Sí, hay que desintoxicarse del exceso de uso de las redes sociales, y hacer, podríamos decir, un cierto detox digital, ya que pasar más de dos horas al día en las redes sociales eleva el riesgo de adicciones comportamentales, trastornos psicológicos y de alimentación, según avisan los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), que nos ofrecen pautas para disfrutar de un bienestar digital sin descuidar los buenos hábitos en vacaciones, pautas de las que les contamos aquí lo esencial, agradeciendo a los expertos de IMEO la información facilitada.
El caso es que, por ejemplo, una de cada cuatro personas en España se considera adicta al teléfono móvil, al que dedican casi cuatro horas de media al día, según datos del comparador de servicios Rastreator. Las personas que pasan dos o más horas al día usando las redes sociales tienen más probabilidades de tener problemas de salud mental y trastornos psicológicos. Otro dato relevante es que la edad mínima para consentir el tratamiento de datos a la hora de darse de alta a una red social en Europa es 16 años, mientras que en España hay un proyecto de ley que podría bajarla a los 13 años.
Y es que cuando estamos de vacaciones y disponemos de más tiempo libre y de ocio, ¿realmente sabemos aprovecharlo bien? Sin darnos cuenta, pasamos una gran parte del día ocupados con nuestro smartphones, escribiendo mensajes, publicando selfies y posts o dando likes a historias que encontramos divertidas. Pero no todo son ventajas, porque si se dedican más de dos horas al día a las redes sociales aumenta el riesgo de adicciones comportamentales, trastornos psicológicos y de alimentación, sobre todo en adolescentes, mujeres jóvenes y personas solteras, reiteran los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad que subrayan la importancia de no desatender los buenos hábitos tanto en la época laboral como durante el período vacacional. “Vivimos en un mundo conectado, donde podemos realizar prácticamente todo con nuestro teléfono móvil en la mano –desde comunicaciones en tiempo real con sonido e imagen hasta trámites administrativos y compras online-, sin contar los múltiples dispositivos digitales que invaden nuestro hogar, como portátiles, tabletas, consolas de videojuegos, ordenadores para gaming, pantallas y proyectores de cine online. Todo ello hace aún más difícil la tarea de desconectar”, explica Rubén Bravo, portavoz del IMEO.
Facebook, la red social que podría estar usando hasta una tercera parte de la población mundial, ya está desarrollando una nueva función para ayudar a los usuarios a conocer el tiempo que navegan cada día con el fin de poder gestionarlo de forma más eficiente y, si es necesario, marcarse un límite de uso. Porque el uso abusivo de las redes sociales podría actuar como “una adicción sin sustancia”, ya que provoca una descarga de dopamina en el cerebro que a la larga puede crear dependencia emocional. Hoy sabemos que los creadores de este tipo de plataformas explotaron conscientemente “una vulnerabilidad en la psicología humana” al diseñar herramientas que manipulan el comportamiento de la persona y son capaces de crear esta adicción. Además, estar sumergido en un entorno virtual durante más tiempo que el necesario favorece un estilo de vida sedentario, cuadros de sobrepeso y también de desnutrición, desajustes en los horarios de sueño y comidas, picoteo de alimentos altamente procesados ricos en grasas y azúcares. Por esta razón, los psicólogos y nutricionistas del IMEO sugieren pautas concretas que nos ayudarán a disfrutar de un bienestar digital sin desviar la atención de los buenos hábitos, ya que el uso excesivo de las redes sociales puede ser tan adictivo como el consumo de drogas.
Hoy en día sabemos que Facebook, Twitter, Instagram o YouTube comparten un mecanismo de origen biológico denominado “sistema de recompensas variables” capaz de crear adicción. Cuando publicamos contenidos en la red, obtenemos gratificaciones sociales inmediatas (comentarios de amigos, visitas, menciones, etc.) y el hecho de no poder prever el impacto (¿cuántos likes tendrá nuestra próxima foto?) hace que estos comportamientos se repitan de forma intensa y continua, perpetuando así el ciclo.
“Este sistema es muy similar al que mantiene la adicción al consumo de drogas, compartiendo, además, las mismas características, como tolerancia (necesidad de entrar más frecuentemente y durante más tiempo a las redes, según una investigación publicada en 2015 por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), y abstinencia (ansiedad, si no es posible acceder a las mismas), señala la psicóloga del IMEO Ana Gutiérrez quien añade que, por ello, el uso excesivo de Internet y, en concreto de las redes sociales, es considerado una adicción psicosocial”. Al explotar conscientemente la vulnerabilidad de la psicología humana, este tipo de plataformas pueden contribuir al desarrollo de trastornos de orden alimenticio (atracón, comedor compulsivo, bulimia, ortorexia, vigorexia o anorexia) que tienen mucho que ver con el aspecto físico y pueden acarrear otras consecuencias desfavorables, como ansiedad, depresión, comparación social negativa o bullying, entre otras.
Y, claro, la pregunta es, ¿cómo evitar que las cosas pasen de castaño oscuro en nuestro uso de las redes sociales? pues los expertos del IMEO apuestan por una especie de detox digital, basada en una serie pautas que nos facilitan y que les contaremos mañana en este mismo blog.