Durante el verano parece que cierta cuestión nos quita el sueño, a pesar de que debería preocuparnos durante todo el año, suele ser con ocasión del buen tiempo y la menor presencia de ropa, sobre todo en las playas y piscinas, cuando reparamos en esos inoportunos michelines.
En este sentido, todavía estamos a tiempo de instaurar buenos hábitos de alimentación que, sin duda, se apreciarán en la báscula.
Posibles causas de la obesidad
Aunque existen enfermedades que pueden favorecer este problema como el síndrome de Cushing y otros trastornos, lo cierto es que es una mala dieta la responsable de la mayor parte de estos desajustes en el peso. Por todos es sabido que las personas suben de peso cuando ingieren más calorías de las que precisan.
De esta manera, el organismo va acumulando este exceso en forma de grasa.
Aunque, en ocasiones, algo tan sencillo como un sueño deficitario puede ser la causa de una subida de peso.
Al respecto, diversos estudios han descubierto que cuanto menos duerma una persona, existe una mayor probabilidad de que padezca sobrepeso u obesidad. La explicación la hallamos en las hormonas que se liberan durante el sueño pues a ellas corresponde el control del apetito y el consumo de energía.
Por lo tanto, no conviene menospreciar las horas de sueño pues son clave en nuestra salud e incluso a la hora de mantener el peso a raya.
¿Cómo se puede detectar la obesidad?
Pero ¿cuándo podemos saber que padecemos obesidad o sobrepeso? Aunque es cierto que es un problema que suele saltar a la vista, nunca viene mal tener en cuenta ciertos valores como los que nos proporciona el índice de masa corporal (IMC). En concreto, este es el resultado de dividir tu peso entre tu estatura al cuadrado. Es decir, que el cálculo sería IMC = KG/M2.
Muchas veces se recurre a dietas que prometen pérdidas milagrosas de peso de una manera drástica pero que resultan engañosas dado que esta reducción es una mera pérdida de agua y no de grasa. Incluso a veces lo que se pierde es músculo lo que, sin duda, es negativo para nuestra salud.
Lo cierto es que la obesidad puede afectar a cualquier edad, incluso los niños pequeños deben tener cuidado con este problema.
Tanto es así que el 40 % de los niños españoles de entre 3 y 8 años tiene obesidad o sobrepeso, según los últimos datos del ‘Estudio Nutricional de la Población Española’ (ENPE) publicado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Tanto es así que la prevalencia de la obesidad entre la población infantil es de las más altas de Europa.
Además, conforme envejecemos aspectos como los cambios hormonales sumados a una menor actividad física también nos hacen propensos a aumentar de peso.
Tampoco hay que olvidar que la cantidad de músculo va menguando con la edad. No en vano, se asocia una disminución de la masa muscular con una ralentización del metabolismo.