Si, sale un maitai doble que piden cuando la escena se sitúa en Londres y empieza diciendo que no le gusta el vino, pero la película va exactamente de vinos, y de todo el mundo que con él se relaciona hasta convertirse en un estilo de vida. Un estilo de vida que permite cambiar completamente a un intrépido ejecutivo, agresivo y egoísta, en un personaje completamente distinto, cambiando su vida y encontrando el amor.
Toda una metáfora, esta película de Ridley Scott, titulada Un buen año y que resultará interesante para los amantes del vino, así como de las comedias románticas. Aprenderán a cantarle a las viñas, a esconder el secreto del mejor vino, a saber lo que son los enólogos asesores y cómo funcionan y conocerán La Siroque y Le Coin Perdu, la marca del viñedo escondido, mítico y delicioso, que nadie sabe dónde se encuentra…
Lo del «Mc Donald´s en Avignon, fish & chips en Marsella» es una frase que se dice a los impresentables que vienen con estas pretensiones absurda al corazón de la Provenza, donde hay muchas otras cosas que probar, mucho mejores, claro, y también que beber y que finalmente aprende a decir el protagonista, interpretado por Russell Crowe.
Y conocerán a personajes como el vignoir Duflot, que dice frases como que «en California no producen vino, sino ponche hawaiano» y le verán ofrecer, en una memorable cena, pastis de aperitivo, caviar de berenjenas, alondras decapitadas, setas locales, estofado de jabalí con vino tinto y sangre del cadáver (sic), todo ello claro rgado con vino del viñedo mítico escondido, para acabar con un exquisito marc de Provenza.
Sí, con esta película, sabrá incluso quién le sirvió un día un martini a Sir Winston Churchill. Aprenderán muchas cosas de vinos, algo de cócteles y gastronomía, pero sobre todo a entender que la vida puede ser despojada de aristas y vivirse, y beberse, de un modo más sencillo y calmo, y aprenderán en sí en suma, o eso ha supuesto para mí, a ser mejores personas.
