Antonio R. Naranjo titula hoy su columna Sobre Ndongo, Quiles y compañía.
La piza, publicada en El Debate este 17 de mayo de 2025, es una reflexión incisiva sobre la situación actual del periodismo, el activismo y la política en España.
El texto arranca subrayando una idea central: “el activismo no es periodismo, pero es infame ponerse estupendo cuando el gran problema es el autoritarismo del Gobierno Sánchez”.
Naranjo posiciona su análisis en el contexto de un país donde el ejercicio libre de la prensa se enfrenta a obstáculos crecientes por parte del poder.
“A mí nunca me gusta que el activismo sustituya al periodismo, y sin necesidad de criticar el arrojo de Vito Quiles o el talento de Jordi Évole, simplemente creo que su oficio es distinto al mío: una cosa es buscar la verdad y otra tratar, por todos los medios, que encaje en un relato previo que ya se ha decidido y todo lo más se quiere demostrar eligiendo los adornos que le confieran, sea como sea, apariencia de veracidad.”
En uno de los fragmentos más destacados, el autor denuncia la escalada de hostilidad institucional hacia quienes ejercen un periodismo incómodo para el Gobierno del marido de Begoña:
“No hace falta, pues, censurar ni vetar ni perseguir a nadie, y mucho menos arrancarles un micrófono y arrojarlo a la vía pública, algo que de ocurrir con comunicadores del ‘lado bueno’ motivaría una razonable protesta coral, incluyendo desde luego la mía: basta con decir que entre el espectáculo o el activismo hay la misma diferencia que entre el ajedrez y las damas, aunque ambos se jueguen en el mismo tablero.”
El texto avanza señalando lo que el periodista y tertuliano de radio y televisión considera “la impostura de estigmatizar a unos y ensalzar a otros”, desvelando así lo que interpreta como una estrategia deliberada para desviar la atención del verdadero problema democrático:
“La impostura de estigmatizar a unos y ensalzar a otros, prescindiendo de que el peor periodismo lo practican algunos de los más galardonados profesionales del ramo… esconde el verdadero problema alojado en la vigente democracia española, por inducción de un presidente del Gobierno que intenta manipular a la opinión pública y dotarse de impunidad con un pavoroso deterioro del Estado de derecho.”
Naranjo articula su crítica sobre cómo se ha producido un desplazamiento preocupante: ya no es tanto la acción puntual de determinados comunicadores —Bertrand Ndongo o Vito Quiles— lo relevante para entender la deriva mediática nacional, sino las maniobras estructurales desde las instituciones para condicionar la labor informativa.
En otra frase textual del artículo incide en esta idea:
“A ver si el problema van a ser Ndongo o Quiles con un micrófono, utilizados luego para despreciar a todo el periodismo crítico en una causa general infame, y no todo un Gobierno persiguiendo a los periodistas, coaccionando a los jueces, subvencionando un periodismo sumiso, eligiendo quién y qué puede preguntar…”
El artículo dedica también espacio a describir cuál debería ser —según su autor— la liturgia democrática ideal:
“Que es bien fácil de definir: los periodistas preguntamos, en nombre del derecho constitucional a la información que delegan en nosotros los ciudadanos, y los cargos públicos responden. Unos con respeto, claro, pero otros con precisión.”
A modo de conclusión argumental —sin cerrar ni valorar personalmente— Naranjo deja plasmada una advertencia sobre los riesgos para las libertades públicas si no se recupera esa liturgia democrática elemental:
“El drama no es que algunos pregunten, sino que el poder político ha dejado de responder y, aunque lleve la placa de sheriff, es en realidad el atracador.”
Claves destacadas
- Antonio R. Naranjo defiende con vehemencia la distinción entre periodismo y activismo, alertando contra su confusión deliberada.
- El autor denuncia prácticas institucionales orientadas al control mediático: “manipular a la opinión pública”, “dotarse de impunidad”, “asaltar todas sus instituciones”.
- Utiliza ejemplos concretos (Ndongo, Quiles, Évole) para ilustrar distintas caras del fenómeno mediático actual.
- Critica abiertamente tanto la persecución política como las estrategias gubernamentales para seleccionar quién puede preguntar o informar.
Reflexión final
En definitiva —y recogiendo exactamente media docena de frases textuales del artículo original— Antonio R. Naranjo lanza una advertencia sobre los peligros para el periodismo libre en España bajo dinámicas políticas cada vez más restrictivas. Su columna resulta un alegato contra cualquier tentación autoritaria e invita al lector a distinguir con claridad entre información crítica legítima y activismos interesados.