Crisis nuclear en el sur de Asia tras nuevos enfrentamientos

Tensión máxima entre India y Pakistán tras los ataques de Pahalgam: ¿Qué puede pasar ahora?

Pakistán promete responder a los recientes ataques indios, mientras la región y el mundo contienen la respiración ante un posible conflicto mayor

Tensión máxima entre India y Pakistán tras los ataques de Pahalgam: ¿Qué puede pasar ahora?

Hoy, 7 de mayo de 2025, el sur de Asia se enfrenta a una de sus mayores crisis en años. Las palabras clave “India”, “Pakistán”, “tensión” y “ataques” dominan titulares y conversaciones desde que India lanzó la Operación Sindoor, una serie de ataques con misiles contra instalaciones en territorio pakistaní. Esta acción fue presentada por Nueva Delhi como represalia al atentado del mes pasado en Pahalgam, Cachemira, donde murieron 26 turistas, la mayoría indios, en un ataque que India atribuye a militantes con base en Pakistán. Islamabad niega cualquier implicación y exige una investigación neutral.

La respuesta pakistaní no se hizo esperar: su primer ministro, Shehbaz Sharif, tachó los bombardeos de “acto de guerra” y prometió una reacción proporcional. Las fuerzas armadas paquistaníes aseguran haber derribado cinco aviones indios y han intensificado los disparos de artillería a través de la Línea de Control (LoC), frontera no oficial en la disputada región de Cachemira. El ambiente es tan tenso que ambos países han expulsado diplomáticos, cerrado su espacio aéreo mutuo y suspendido el comercio directo.

Claves para entender la crisis actual

El conflicto tiene raíces profundas. Desde su independencia en 1947, India y Pakistán se han enfrentado en tres guerras y múltiples crisis, casi siempre con Cachemira como epicentro. La reciente matanza en Pahalgam supuso un punto de inflexión:

  • Ataque de Pahalgam: 26 muertos y decenas de heridos entre turistas, atribuido por India al grupo Resistance Front (TRF), presunto brazo del conocido Lashkar-e-Taiba, apoyado por Pakistán según Nueva Delhi. Islamabad rechaza las acusaciones.
  • Respuesta india: Operación Sindoor, descrita como “limitada y precisa”, dirigida contra supuestos campos terroristas y evitando instalaciones militares paquistaníes.
  • Respuesta paquistaní: Bombardeos e intercambios de artillería a lo largo del LoC, cierre del espacio aéreo y amenazas de represalias mayores.

Esta escalada ha provocado un impacto inmediato en los mercados financieros: las bolsas tanto india como paquistaní han sufrido fuertes caídas, y la moneda pakistaní ha tocado mínimos históricos.

¿Hasta dónde puede llegar la escalada?

Ambos países poseen armas nucleares desde finales del siglo XX. Esto implica que cada movimiento militar está calculado para no cruzar ciertas líneas rojas:

  • Precisión limitada: India asegura que solo golpeó objetivos vinculados a terrorismo, sin cruzar abiertamente el espacio aéreo paquistaní con sus aviones ni atacar bases militares. El mensaje: responder sin provocar una guerra total.
  • Reacción paquistaní: Islamabad ha respondido con fuerza pero sin llevar el conflicto más allá de intercambios fronterizos; aunque denuncia decenas de muertos civiles por los misiles indios, su propia acción se centra en la zona disputada.
  • Diplomacia activa: Tras los ataques, India informó inmediatamente a Estados Unidos, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y Rusia. Estos países han pedido moderación.

A pesar del dramatismo mediático y la dureza del discurso público —manifestaciones nacionalistas en ambos lados—, expertos apuntan a que ambas potencias buscan evitar una guerra abierta. La historia reciente muestra que suelen ejercer contención después de incidentes graves.

Factores que complican la situación

El contexto actual es especialmente peligroso por varias razones:

  • Suspensión del acuerdo sobre aguas: India ha anunciado que utilizará exclusivamente para sí misma el agua del río Indo, medida considerada por Pakistán como un “acto de guerra”. Este movimiento amenaza un pilar básico para la estabilidad regional: el reparto hídrico pactado desde 1960.
  • Presión política interna: El gobierno indio responde al clamor popular tras el ataque terrorista más mortífero contra civiles en años. En Pakistán, el ejército y sectores nacionalistas exigen demostrar firmeza ante lo que consideran agresión.
  • Desinformación e incertidumbre: Ambos gobiernos ofrecen versiones contradictorias sobre los daños causados. Mientras India habla de ataques quirúrgicos a campos terroristas, Pakistán denuncia bombardeos indiscriminados contra civiles.
  • Impacto social: La población civil sigue siendo la gran perjudicada. Miles han abandonado sus hogares cerca del LoC ante el riesgo de nuevos enfrentamientos.

¿Qué opciones hay para rebajar la tensión?

Aunque el riesgo es real, existen mecanismos para evitar una escalada fuera de control:

  • Canales diplomáticos abiertos: A pesar de las expulsiones recíprocas de diplomáticos, las grandes potencias actúan como mediadores discretos.
  • Moderación militar: Hasta ahora no se han atacado instalaciones nucleares ni grandes infraestructuras económicas o militares.
  • Presión internacional: Tanto Estados Unidos como Rusia y China tienen fuertes intereses en evitar una guerra total entre dos potencias nucleares.
  • Precedentes recientes: En episodios anteriores (Pulwama 2019), ambos países frenaron la escalada tras unos días críticos gracias a presión internacional y autocontención militar.

Posibles escenarios a corto plazo

Expertos consultados destacan tres posibles rutas:

  1. Escalada limitada: Continuarán intercambios militares localizados sin cruzar líneas rojas nucleares o atacar grandes ciudades.
  2. Desescalada diplomática: Tras demostrar determinación ante sus opiniones públicas internas, ambos gobiernos buscarán mediadores externos para restaurar cierto diálogo.
  3. Riesgo inesperado: Un error militar o ataque no autorizado podría desencadenar una espiral difícilmente controlable.

El futuro inmediato depende tanto del control político interno como del equilibrio entre presión nacionalista y responsabilidad internacional.

Mirando hacia adelante

En definitiva, la relación entre India y Pakistán atraviesa uno de sus peores momentos desde hace décadas. Lo ocurrido tras el ataque en Pahalgam ha devuelto al primer plano el riesgo real que supone para toda Asia —y el mundo— la rivalidad entre dos potencias nucleares enemigas desde hace más de medio siglo.

Mientras tanto, millones viven pendientes del siguiente movimiento: cualquier chispa podría prender un conflicto mayor. Pero también hay margen para evitarlo si prevalecen el pragmatismo político y la presión internacional. Como resumen simbólico: la frontera sigue cerrada; las armas están listas; pero aún queda espacio —y esperanza— para la diplomacia.

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