El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Las circunstancias son contradictorias

LAS CIRCUNSTANCIAS SON CONTRADICTORIAS

Dilecta Pilar:

Las circunstancias son contradictorias, sí, por la vuelta a la niñez, los orígenes, y que la razón o el motivo de todo ello sea el óbito de una persona que siempre se portó bien conmigo, Julia, amiga de mi madre y madre de mi amigo Santos.

Esa, “la perseverancia todo lo alcanza”, si no recuerdo mal, es la frase más famosa que, ora la tradición, ora la leyenda, adjudica(ba) a uno de los Siete Sabios de la Antigua Grecia, Pítaco de Mitilene (pero no me hagas mucho caso, porque puedo estar equivocado).

En Tudela, ayer hizo y hoy hace un día primaveral.

Me acaban de dar el alta médica hace un par de horas y he venido a la biblioteca para contártelo.

El origen de mi pancreatitis aguda (ya sabes: la causa de la causa es causa del mal causado) han sido las piedras que tenía (alguna debe quedar por ahí) en la vesícula biliar. El martes, 4 de febrero, tengo cita con el doctor Iñaki Alberdi, que me intervino en el Hospital “Reina Sofía”, HRS, hace 18 años largos, el 10 de septiembre de 2001, y me extirpó los dos cánceres incipientes que tenía en el colon y 49 centímetros de ídem. Hoy es el jefe del Servicio de Cirugía del HRS.

Tenía un viaje programado para Tenerife (Canarias) el próximo 17 de febrero. Veremos si puedo o no ir. La opinión del mentado galeno con galones la tendré muy en cuenta. Tal vez me recomiende pasar de nuevo por el quirófano.

Y yo, y yo; eso es índice o síntoma de que me encuentro mejor (todavía muy flojito; he perdido cuatro kilos; ahora tengo hasta tipito, pues buen tipo no he vuelto a tener desde que sufrí las consecuencias de aquel navideño accidente maldito, que se llevó por delante la vida de mi hermano José Javier).

Fue mi prima “Fina”, que vive en la capital maña y con la que hablé por teléfono ayer, quien me lo recordó, que era la fiesta de San Valero, patrón de Zaragoza.

Parece ser que la primavera ha decidido darnos una sorpresa, brindándonos un anticipo de sus benéficas temperaturas. En febrero o marzo padeceremos, seguramente, los coletazos (acaso rigurosos) del invierno, que se había quedado dormido en los laureles de la nieve.

Me peta esa palabra de origen árabe, ojalá (Dios/Alá lo quiera). Pues me gustaría sobremanera poder volar a mi querida isla, Tenerife, donde se yergue imponente y majestuoso el Teide, pero seguiré el parecer o la recomendación que me haga el próximo martes, el doctor Alberdi, a quien le tengo un aprecio especial desde los sucesos de marras.

Otro (de tu amigo Otramotro).

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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