SE MUDÓ EN LA HEZ MÁS VIL Y DETESTABLE
Nunca pensé, jamás, Iris, que fueras
El día en que, de nuevo, te abrazara,
Tan fría con quien tanto te admirara.
¿Por qué las de prez llenas están hueras?
¿Por qué no llorará cuando te mueras
El que tantos sonetos te trenzara
Y con este contigo terminara
Y la bronca incremente con sus “fueras”?
Quien fue mi amada musa tinerfeña
Y dio señera luz, paz halagüeña,
Devino en un demonio abominable.
Como en “La lengua de las mariposas”,
La rosa más hermosa entre las rosas
Se mudó en lo más vil y detestable.
Ángel Sáez García