Bush saca pecho cinco años después: “El éxito en Irak es innegable”

(PD).- Pese a las miles de muertes -muchas de ellas, 4.000, de soldados americanos-, la interminable retahíla de atentados, venganzas sectarias y destrucción, el presidente de EE UU, George W. Bush, sigue manteniendo que la decisión de invadir Irak para derrocar a Sadam Husein e iniciar una guerra que aún sigue fue la «correcta».

El presidente ha ofrecido un discurso en el Pentágono para conmemorar el quinto aniversario del comienzo de la guerra, el 29 de marzo de 2003, en el que reconoce el coste económico y humano de la guerra, pero subrayando que los «éxitos que vemos en Irak son innegables». Para terminar, ha sentenciado que la batalla que libra EE UU en Irak es «justa, noble y necesaria».

Bush ha reconocido que es legítimo el debate sobre un conflicto que ha costado a EE UU cientos de miles de millones de dólares y miles de bajas. «Tras cinco años en esta batalla, hay un debate comprensible sobre si mereció la pena ir a la guerra, sobre si merece la pena la victoria o si podemos ganar. Las respuestas están claras para mí: expulsar a Sadam Husein del poder fue una decisión correcta y esta es una batalla que América puede y debe ganar». «Nadie puede discutir que esta guerra haya tenido un elevado coste en vidas y en dinero, pero esos costes son necesarios si consideramos el coste de una victoria estratégica de nuestros enemigos», ha dicho.

Reconocido que la guerra tiene y ha tenido un elevado precio, Bush sostiene que EE UU saldrá vencedor. En particular, señala el aumento del contingente militar estadounidense que él mismo ordenó en enero de 2007 para recuperar el control en una situación que se iba de las manos, con cientos de muertos en atentados cada mes. «El aumento de tropas no sólo ha hecho mejorar la situación en Irak; ha abierto la puerta a una gran victoria en la guerra internacional contra el terror».

«Para los terroristas, Irak tenía que ser el lugar donde Al Qaeda dirigiría a las masas de árabes para echar a EE UU. Por el contrario, Irak se ha convertido en el lugar donde los árabes se unen a los americanos para echar a Al Qaeda», ha dicho Bush en referencia a las patrullas de Salvación, los grupos tribales -suníes principalmente- que luchan junto a los soldados estadounidenses contra los terroristas.

Sostiene Bush que para ganar la guerra será necesario algo más que armas, pero ha insistido en que «no podemos rendirnos ante el terror. Sabemos que, si no actuamos, la violencia que esta consumiendo Irak empeorará, se extenderá y puede que llegue a niveles de genocidio». Frente a los que piden la retirada, el presidente estadounidense opina que el vacío militar sería aprovechado por Al Qaeda para convertir al país árabe en un santuario terrorista. «Si permitimos que nuestros enemigos venzan en Irak, el movimiento terrorista se verá envalentonado, con nuevos reclutamientos, con nuevos recursos, y con una renovada determinación de dominar la región y hacer daño a Estados Unidos».

Frente a ello, entiende que hay que seguir la estrategia actual de reducir la violencia y ayudar al «pueblo iraquí a establecer una democracia en el corazón de Oriente Medio», una estrategia que convertirá a Irak en un país que luchará contra los terroristas en lugar de «acogerlos».

El coste de la guerra

En opinión de Bush, los que se oponen a la presencia estadounidense en Irak -como los aspirantes demócratas a sucederle, Barack Obama y Hillary Clinton, que han anunciado la retirada de tropas- «no pueden ya decir de forma verosímil que estamos perdiendo en Irak, así que dicen que la guerra cuesta mucho dinero». En los días previos a la invasión, la administración Bush fijó el coste de la guerra entre 50.000 y 60.000 millones. Hoy los cálculos más conservadores señalan que el coste de esta guerra para EE UU se ha elevado a 1 billón de dólares, mientras que el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz eleva la cifra hasta los 3 billones de dólares, un coste que Bush ha calificado de «exagerado».

Pese a las palabras de Bush, esta semana han visto la luz dos informes sobre la situación en Irak. El primero es de Amnistía Internacional y se titula Matanza y desesperación: Irak cinco años después. Dice que «pese a las informaciones de que la seguridad ha mejorado en los últimos meses, la situación de los derechos humanos es desastrosa». El segundo es del Comité Internacional de la Cruz Roja. Se titula Irak: Crisis humanitaria sin tregua y sostiene que «pese a limitadas mejoras en la seguridad en algunas zonas, la violencia armada está teniendo un impacto desastroso».

La guerra en cifras

El ejército estadounidense mantiene en la actualidad cerca de 160.000 soldados desplegados en Irak, mientras que en el inicio de la invasión se calcula que participaron más de 225.000 efectivos. Dicha cifra fue reducida paulatinamente en los meses siguientes, pero de nuevo elevada hasta 175.000, cuando se lanzó el plan de seguridad en Bagdad y la provincia de Al Anbar en enero de 2007.

Aquel marzo de 2003, el Pentágono se fijó más de 3.000 objetivos en territorio iraquí para su campaña aérea. Según las informaciones publicadas en esos días, las fuerzas aéreas de EE UU y Gran Bretaña – únicos países que participaron en la primera fase de la invasión – iban a dejar caer sobre suelo iraquí más de 3.000 bombas y misiles de precisión en los dos primeros dos días de campaña.

Cinco años más tarde, la guerra ha causado según las estimaciones más bajas la muerte a unos 82.000 civiles iraquíes, aunque otros estudios como los realizados por Lancet elevaban la cifra hasta 600.000 iraquíes. Mientras, la cifra de soldados estadounidenses muertos en Irak ronda ya los 4.000, y la de soldados británicos fallecidos supera los 170.

Hasta la retirada de las tropas españolas en mayo de 2004, 11 soldados fallecieron durante el transcurso de esta misión, diez en ataques – ocho de ellos pertenecientes al Centro Nacional de Inteligencia – y uno por un disparo fortuito.

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