Demuestra las formas de los 'nuevos políticos' y su proclividad al 'usted no sabe con quíen está hablando'
Las redes sociales andan revueltas por la iniciativa de Pablo Iglesias de retrasar un vuelo entre Estrasburgo y Madrid para dar tiempo a que él y otros eurodiputados pudieran tomarlo.
Lo acongojante no sólo es eso, que demuestra las formas de los ‘nuevos políticos‘ y su proclividad al ‘usted no sabe con quíen está hablando‘, sino que la compañía aérea tragase y tuviera esperando a un montón viajeros ajenos a la política, que habían pagado religiosamente sus billetes («Incongruencia abismal que Iglesias cobre de un régimen que ahorca a homosexuales y luego lidere la manifestación gay»).
El eurodiputado y secretario general de Podemos pidió el pasado 9 de julio de 2015 a la aerolínea Air Nostrum, una franquicia de Iberia, que aplazara una hora el vuelo Estrasburgo-Madrid por el retraso del final de las votaciones en el pleno del Parlamento Europeo (Sánchez Gordillo, alcalde chavista de Marinaleda, es el rival sorpresa de Pablo Iglesias).
Deferencia con los eurodiputados
El eurodiputado, muy ufano y deseoso de dejar patente lo que manda, informó al resto de grupos parlamentarios de su gestión por correo electrónico, señalando que la aerolínea se había comprometido a esperar hasta las tres de la tarde, aunque la salida estaba prevista para una hora antes.
.@Pablo_Iglesias_ ya manda antes de ganar? Vuelo Iberia a Madrid retrasado y MEPs portugueses pierden enllaces!! pic.twitter.com/t6EiS0RNku
— Ramon Tremosa (@ramontremosa) julio 9, 2015
Hasta se permitió el de Podemos facilitar minutaje a sus colegas:
«Por tanto, nos han dicho que como máximo se retrasa a las 15 horas si gran parte de los MEP no llega antes».
Respuesta de un parlamentario precavido
Enrique Calvet, liberal independiente, escribió en las redes una cáustica respuesta a Iglesias:
«Hay un vuelo a las 19 horas. Que no se retrase para los que tomamos la precaución de contratarlo (siempre). Por… http://t.co/ZM5NGq755Z
— Leticia Vélez (@letticia_1) julio 10, 2015
Los eurodiputados acostumbran a salir con tiempo suficiente el jueves para tomar ese avión, poco después de que finalicen las votaciones, pero en este último pleno del curso se habían acumulado gran número de votaciones.
(Pablo Iglesias, el PP y otros compañeros de vuelo) Mienten hasta en las notas de prensa http://t.co/oI4aMEyIHN vía @santigonzalez10
— Alejandro vara (@Alejandro_vara) julio 12, 2015
La compañía ha justificado el restraso porque no podía atender todas las peticiones de vuelo y porque había recibido una llamada de la agencia de viajes del Parlamento Europeo para demorar el vuelo.
CACHONDEO GENERAL
A propósito de este vodevil, escribe un pieza magistral Santiago González, que reproducimos parcialmente:
Eso es lo que hace un líder. El recién llegado propone soluciones que aceptan todos. Bueno, todos no, la mayoría, empezando por la compañía aérea.
Podemos ha emitido una nota ante esta información apuntando que “no es así como sucedieron los hechos” y que “ante la previsible pérdida del vuelo de regreso a Madrid” por las votaciones “el equipo técnico de Pablo Iglesias solicitó información a la agencia de viajes del Parlamento para buscar alternativas”.
“Fue IBERIA la que ofreció a la agencia de viajes del Parlamento la posibilidad de retrasar el vuelo, dado que en él viajaban fundamentalmente eurodiputados, todos ellos afectados por el retraso de las votaciones (que finalmente terminaron a las 13h20)».
[Vayamos por partes, tropiecen con el adverbio ‘fundamentalmente’ y a continuación imaginen la conversación entre alguien de la agencia de viajes del PE e Iberia:
IBERIA.-Pues no se preocupen, que si los eurodiputados no pueden llegar, tenemos mucho gusto en atrasar el vuelo para que puedan pasar la tarde del jueves en sus casas.
AGENCIA.-¿Cree usted que el resto de los pasajeros se molestarán?
IBERIA.-Bah, que se jodan.
¿Qué quiere decir ‘buscar alternativas’?”. Lo que Pablo Iglesias debió preguntar es: ¿A qué hora sale el siguiente vuelo?
Y la Agencia de Viajes habría dicho: “A las 18:15″, a lo que Pablo Iglesias debió responder: “Cámbieme el billete”.
En el improbable caso de que hubiera sido la compañía aérea la que sugirió el cambio, Iglesias debió sentirse ofendido: ¿Por quién nos toman ustedes, por tipos de la casta? Pero hay más: las votaciones no terminaron a las 13:20 como tramposamente dice la nota de prensa de Podemos, sino a las cinco de la tarde.
A partir de las tres se votaron algunos asuntos de enjundia, referidos a los derechos humanos: sobre ONGs y sindicatos en Camboya, el caso de dos luchadores por los derechos humanos en el Congo y la situación de dos pastores cristianos en Sudán.] Podemos subraya que Iglesias se limitó a informar al resto de eurodiputados de la opción de retraso que barajaba Iberia.
“Comprendemos que las primeras informaciones sobre estos hechos puedan generar indignación y por eso consideramos necesario aclarar rápidamente lo sucedido para clarificar que ni Pablo Iglesias ni sus asesores solicitaron retrasar el vuelo”, [Vuelvan a imaginar la alternativa: Se empeñó Iberia y Pablo se limitó a decir: “bueno, si tanto insisten ustedes…”
La compañía IBERIA, en cambio ha desmentido que ella ofreciera retrasar el vuelo, aunque accedió a hacerlo ante la petición y habida cuenta de que los eurodiputados constituían las dos terceras partes del pasaje.
La versión de Iglesias ha sido negada por los eurodiputados de UPyD Beatriz Becerra y Enrique Calvet. Ayer, el parlamentario de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, me lo desmintió radicalmente:
“Había votaciones por la tarde y algunos eurodiputados teníamos contratado el vuelo de las 6:15 desde hacía muchos días”.
En contra de lo que dice la nota de Podemos, tres eurodiputados de su partido se quedaron a las votaciones y volvieron en el segundo vuelo.
También lo hicieron los dos de C´s, Javier Nart y Girauta, la de UPyD, Beatriz Becerra, los socialistas Ramón Jáuregui, Elena Valenciano y José Blanco, una de IU, uno de Compromís y otro de ERC. Todos los del PP habían vuelto en el mismo vuelo que Pablo, que ya pertenece a la casta].
No hay signo más acabado de clase dirigente, de casta, que estos pequeños privilegios que hacen la vida tan agradable: acortarse la semana al jueves a mediodía, adaptar los horarios de los vuelos a los propios deseos (ya que no necesidades).
Algo debimos pensar ante un tipo que estampó su jeta en la papeleta electoral.
