DE CUANDO CASTILLA Y CERVANTES FUERON HASTA LEPANTO PARA PROTEGER, SOBRE TODO, LOS INTERESES DE CATALUÑA Y VALENCIA
ASÍ QUE MILLÁN, EL Rubio, con esto de ser oficinista de banca, se echó alguna medio novieta por allí mismo, por las tierras catalanes de Barcelona que desde entonces consideraba parte de su vida y casa de su casa,
habitación de su morada natal,
residencia de su corazón en parte,
archivo de la cortesía, como la llamara Cervantes, el héroe que la defendió con las armas y con la pluma; en Lepanto con aquéllas, pues sin Cervantes y sin Castilla las costas catalanas y levantinas, infectadas de piratas musulmanes en busca de esclavos, hubieran visto el desembarco en sus playas de los turcos otomanos.
¡Y adiós, Cataluña! Reconquistada hubieras sido por fuerzas islámicas muy superiores a las tuyas. Pero otra vez Castilla
que sí podía resistir y vencer a los otomanos dio la cara por ti, como siempre ante Francia;
¡Dolça Cataluña, si te has hecho grande desde que Triespaña se implantó en el XIX!
¡Sin Castilla, en Cataluña llevarían turbante sus hombres y velo islámico sus mujeres!
¡O estaríais bajo el centralismo francés, que ese sí que es aniquilador de raíces y de lenguas locales que arrasa!
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