Todo empezó a mediados de julio de 2025, cuando en Periodista Digital nos sentimos directamente amenazados y señalados por el dedo censor de un Gobierno cada vez menos democrático y que, abiertamente, se planteaba formas para controlar a la prensa.
Y este 3 de noviembre vemos la luz al final del túnel, con la comparecencia de Alfonso Rojo en el mismísimo Parlamento Europeo, exponiendo su petición ante toda Europa.
El camino hasta llegar aquí no fue fácil. Y la gota que colmó el vaso fue cuando una mayoría de izquierdistas en el Congreso se esforzaba por aprobar un reglamento que amordazara y expulsara a los periodistas incómodos para Sánchez. Es decir, todos aquellos que no sean palanganeros del Ejecutivo y de los partidos de izquierdas y que les hagan preguntas incómodas, ¡a la calle!
Es ahí donde encuadran a la perfección periodistas valientes y auténticos profesionales como Bertrand Ndongo y Josué Cárdenas, reporteros de Periodista Digital. Por tanto, fue ese el momento en el que el director del medio, Alfonso Rojo, y el equipo de abogados de la casa, se pusieron manos a la obra para llegar a registrar una petición en el Parlamento Europeo.
Con la ayuda de centenares de lectores y espectadores de Periodista Digital, y de otros tantos periodistas verdaderamente afectados y conmovidos por la causa, a través de sus firmas y su compromiso, se presentó la petición que fue aceptada por el Parlamento Europeo. Pocos meses después, llegó la comunicación afirmativa definitiva del Parlamento Europeo en la comisión pertinente, y desde entonces esta fecha de hoy, 3 de noviembre de 2025, quedó marcada en el calendario como una cita tremendamente esperada: Alfonso Rojo comparece como peticionario en el Europarlamento en su comisión de peticiones, para explicar en Bruselas cómo en España, Sánchez y su cuadrilla intentan controlar descaradamente y preocupantemente a la prensa libre.
«Se trata de una vulneración palmaria del artículo 11 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, que consagra el derecho a recibir y difundir información sin injerencias.
Y es una amenaza para todo el periodismo, pero sobre todo para el periodismo incómodo, que es el único verdaderamente necesario en democracia.
Se aduce que se busca “profesionalizar” el acceso a la Cámara, pero ¿quién determina quién es un profesional legítimo? ¿Un gobierno? ¿Una mesa parlamentaria con mayoría coyuntural? ¿Con qué criterios? ¿Con qué garantías? ¿Y qué pasa si ese mismo criterio se aplica mañana a asociaciones, ONGs o ciudadanos críticos?
Los intentos del poder de limitar la información libre no se frenan solos. Necesitan un contrapeso. Y ese contrapeso está aquí, en instituciones como este Parlamento, cuyo mandato es velar por que ningún Estado miembro vulnere los derechos que nos definen como europeos.
Comparezco hoy aquí no para pedir privilegios para nadie. No defendemos un medio, ni una ideología, ni un estilo periodístico concreto. Defendemos que todos, también los que molestan, tengan el mismo derecho a informar».
Este es solo un extracto del discurso de Rojo, y después de él comparececieron el resto de grupos, con brillantes intervenciones de los eurodiputados Elena Nevado por el PP y Juan Carlos Girauta por VOX.
