La dulce nueva industria de Bolivia

La dulce nueva industria de Bolivia

En la zona rural del Estado Plurinacional de Bolivia está despegando una industria suculenta, llevando una dulce nueva empresa a las comunidades rurales: la producción de chocolate.

Cuando se trata de chocolate, Bolivia podría no ser el primer lugar que viene a la mente. Sin embargo, esto cambiará gracias a los esfuerzos combinados de la FAO, las cooperativas de pequeños agricultores y los pueblos indígenas. En los últimos cinco años, los productores de chocolate de Bolivia han estado acumulando ágilmente logros y ganando el reconocimiento mundial por la calidad de sus productos. Hoy día, figuran entre los 20 mejores cacaos del mundo y este producto ha aumentado su valor en el mercado mundial.

Los pueblos indígenas tienen un papel fundamental en la industria chocolatera boliviana. Muchos de los agricultores y productores locales que componen las grandes cooperativas agrícolas de cacao, como la Confederación de Productores y Recolectores Agroecológicos de Cacao de Bolivia (COPRACAO) y El Ceibo, ambas apoyadas por el Mecanismo para Bosques y Fincas (FFF, por sus siglas en inglés), provienen de las comunidades indígenas. Además de consolidar el reconocimiento nacional de los productores indígenas, estas cooperativas impulsan el cambio hacia maneras más modernas de hacer negocios y de vender sus productos.

El Mecanismo para Bosques y Fincas es una asociación entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y AgriCord. Este Programa ayuda a las cooperativas a tener acceso a financiación gubernamental y fomenta una nueva mentalidad: productores locales trabajando unidos para negociar mejores precios y aumentar sus ingresos.

El papel de los productores indígenas

A fin de obtener mejores precios de mercado, los productores rurales se han organizado en pequeñas cooperativas, representadas por grandes cooperativas. Esto les ayuda a evitar costosos intermediarios y a mejorar su acceso al mercado. La Asociación Sauces es una de estas pequeñas cooperativas que se beneficia del Programa FFF. Esta asociación trabaja con los productores indígenas del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS).

Miembro fundador de la Asociación Sauces en 2006, Alina Flores Roca siempre ha vivido en esa área. Ella y otros miembros de la comunidad indígena TIPNIS fundaron la cooperativa con el objetivo de vender los productos locales a mejores precios para mejorar los ingresos de las familias locales, especialmente de las mujeres trabajadoras.

“Estamos felices con el Programa FFF. Por primera vez obtuvimos financiación como asociación […] que nos ha permitido acceder a recursos que nos permitirán, como mujeres, seguir mejorando. Ya tenemos un vivero de árboles. Ahora queremos tener una secadora [de granos de cacao] y seguir mejorando la calidad de nuestro cacao”, dijo Alina.

El Programa FFF ofrece apoyo técnico y subvenciones tanto a productores como a cooperativas de productores.

Leonardo Choque pertenece al pueblo indígena Leco y a la comunidad autóctona de Larecaja. En 2012, junto con la Asociación de Productores de Cacao (Chocolecos), empezó a sembrar cacao y ha observado mejoras tanto en la calidad de su medio ambiente como en sus ingresos.

“Con el cacao, hemos visto que podemos proteger nuestros bosques y nuestra biodiversidad, además de ayudar a reducir el calentamiento de la Tierra. Ahora cuidamos nuestros bosques porque deseamos que nuestros hijos vivan bien.”

Sin embargo, Leonardo y su comunidad necesitaban soporte al equipo y asistencia técnica para mejorar la calidad y la productividad. David Piloy, presidente de la Asociación de los Chocolecos, miembro también del pueblo indígena Leco, explica el apoyo de la FAO:

“Con el Programa FFF hemos construido un vivero modelo para las plántulas y un almacén para nuestros productos. ¡Esto nos ayuda a mantener la calidad del cacao que, en años recientes, se ha considerado entre los mejores del mundo!”

¿Cómo ha crecido la industria del chocolate?

En una taza de verdad para la industria chocolatera boliviana, el chocolate de los Chocolecos ha cobrado reconocimiento internacional. Con apoyo de la FAO, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Bolivia dio inicio a una competencia nacional para promover el cacao del país. El Chocolecos figuraba entre los galardonados del Salón del Cacao y Chocolate Bolivia 2019 y, junto con otros cinco productores de chocolate, representaron el chocolate boliviano en el panorama mundial en el Salon du Chocolat 2019, en París (Francia).

Esta asociación ha facilitado también el acceso a nuevos mercados. Gracias a un acuerdo celebrado entre la FAO y la empresa italiana de servicios alimenticios Autogrill, el chocolate de los productores indígenas de El Ceibo se encuentra hoy en las estanterías de las tiendas Autogrill participantes, en las autopistas, aeropuertos y estaciones ferroviarias de toda la República Italiana.

Incorporar el chocolate en la agenda nacional

La asociación con la FAO ha llevado a la colaboración y al diálogo con el gobierno nacional y los gobiernos subnacionales de Bolivia. A menudo, es difícil tener voz en el gobierno para los indígenas y los pequeños productores. La FAO colaboró con el Gobierno de Bolivia y con los representantes de los productores de cacao para definir el Programa de Apoyo a la Producción y Recolección del Cacao: un plan nacional que tiene por objetivo fortalecer los sistemas de producción. Esta colaboración llevó también a una inversión gubernamental de 21,8 millones de USD destinados a consolidar la producción de cacao en todo el país, beneficiando a 3 600 productores y mejorando la producción y la calidad del producto.

En Bolivia, como en muchas otras partes del mundo, las comunidades indígenas son pilares del sector agrícola. Su empoderamiento para que logren su pleno potencial a través de subvenciones, acceso a nuevos mercados y diálogo político, es fundamental para impulsar medios de vida rurales de manera sostenible, llevándonos un paso más cerca de conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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