OPINIÓN / Afilando columnas

Ussía, irónico: «Cuando habla o escribe, las palabras de Joan Tardá forman huracanes de lirios»

Ónega: "A los sorayos se le puede considerar la reencarnación de los JASP, los jóvenes aunque suficientemente preparados"

Ussía, irónico: "Cuando habla o escribe, las palabras de Joan Tardá forman huracanes de lirios"
Ussía y Tardá

Los nacionalistas catalanes se ofenden cuando alguien les compara con los nazis. Quien esto escribe se ha cansado de repetir, en este mismo espacio y en otros lugares, que en eso tienen razón. Por muy en contra que estemos de sus ideas, y de su forma de ejercer el poder, nada tienen que ver CiU o ERC con el NSDAP ni con sus genocidas maneras. No quiere decir esto que aplaudamos sus particulares cazas de brujas contra los medios y los periodistas que hacen ese tipo de comparaciones —El CAC busca crujir a 13TV e Intereconomía con sanciones millonarias por «fomentar el odio a Cataluña»–. Al contrario, la libertad de expresión incluye el derecho a equivocarse o a hacer equiparaciones erradas o exageradas.

Lo que sí se debería exigir a los nacionalistas es que aplicaran el mismo criterio en los dos sentidos. Al igual que no les gusta que les comparen con Hitler y los suyos, ellos deberían cuidarse mucho de comparar a otros con los nazis. Y, sin embargo, no tienen esa prudencia. Bien lo acaban de demostrar un par de destacados miembros de ERC, al llamar directamente nazis a los empresarios germanos que han criticado la inseguridad jurídica que puede generar los planes independentistas catalanes. Sobre esos exabruptos xenófobos (pues hacer la equiparación automática entre nazi y alemán no deja de ser además una forma de xenofobia) escriben un par de columnistas el 13 de febrero de 2014. Pero la jornada da para mucho más en los espacios de opinión de la prensa de papel española.

Hacemos sonar una vez más nuestra armónica de afilador y pasamos a dejar constancia de todo ello.

Empezamos en tierras catalanas, pero con un asunto diferente al ‘en ocasiones veo nazis’ de Tardá. En el diario del conde de Godó y Grande de España que recula en su apuesta por el independentismo nos encontramos con un Fernando Ónega que analiza el tipo de joven ascendente en el PP. Su artículo en La Vanguardia se titula Los ‘sorayos’ .

El sorayo suele ser un tipo poco conocido hasta su aparición en el Boletín Oficial. Procede prioritariamente del cuerpo de abogados del Estado, domina idiomas y luce una colección de másters en su currículum. Se le puede considerar la reencarnación de los JASP, los jóvenes aunque suficientemente preparados. No se conoce conexión previa entre ellos y, por tanto, no forman grupo de presión, pero acaban formando núcleo duro.

Concluye:

Los sorayos son la nueva unidad de medida del poder. La báscula la sigue manejando Rajoy y no hay quien se atreva a toserle, pero la salud política de la vicepresidenta se mide por la cantidad de sorayos elevados a puestos de responsabilidad. La pérdida de influencia de Cospedal se mide a la inversa: por la cantidad de sorayos que le imponen. Y así, por un sorayo para Andalucía, la era Rajoy acaba de pasar su primera bronca interna con proclamación de ganadora. Y atención al método: Moreno Bonilla no estaba en las quinielas. Los sorayos trabajan sus ascensos sin dar cuartos a pregoneros. Siguen la regla de silencio de los conventos. Despiden un cierto aroma de soraya santidad.

Tomamos el puente aéreo y, nada más aterrizar en Madrid, nos asomamos a La Razón. Es en este diario donde encontramos los artículos sobre las comparaciones con los nazis. En la contraportada de este periódico Afonso Ussía opta por la ironía en un artículo dedicado a Joan Tardá y titulado Sutilezas.

Tengo para mí que el sutil político y parlamentario catalán Joan Tardá es, en el fondo de su alma, un jardín florido de begonias y buganvillas. Cuando habla o escribe, sus palabras forman huracanes de lirios.

Añade:

Cuando vi a Joan Tardá por vez primera, pensé que los electores catalanes se habían equivocado de persona. Que habían votado a otro Joan Tardá. Su aspecto, en un primer golpe de vista, es sencillamente espantoso. Quien ignore su inmensa capacidad para abrazar la ternura puede experimentar un episodio vascular si se lo encuentra en la calle en plena noche. Hay precedentes. Sean recordadas las emotivas lágrimas de «King Kong» cuando comprende tras diferentes avatares que no tiene futuro al lado de la rubia. Y estamos hablando de un gorila, no de un ser humano como el ilustre parlamentario catalán.

El gran problema de Joan Tardá es su volcán interno. En sus entrañas, padece de un Vesubio en permanente erupción que dificulta su sosiego.

Replica a Tardá, y su afirmación de que los empresarios alemanes son cómplices del nazismo:

Y los empresarios alemanes de hoy -lo tiene que saber el ilustre y fino parlamentario de ERC-, nada tienen que ver con el nazismo ni con los millones de asesinatos de las SS, y sí, en cambio, con su esfuerzo y su trabajo. A los empresarios alemanes radicados en Cataluña les preocupa sobremanera, y tienen todo el derecho a manifestarlo, que sus inversiones en una nación que forma parte de la Unión Europea estén establecidas en una región que, al independizarse, dejará de pertenecer a la Unión europea y a la zona del euros, aunque muchos independentistas catalanes no quieran enterarse de tan elemental y repetida realidad.

Para mí que el más preocupado por las palabras de Tardá es Mas. Me temo que el elegante intelectual catalán va a ser obligado a disculparse para que los alemanes no desinviertan en Cataluña sin tener que esperar más acontecimientos. Pero no se confundan. Es un cielo, un potosí.

Seguramente Tardá se muestre ahora ofendido con Ussía, y lo haga en su clásico estío. Le acusará de franquista o falangista, dirá que predica en odio anticatalán o algo parecido. Con independencia de las opiniones de Ussía sobre el aspecto físico del diputado de ERC, lo cierto es que lo que dijo este último es una barrabasada. Claro que para personajes como él, nadie tiene derecho a criticarles pero ellos sí pueden insultar a quien les venga en gana.

También en el diario de Marhuenda, Toni Bolaño escribe Exabruptos al borde de la idiotez:

Artur Mas es inasequible al desaliento. Ante las advertencias empresariales emula a los críos pequeños jugando al escondite. Se tapa los ojos como mejor fórmula para camuflarse ante las voces que alertan de los peligros de un camino de final incierto.

Concluye:

A estas cuestiones, no hay respuestas. Más bien insultos o mentiras. Quién ose plantearlas es un agitador del miedo, cuando no un fascista que se niega a aceptar una democracia basada en una -supuesta- legitimidad histórica como excusa para saltarse la ley. O algo peor. Josep Huguet, conseller con el tripartito, compara a los empresarios alemanes con la Legión Cóndor. El diputado Joan Tardá, en su twitter se esmeró: «Penoso que directivos de empresas alemanas, enriquecidas gracias al nazismo, critiquen el nacionalismo catalán». Cuando no hay argumentos, ya se sabe, exabruptos al borde de la idiotez.

Todo lo que el afilador tenía que decir al respecto, ya lo ha dejado claro. Por cierto, por si esto lo lee el representante medio de la llamada ‘generación mejor preparada de la historia’. La Legión Condor fue la unidad de aviación militar alemana que Hitler envió a combatir junto con las tropas de Franco durante la Guerra Civil española, la que ejecutó el famoso bombardeo de Guernica.

Pasamos ahora a El Mundo. Bajo el título de Anuncio importante, Raúl del Pozo ofrece pinceladas sobre varios asuntos relacionados con el PP y el Ejecutivo del registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante.

Mis confites me alertan de que en los próximos días puede haber una noticia de gran importancia. Les pregunto si se trata de una crisis de Gobierno o un cambio de carteras. Dicen que los cambios de gabinete se producirán, en todo caso, en los días del debate sobre el estado de la Nación. Hay que llenar el inmenso hueco que dejaría Arias Cañete en el caso de que fuera candidato del PP en las elecciones europeas. Algunos me indican que es muy probable que haya una declaración o enunciación del Gobierno, el Ejecutivo del País Vasco y Rubalcaba (PP, PNV, PSOE) sobre el fin de ETA y la política penitenciaria del futuro.

Sobre cambios en el Ejecutivo se lleva hablando desde hace mucho tiempo. De hecho, como se han cumplido todos los plazos que daban los diferentes rumores, ya casi nadie susurraba sobre el asunto. Quien sabe, tal vez tenga razón Del Pozo y sea ahora, entre mitin islamista y deshielos con el totalitarismo castrista, cuando Rajoy haga cambios en su gobierno.

A este humilde lector de columnas le ha llamado más la atención de un posible comunicado conjunto del Gobierno, el ejecutivo vasco y el PSOE sobre el fin de ETA y cambios en la política penitenciaria hacia los terroristas. Estando en el ajo PNV y los socialistas de Rubalcaba, nada bueno nos podemos esperar. Sin embargo, como nos ha advertido nuestro redactor jefe, Luis Balcarce (@lbalcarce), Gara venía comentándolo varios días antes. Así que poca novedad en realidad, pero mayor motivo para estar profundamente preocupados.

Del Pozo termina hablando del dedazo de Rajoy para favorecer en andalucía a un ‘sorayo’:

Para que no digan que los dirigentes del PP bético son señoritos bronceados, Mariano Rajoy ha ungido a .José Manuel Moreno Bonilla, malagueño nacido en Barcelona, emigrante, nieto de jornaleros, segundo de Ana Mato, apparátchik y speechwriter. Explican mis espías béticos: «Era el que llevaba las cosas de los viejos y la dependencia; ha hecho muchos recortes». «Habla bien y seguidito, es de derechas, inteligente y desconocido».

Arenas es duro de pelar. Se resiste, se ha pateado tres veces Andalucía, pueblo a pueblo, olivar a chiringuito, y tiene aún fuerzas para enredar. A la Cospedal le gustaba el alcalde de Córdoba. «Sí -me cuentan-, pero ella misma se alejó del lío hace un par de meses y no jugó esa partida».

Luis María Anson firma, también en el diario de Unidad Editorial, un artículo titulado Roca: ‘El estado autonómico, agotado’. Es, con alguna pequeña variante, el mismo artículo que el antaño director de periódicos publica en El Mundo cada dos o tres semanas. Ese mismo que dice que los jóvenes españoles están desencantados con el actual sistema político, que es necesaria una reforma constitucional para incorporar a las nuevas generaciones, etcétera, etcétera. Al menos, en esta ocasión no dice que la tienen que encabezar Aznar, Felipe González y otras viejas glorias:

Lo importante, en todo caso, es poner los pies en esa realidad cada vez más evidente de que el régimen está agotado y de que resulta necesario no perder más tiempo, emprendiendo, con el mayor consenso posible, la reforma de la Constitución. El primer paso es, de acuerdo con el Rey, el pacto de Estado, el entendimiento entre el PP y el PSOE, entre el centro derecha y el centro izquierda, que en eso consistió el espíritu de la Transición.

El afilador de columnas se plantea si realmente Anson ‘el reformador’ se cree que los lectores no se dan cuenta de que publica una y otra vez el mismo artículo. Parece que los responsables de El Mundo no lo hacen o que prefieren, nos tememos que es esto, hacer la vista gorda por algún motivo. Lo que también nos planteamos es si realmente se cree que los únicos que sacan provecho de un sistema que está en crisis tienen algún incentivo para hacer unos cambios que les quitarían privilegios y poder. Sus incentivos, por desgracia, van en sentido contrario.

Y hablando de cambios políticos. Nos ha sorprendido que El País ofrezca sus páginas al ex ministro de UCD y uno de los fundadores de Vox Ignacio Camuñas para que publique un artículo con Una propuesta para la regeneración democrática y hablar de su propio partido.

¿Resulta extraño que ante este panorama que venimos describiendo surja una fuerza política como Vox? Un proyecto político que proclama en su ideario la necesidad de una profunda regeneración democrática y una reforma eficaz de las estructuras del Estado desde el convencimiento de que la unidad de España es innegociable y que la soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español. Las distintas medidas que propone Vox en su manifiesto fundacional ponen de relieve la defensa del principio de libertad como condición imprescindible para la articulación de una verdadera democracia ya que es la libertad la que debe presidir la organización de la vida política, económica y social. Todo lo cual supone una firme garantía de que Vox es un partido que defiende hasta sus últimas consecuencias la democracia en España. Cualquier lector de buena fe que se moleste en leer nuestro manifiesto atribuiría, por tanto, a Vox una filiación claramente liberal y democrática por su defensa infatigable de la libertad individual, el Estado de Derecho, el imperio de la Ley, y su apuesta decidida por la separación de poderes y por una auténtica independencia del Poder Judicial.

Sorprende todavía más al ver que el texto incluye críticas al diario donde se publica:

Por todo ello causa sorpresa que un periódico de la seriedad y envergadura de EL PAÍS pueda incurrir en el error de distraer a sus lectores con un superficial trabajo que, sin embargo, adorna con imponentes fotografías repletas de banderas inconstitucionales dando a entender que Vox pudiera suponer una amenaza y un asalto a nuestra democracia queriéndonos condenar, al parecer, al extremismo y la marginalidad en un burdo intento de confundir interesadamente a la opinión pública

A los que llevamos ya más de 40 años defendiendo la libertad y la democracia en nuestro país -antes de que la propia Constitución aún existiera- nos parece una broma de mal gusto que se nos quiera asimilar a grupos políticos con los que no tenemos coincidencia alguna ni en España ni en Europa.

Y no sólo está el asunto de las fotos que comenta Camuñas. Varios articulistas del diario de PRISA, como otros en El Periódico o La Vanguardia, han repetido el mismo mantra con el que replicó el PP a la salida de Vox. Ese según el cual la formación de Santiago Abascal es ‘ultra’. Al menos no han caído tan bajo como El Jueves, que directamente llamaron a José Antonio Ortega Lara y al resto de su formación «nazis» e «hijos de puta» —El Jueves llama nazis e «hijos de puta» a Ortega Lara y el resto de Vox–.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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