashhadu anna la ilaha ila-lah. Ashhadu anna Muhammada rasulu-lah. Ashhadu anna Muhammada rasulu-lah. ¡¡Haia aala as-salat!! ¡¡Haia aala as-salat!! ¡¡Haia aala al falah!! ¡¡Haia aala al falah!! ¡¡Al-lahu akbar!! ¡¡Al-lahu akbar!! La ilaha ila-lah… grita el almuédano desde el alminar de la mezquita mayor de Tánger; es la llamada a los fieles para la oración del atardecer. Mientras tanto, en el bar del hotel El Minzah, Isaac Toledano (el barman) termina de colocar las copas que le han traído limpias de la cocina. Hay tres mesas ocupadas. En la más cercana a la ventana dos señoras toman sendos cócteles antifaz; en la más alejada de la barra conversan en catalán un clérigo y un caballero; en la otra lee el periódico un huésped del hotel. En la parte exterior de la barra beben ajenjo dos franceses.

»Las dos mujeres próximas a la ventana miran descaradamente al barman; sus intenciones están claras desde el momento en el que pidieron dos cócteles antifaz (crema de menta, apricot brandy y jugo de limón), invención de Isaac para prevenir la halitosis en los preludios de noches movidas. El señor que lee el periódico está tomándose una copa de oporto dulce y es nuevo en el bar. El cura y su interlocutor charlan muy animadamente, como si hubieran pasado tiempo sin verse, mientras toman un oscuro y denso vino del Priorato. Cuando entró Tarik, el jardinero y encargado de la piscina que había estado recogiendo las sombrillas del solarium, las dos mujeres de la mesa de la ventana cambiaron de expresión. La belleza del recién llegado causó comentarios de admiración y una de ellas se acercó al barman para preguntarle quién era ese personaje […].»

Y dos años más tarde llegó en ansiado día en el que por fin viajé a Tánger y me hospedé en El Minzah y conocí aquel bar, aquel sitio en el que ya había estado en mis sueños y en mis recreaciones de unos escenarios que, por alguna magia, eran casi iguales a como los había imaginado. Rápidamente trabé amistad con Abdeslam, por entonces barman jefe del Caid’s Bar, con quien pasé largas veladas conversando de tragos y escuchando sus historias sobre los clientes habituales.

Los viajes se fueron repitiendo y aquel hotel ya era como mi segunda casa, una casa con un bar de los que siempre me gustaron: luz tenue, cristaleras al jardín y la piscina, barra alta con apoyabrazos de latón y banquetas de cuatro patas de madera, y por la noche un señor tocando el piano. Al principio —en los primeros años de mis visitas a Tánger— la barra estaba de espaldas a unos grandes ventanales que daban al puerto y la bahía, luego la cambiaron al otro lado, en la parte más alta del bar, muy cerca del piano y de la puerta que comunica con el patio andaluz.

La amistad con Abdeslam fue tal que en más de una ocasión me permitió que yo mismo preparase los cócteles con los que agasajaba a mis invitados, y también fue muy grata la mistad con dos de los directores del hotel: Juan Agarrista y Felipe de Vizcaya. Este último, el franco-colombiano Felipe, tuvo a bien hacer una reedición de mi librito de cuentos titulado Cócteles tangerinos con el fin de regalarles un ejemplar a los clientes especiales, y también tuvo el fino detalle de incluir en la carta de cócteles del Caid’s Bar un trago de mi creación: el cóctel Tánger, una combinación de bourbon, jugo de naranja y Grand Marnier. (Abdeslam ya se jubiló y ahora ocupa su puesto el sonriente Tarik, a quien conocí como ayudante, cuando apenas era un jovencito).

No sé cuántas horas habré pasado en ese bar, solo sé que me gustaría haber pasado muchas más y estoy dispuesto a hacer todo lo posible para que ello suceda. Es uno de esos bares a los que uno lleva a sus amigos como si los invitara al salón de su casa; uno de esos espacios en los que cada hora, cada momento del día tiene su encanto: la cervecita —Flag Especiale— de media mañana con las deliciosas papas fritas recién hechas en la cocina del hotel y las sabrosas aceitunas con adobo moruno. El trago de aperitivo ―un negroni― en las mesas del jardín, al mediodía, mientras esperamos a los amigos para almorzar. El té con hierbabuena de después de comer, dentro del bar, en un rincón sin mucha luz, para facilitar la llegada del sopor que nos llevará a la siesta. Y la hora más mágica de todas: la del atardecer, con el cielo ya casi oscuro, cuando uno baja de la habitación recién duchado y perfumado, con ropa limpia, se acerca la barra y pide… «Un dry martini muy seco, por favor.»

Nota: Dos días después de escribir estas impresiones sobre el Caid’s Bar estaba en Miami, en el bar del Hotel Delano, tomando un dry martini con el barman y empresario barcelonés Javier de las Muelas, quien me mostró un mensaje en su teléfono en el que un amigo le contaba que había tomado un cóctel Cabo Espartel (dátiles, whisky y jugo de limón) en el bar del Hotel El Minzah. Y ese trago fue otra de las creaciones del barman Isaac Toledano«.

Mañana, para concluir con la información sobre esta barra, les contaremos a medias una serie de consejos prácticos sobre este bar y sobre los tragos en Tánger en general.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Lo más leído