SEÑAL DE ÚLTIMOS PASOS ES DE ÁTROPOS EL CORTE
Después de ejercer tantos años de peregrino
(Pues dos cor(r)os de canas son dueños de sus sienes
Y a la verde esperanza le ha hecho un guiño Selene),
Bajo el óvalo o copa de un álamo dorado,
El hombre sosegado, solvente y solitario,
Recuesta su espalda ancha en su delgado tronco,
Se sienta y el tal siente cuanto ahora yo siento
Y miro y tocar puedo con mis dedos profundos
Y respira el mismo aire sano que yo respiro
E igual se desespera que quien todo ve negro,
Negros sus días, negros, negros sus sueños, negros,
Sin la paz actual, rara, impar e inalterable,
Como es la flor fragante del esplendor eterno.
El hombre quieto y tuerto, ciego del ojo izquierdo,
Le abre la puerta al sueño, que queda libre, suelto,
Se vuelve para ver cómo estiro las piernas,
Mas solo doy dos pasos y la vertical pierdo.
Ángel Sáez García