"Misteriosos arrestos y desapariciones en sus fábricas de China"

Ivanka Trump: con la muerte en los tacones

Ivanka Trump: con la muerte en los tacones
Ivanka Trump. WH

Esta historia de terror empieza en los tacones de la hija del presidente de los Estados Unidos y conduce a una tenebrosa fábrica de zapatos en China en donde pagan menos de un euro la hora.

Como subraya J. Moriarty en ‘Informalia’ este 3 de junio de 2017, bien pudiera tratarse del guión de una película de Alfred Htichcock pero por desgracia no es una ficción, aunque nos mantenga en suspense. Y no es seguro que los Cary Grant de turno salgan vivos de ésta.

«Misteriosos arrestos y desapariciones por investigar fábricas de Ivanka Trump en China».

Es el pavoroso titular con el que prestigiosos medios de todo el mundo avisan de que se ha perdido el rastro de dos activistas que trabajaban de forma encubierta en una proveedora de una marca de la todopoderosa hija de Donald Trump.

Detrás de escenas tan piadosas como las que protagonizaron Ivanka y su madrastra (12 años mayor) hace días junto al Papa, con sus rubias cabezas tocadas de lutos y encajes, están los decorados del pánico descritos en un relato basado en hechos reales: el Observatorio del Trabajo en China (China Labor Watch), grupo de defensa de los derechos de los trabajadores en el país asiático, cuya sede está a poca distancia de la Torre Trump, en Nueva York, ha denunciado el arresto de uno de sus miembros y la desaparición de otros dos en el marco de una investigación encubierta de las condiciones de empleo en una compañía que produce para la marca de zapatos de la hija del presidente norteamericano.

Nunca hasta ahora se habían registrado detenciones de activistas. Su labor no había atraído la atención del inmenso aparato de seguridad estatal chino. Pero algo ha cambiado desde que Ivanka Trump comenzó a ser investigada. ¿Cómo de largos son los brazos de la familia que habita en la Casa Blanca?

A sus 35 años, Ivanka Marie Trump se ha instalado en su despacho del Ala Este, y viaja mucho. Se ha convertido en una especie de segunda primera dama.

Pero antes de que su padre ganara en las urnas las oposiciones a líder del mundo libre, la joven ya ejercía de empresaria, socialité y hasta de modelo.

Como vicepresidenta de Real Estate Development and Acquisitions de The Trump Organization, siempre defendió los derechos de los trabajadores sobre el papel, en los discursos públicos.

Hace poco más de un mes, Ivanka hablaba sobre el acceso de las mujeres al mercado laboral en la cumbre del llamado Women-20, junto a Angela Merkel, Christine Lagarde o la reina de Holanda. Ivanka pedía la igualdad entre salarios con idéntico puesto de trabajo y vaticinaba que «la desregulación de la economía creará empleo».

¿Qué clase de empleo?, nos preguntamos ahora.

Muchos de los productos que venden Ivanka y que llenan de oro, dólares y yenes sus bolsillos se fabrican en lugares sórdidos donde la gente sobrevive a la miseria en condiciones de explotación y donde no hay Papas, ni mantillas, ni abrigos de 50.000 dólares, ni mansiones de 37 millones, ni glamour, porque si lo hubiera se lo comerían con palillos y arroz para mitigar el hambre.

Hua Haifeng fue detenido acusado de escuchas y vigilancia ilegal. La policía china contactó el martes con la esposa del activista para decirle que no podría verlo, ni hablar con él.

Ni nada. Li Zhao y Su Heng son los desaparecidos. Junto a Hua, los tres trabajaban de forma encubierta en la fábrica de Huajian Group, en Jiangxi. Según lo planeado, Hua debía grabar las condiciones de los trabajadores en las instalaciones. Hace una semana que ni siquiera se ha logrado contactar con ellos por teléfono.

La fábrica de Huajian es solo una de las 15 que producen artículos para la marca de Ivanka Trump. En una carta enviada hace un mes a la empresaria, la ONG la alertaba a ella directamente de abusos laborales en dos fábricas: los empleados son obligados a trabajar al menos 12 horas y media al día por menos de un euro a la hora.

El director ejecutivo de China Labor Watch, Li Qiang, cree que los hombres están siendo retenidos por la fábrica o la policía. El pretexto de las autoridades comunistas se parece al utilizado por un señor nada comunista llamado Donald Trump: Seguridad Nacional.

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