Ignacio Ruiz-Quintano: "Sólo hay una criatura que lleve peor que el torero el cuerno, y es el progre"
A pesar de que algunos de los articulistas preferidos del afilador de columnas sean grandes aficionados al fútbol, quien esto escribe no comparte con ellos su pasión por el balompié. Entendemos además que usted, estimado lector, puede leer en estas mismas páginas de Periodista Digital una gran cantidad de contenidos referidos a las reacciones en los medios a la dimisión de Sandro Rosell por el caso Neymar el 24 de enero de 2014. Así que vamos a tratar de evitar este asunto, aunque se nos cuele un artículo publicado en Barcelona, y tratar textos de opinión referidos a otros asuntos que se han publicado en esta jornada en la prensa de papel de Madrid y la Ciudad Condal. Y les aseguramos que hemos encongado cosas muy jugosas. Tras hacer sonar, como cada 24 horas, nuestra armónica pasamos a contarlo.
Arrancamos en esta ocasión con dos columnistas de El Mundo que comparten apellido. Santiago González escribe sobre el feo comportamiento del PP en el aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez a manos de ETA. Titula Unidad rota. Recuerda que ese insigne miembro del PP-Pop llamado Oyarzabal negó la legitimidad a Consuelo Ordóñez para participar en el acto de homenaje organizado por la formación de Rajoy con el argumento de que ella no es miembro de de PP, mientras que Carlos Floriano aseguraba que el hace ahora 18 años asesinado » en estos momentos estaría compartiendo nuestra posición en materia antiterrorista».
Ante todo esto, el columnista les responde:
Uno no tiene una ouija para saber qué posición tendría alguien que nos quitaron hace 19 años. Si comparamos las palabras que él decía con las que hoy dicen sus compañeros, no se parecen mucho. Consuelo Ordóñez hizo una visita ilustrativa a la hemeroteca. No me acabo de imaginar a Ordóñez regañando a un dirigente alavés por criticar al PNV, como ha hecho Quiroga con De Andrés. Y si es complicada la función del albacea, lo es más aún disputarle legitimidad a la familia a la hora del duelo.
Concluye:
Oyarzabal debería saber que Consuelo Ordóñez, la hermana de Gregorio, tiene la legitimidad de Antígona, frente a la cual queda un poco ridículo el papel de alguien que quisiera organizarle el entierro de Polinices so pretexto de que era del PP. La presidenta Quiroga cerró el acto del Kursaal con acusaciones de «mezquindad e interés político miserable» a sus críticos. Mientras, el ministro del Interior se encomendaba a los buenos oficios de Santa Teresa en Fitur. No sé, falta les va a hacer una mediadora muy cualificada para recomponer sus relaciones con su público votante.
Lo más triste de todo es que los altos cargos del PP tal vez se encomiendan, mediante festivos brindis, a otra Santa Teresa para celebrar sus constantes traiciones a sus votantes desde que están en el poder. El ron con cola bien preparado es muy sabroso cuando se prepara con la bebida venezolana que lleva por nombre el de la monja y escritora española autora de aquella frase de «vivo sin vivir en mí».
Y puestos a hablar del ministro de Interior y la religiosa y doctora de la Iglesia española, viene a muy bien a colación la columna de Enric González, titulada Fenómenos paranormales:
Como saben, el ministro del Interior ha revelado que Santa Teresa trabaja como intercesora para el Reino de España. Dentro de la paranormalidad que caracteriza al actual Gobierno y en general a la España de hoy, la declaración de Fernández constituye un interesante ejercicio de transparencia. De la existencia de la anterior intercesora, Corinna zu-Sayn Wittgenstein, nos enteramos con mucho retraso y por simple accidente (de caza). Ahora, en cambio, estamos oficialmente informados sobre quién anda por ahí manejando las cosas de la Marca. Se ignora por el momento de qué asuntos concretos se ocupa Santa Teresa (¿Sacyr y Panamá, tal vez?) y si trabaja a tiempo completo o como simple comisionista, pero esos detalles serán sin duda expuestos en sede parlamentaria.
Jorge Fernández Díaz y Santa Teresa.
Nos parecen muy respetables las creencias religiosas, o la ausencia de ellas, de cada persona, siempre que no se quieran convertir en un asunto de Estado vía discurso ministerial. Más que la intercesión de santas y vírgenes, varios son los que han recordado que ya Fátima Bañez aseguró que la del Rocío ayudaba contra la ayuda del paro, lo que nos vendría realmente bien sería un gobierno que hiciera bien su trabajo y, sobre todo, no se dedicara a subir impuestos y a poner trabas a la sociedad para que genere riqueza y prosperidad por sí misma. Menos santos, por favor, y más libertad.
Sobre esto último, viene bien repasar lo que escribe en ABC el hombre que lució las corbatas más llamativas de la historia de la televisión en España. José María Carrascal titula Desigualdad. Se trata de un artículo donde responde al enésimo informe de Oxfam lamentando la «desigualdad» en el mundo.
El problema no es que haya ricos, sino cómo han hecho y qué hacen con su riqueza. Si la han logrado por la especulación, gracias a influencias exógenas o, sencillamente, engañando a los demás, como hizo Madoff y algunos bancos vendiendo a sus clientes productos financieros contaminados, será una riqueza perversa, nociva. Si, en cambio, es producto del trabajo, del esfuerzo, de la organización, de la invención, de la perspectiva empresarial, es una auténtica bendición no sólo para quien la posea, sino también para cuantos colaboran con él y para la sociedad en general. En España tenemos el mejor ejemplo. El hombre más rico del país es Amancio Ortega. Pero Amancio Ortega consiguió su fortuna no engañando ni explotando a nadie, sino haciendo el milagro de vestir como en «boutique» de lujo a mujeres jóvenes y no tan jóvenes que antes habían tenido que conformarse con vestidos que se veía a la legua habían sido hechos con un patrón uniforme y, además, de la moda del año pasado, en el mejor de los casos.
Añade:
Lo que necesitamos son muchos Amancios Ortega. Si los hubiese, no habría tantos parados en España. Lo malo es que los españoles, y en mayor o menor grado el resto de los europeos, hemos preferido un puesto seguro, a ser posible en la Administración, con un sueldo razonable y abundantes vacaciones, a lanzarnos a la aventura de convertirnos en empresarios o autónomos, siempre llena de riesgos.
Es un buen momento para recordar una cita de Pedro Schwartz que a este humilde lector de columnas le parece especialmente acertada:
No me importa la desigualdad, porque no soy envidioso. Me importa la pobreza.
Ignacio Ruiz-Quintano.
También en el diario madrileño de Vocento encontramos un artículo de Ignacio Ruiz-Quintano cargado de ingenio. Se titula Cuernos:
Sólo hay una criatura que lleve peor que el torero el cuerno, y es el progre. El socialismo incluye en su lucha por la igualdad el reparto equitativo del cuerno, y ahí tenemos ahora el caso francés de Hollande y su Trierweiler, que perdona para seguir siendo Primera Dama, y el caso español de Hormigos y su Atahonero, que perdona para seguir siendo El Marido.
Es verdad que Blake vio en el perdón ni más ni menos que una forma de cobardía («el gusano partido perdona a la araña»), pero ni Atahonero ni Trierweiler parecen lectores de Blake.
Es una columna ligera y divertida, donde incluso nos habla de los Kennedy y los Clinton, hasta el punto que cuenta:
Ella [Eleanor Roosevelt, que toleró las infidelidades de su marido] inspiró a Hillary cuando «la conspiración de la derecha», como llamó la Primera Dama al «asunto Lewinsky», en una interpretación dramática que luego haría suya la concejala Hormigos en Los Yébenes.
Lo cierto es que el columnista burgalés está últimamente muy ingenioso. Que se vea que en la ciudad de la mejor catedral y las mejores morcillas de España hay talento, además de unos cuantos bárbaros violentos en el barrio de Gamonal.
Juan José Millás.
Saltamos e El País, en cuya contraportada Juan José Millás escribe sobre la entrevista en Antena3 al registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante. Titula Salir en la tele.
Los niños, que son el diablo, saben que la tele es el medio y el fin. Se sale en la tele para salir en la tele. Los asesores de Rajoy se lo dejarían bien claro: No se meta en líos, Presidente, vamos a Antena 3 para salir en la tele, no para comunicar asuntos de interés, ni para establecer compromisos, ni para transmitir confianza. Si hace alguna declaración importante, en vez de salir de la tele, habrá sobresalido de ella, lo que a corto y medio plazo, crea efectos catastróficos. A Zapatero le volaron la T-4 al día siguiente de sobresalir en la tele en vez de limitarse a salir en ella.
Hombre, algunos sospechamos que lo de la T-4 no fue sólo porque el ahora supervisor de nubes saliera en la televisión un día antes celebrando de ETA ya no matara…
Cambiamos de periódico y de asunto.En La Razón, José María Marco escribe Patriotismo cosmopolita, a colación de rechazo de PSOE y el PSC al referéndum independentista en Cataluña:
El cambio ha empezado hace poco tiempo y tiene su reflejo en la Prensa y en el pensamiento. Como era de esperar, el giro tiene aquí sus propias características. Como la izquierda española no parece todavía preparada para expresar cariño y lealtad a su país, este alejamiento del nacionalismo catalán lleva aparejado a una crítica simultánea del supuesto nacionalismo español, como si este tuviera la misma vigencia que el primero y como si para rechazar el Estado nacional catalán hubiera que negar también el español. Resulta absurdo, pero en esas estamos. Seguimos ahondando en la tradicional propuesta postnacional socialista, que dejaría atrás tanto a la nación catalana como a la nación española, en busca de no se sabe muy bien qué cosmopolitismo radical inexistente, inviable y probablemente nefasto. El cosmopolitismo es bueno, sin duda, como lo es el patriotismo. El primero sin el segundo produce una clase de provincianismo, frecuente en nuestro país. Juntos, en cambio, son algo inmejorable.
Tal vez nos ciegue nuestro aprecio personal por el brillante historiador y columnista, pero nos parece que tiene más razón que un santo (si es que se nos permite la expresión en el día en que Fernández Díaz lleva a una de las más famosas santas españolas a los titulares de la prensa).
Puestos a hablar de asuntos catalanes, tomamos el puente aéreo a Barcelona y entramos en la prensa de la Ciudad Condal. Comenzamos nuestro breve periplo por los rotativos barceloneses en el periódico del conde de Godó y Grande de España que recula en su apuesta por el independentismo. El director de La Vanguardia, Màrius Carol escribe el único artículo sobre la dimisión de Rosell que vamos a comentar en este ‘Afilando columnas’. Y si nos fijamos en él es debido a que sale de lo futbolístico para entrar en las ensoñaciones victimistas de ciertos catalanes frente a Madrit. Titula La obsesión del justiciero.
Cuesta entender que el socio justiciero prefiriera presentar la denuncia en la Audiencia Nacional de Madrid en vez de en los juzgados de Barcelona. Jugar esta partida en el campo del rival es raro. Tanto como que el juez Ruz dudara de la demanda y el fiscal le instara a admitirla. Es casi tan extraño como que el día que Rosell y Florentino Pérez se vieron con ocasión de la entrega del Balón de Oro, el presidente del Real Madrid le explicara que no tenía nada que ver con la querella. Sobre todo cuando nadie había insinuado nada al respecto.
Rosell con Neymar.
El párrafo entero es de traca. Ahora resulta que los tribunales son hinchas de los clubes de fútbol y que la Audiencia Nacional es del Real Madrid. De otra manera no se entiende esa absurda expresión del «campo del rival». Tal vez en Cataluña se espera que los juzgados locales siempre dictamen a favor de ese equipo que se ha convertido en uno de los buques insignia del nacionalismo, no lo sabemos y nos gustaría que no fiera así; pero no hay motivos para sospechar que ese posicionamiento futbolístico se de en todos los jueces de España. Que un fiscal inste a un magistrado a aceptar una querella en concreto es algo que ocurre con frecuencia, sin que la gente vaya viendo conspiraciones.
Y qué decir de eso de que nadie había insinuado que el Real Madrid, o ese ente fantasmagórico llamado Madrit en su conjunto estuviera detrás de la querella. El propio Rosell ha ido en esa línea en diversas ocasiones, y es un argumento que se ha repetido los últimos días. Ofrecemos dos ejemplos que nos ha proporcionado el experto en deportes de PD, el siempre atento Roberto Marbán @robermarban, uno de ellos de la mano de un alto responsable del diario de deportes del mismo grupo que edita La Vanguardia, El Mundo Deportivo:
Por cierto. Nuestro estimado compañero Juan Velarde (@JuanVelarde1972) tiene a bien recordar al afilador de columnas y al resto del equipo de Periodista Digital que el socio del Barcelona que ha presentado la denuncia es secesionista. Efectivamente, hemos encontrado una entrevista en la que Jordi Cases (el querellante) se define a sí mismo como independentista —«Soy culé, independentista, y también independiente»–. Difícil nos parece así defender teorías de una conspiración madrileña contra Rosell.
Y terminamos en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’ con un artículo de la escritora Enma Riverola titulado La España invicta, en el que denuncia la manipulación de la historia que hacen los independentistas. De paso, y eso es lo más jugoso, le sacude una sonora bofetada a La Vanguardia recordándole su historia:
El próximo domingo se cumplirán 75 años desde que una muchedumbre con el brazo en alto diera la bienvenida al Ejército victorioso que enfilaba las calles de Barcelona. Setenta y cinco años desde que la portada de La Vanguardia saludaba con un «Barcelona para la España invicta de Franco». A partir del 26 de enero, en Catalunya, fue algo más que un periódico lo que se puso «al servicio de España y del Generalísimo Franco». La guerra terminó y pronto se reanudó en la ciudad una vida con ansias de normalidad.
Portada de La Vanguardia el 27 de enero de 1939.
Tal vez este afilador de columnas tiene un poco de mala uva, o puede que sea que considera que a sus lectores les puede interesar la historia de España tanto como a él. En cualquier caso, no puede evitar caer en la tentación de ofrecerles un enlace para ver el .pdf de la portada completa de La Vanguardia el 27 de enero de 1939. No se pierdan ustedes el editorial que ocupa toda la primera págica de aquel rotativo que se definía como: «Diario al servicio de España y del Generalísimo Franco».
Concluye:
Hace 75 años, en la misma ciudad que ahora revive la historia desde el sesgo simple y oportunista del «España contra Catalunya» hubo barceloneses derrotados y vencedores. Basta con preguntar a los mayores para saber lo que la propaganda quiere borrar. La revisión de la historia bajo la soflama de las banderas nos conduce a la épica literaria. Conmovedora, movilizadora… y tan tendenciosa como algunos titulares de la prensa.
Tenga cuidado Riverola, que tal vez Màrius Carol puede acusarla de estar a sueldo de una conspiración de Madrit.
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