Madame SUSHITA es el cuarto restaurante que el Grupo Sushita tiene en la capital (y van seis), sumándose al concepto de restaurantes japo–fusión que siguen las tendencias provenientes del Soho neoyorquino, el Shibuya tokiota o el Hackney londinense, barrios de referencia mundial a nivel socio-gastronómico, convirtiéndose así en todo un referente de la cocina japo de calidad a precios competitivos, seña de identidad permanente del grupo.
Madame SUSHITA cuenta con una amplia barra de sushi, donde los sushiman elaboran la comida de manera artesanal, en vivo y al momento, una cocina de carbón para prepar uno de los platos estrella –el tataki de solomillo–, una terraza de 30m2 -ideal para afterwork-, y un salón reservado para celebraciones más privadas.
A nivel gastronómico, la carta incorpora muchas novedades con respecto a los otros restaurantes del Grupo Sushita. Los principales son los platos a base de pastas frescas con harina orgánica (de uva roja o de tinta de calamar), el arroz jazmín, el trío de ceviches de atún, lubina y pez limón, platos fusión como el tataki de solomillo al carbón con papas y mojo picón, las gyozas de wagyu con mermelada de tomate y albahaca, suculentos makirolls –entre los que destacan el King Crab (cangrejo real) y el Black Cod (bacalao negro), nigiri de trilogía de atún-…
No faltan algunos de los platos más emblemáticos de Sushita: rollitos de pato crujiente con salsa Housin, tempura de gambón rojo al chile dulce o elnigiri de huevo de codorniz con chanquetes, entre otros. Por otro lado, Madame SUSHITA cuenta con una amplia selección de cócteles de inspiración asiática en el que los sabores agridulces se entremezclan con los secos y los cítricos.
El local está situado en una de las zonas más emblemáticas de la capital, junto al estadio Santiago Bernabéu y el Paseo de la Castellana, la principal arteria comercial y empresarial de la ciudad. Una de las principales señas de identidad es su interiorismo. El estilo está inspirado en los estándares de decoración de 1867, cuando Japón participó en la Exposición Universal de París, creando una fuerte atracción entre Oriente y Occidente.
Destacan las grandes estanterías rojas que presiden la entrada, llenas de libros evocadores de clara inspiración oriental, el suelo enmoquetado, la enorme chimenea y las paredes con motivos vegetales y de art noveau. La cubertería y el menaje, la gran mayoría artesanal, también se han seleccionado específicamente para cada plato, buscando una armonía y una experiencia gastronómica completa.