Se suavizó el ataque mediático y político contra Pablo Casado cuando se supo que estaba de despedida.
De modo que este miércoles 23 de febrero, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, el grupo popular quiso dar sensación de estar con él, le ovacionó, y el triste protagonista respondió con una suerte de discurso de despedida. Después se fue del Hemiciclo y en el PP ya estaban a otra cosa.
Pero no todos los generadores de opinión han bajado por ello el hacha de guerra contra Casado. Arcadi Espada publica este 24 de febrero en El Mundo una dura columna contra el capitulante presidente popular:
«PABLO Casado puso fin ayer a su vida política de la misma mediocre e inane manera con que la había vivido. La pregunta parlamentaria de los miércoles la convirtió en unas palabras descentradas sobre el aniversario del golpe del 23 de febrero y en una despedida tácita en la que no hubo ni verdad ni emoción. Y fue capaz de añadir –y la única disculpa que se me ocurre es que no supiera en realidad lo que estaba diciendo– que entendía la política «desde la entrega a los compañeros»».
«El mismo hombre que hace una semana acusó sin pruebas a su compañera Isabel Díaz Ayuso de un grave delito de tráfico de influencias y que remachó la acusación subrayando que tendría que dar cuenta de su desvarío moral a los 700 muertos diarios que entonces causaba la pandemia enfatizaba ayer su entrega a los compañeros».
Cierto es que parece imposible obviar a Arcadi Espada del conflicto que Casado mantuvo en su día (verano de 2020) con Cayetana Álvarez de Toledo, apartándola de la portavocía del Congreso. El de El Mundo, pareja sentimental de la diputada, no se lo ha perdonado jamás, al más puro estilo de la propia Cayetana.
Insiste Espada también contra todo el Grupo del PP en el Congreso:
Casado, sí, les dio el discurso trapacero que merecían y ellos le aplaudieron de acuerdo con su propia trapacería coral. La tentación de decir que esto es hoy el Partido Popular y que por ello merece la ruina en que está colocado es difícil de resistir. Pero hay que resistirla, porque no hay indicios de que ningún otro partido escapase a procedimientos similares.
Y al final, un atisbo (?) de comprensión hacia lo que estará sufriendo en sus carnes el propio Casado:
Es fama el momento de fatal descompresión que atraviesa aquel al que de pronto cesan en su cargo por una razón cualquiera. Así no es difícil imaginar qué estará pasando ahora en la cabeza de Casado, abrasado con poco más de 40 años.