El peor día, este 23 de febrero de 2022, para que Pablo Casado asistiera al pleno en el Congreso de los Diputados. Pero allí se plantó, todavía como presidente del PP.
Hay que alabar su acto de valentía, a sabiendas de que Pedro Sánchez se le podía comer vivo en un momento de desintegración interna y probablemente en su último servicio como líder de la organización popular, aunque también pudo haber sido una torpeza.
Casado acometió un digno discurso en su turno de pregunta, en un tono sobrio, decidido y directo contra Pedro Sánchez a quien, recuerden, llegó a llamar «felón» cuando se erigió como presidente del Gobierno por segunda vez.
Casado sacó fuerzas de flaqueza y atizó por última vez desde esa tribuna a su oponente:
«Señor presidente, los españoles hemos construido con coraje una de las grandes democracias del mundo, frente a muchas amenazas como la que vivió esta cámara justo hoy hace 40 años…»
«Espero que el gobierno se ponga al servicio del interés general, con respeto a la instituciones, a la unidad nacional y a la igualdad de todos los españoles, porque es a ellos a quienes nos debemos. Yo entiendo la política desde la defensa de los más nobles principios y valores, de la entrega a los compañeros y el respeto a los adversarios. Todo para servir a España y a la libertad, porque ese es el futuro que merecen nuestros hijos. Muchas gracias».
Casado recibió entonces una fuerte y larga ovación de su bancada.
Llegó el turno de respuesta de Pedro Sánchez, entonces, en el que anunció, entre otras cosas, que no aprovechará los problemas del PP para convocar elecciones generales:
«Señor Casado, desde la diferencia y la discrepancia política que se ha manifestado en muchas sesiones de control, le deseo en lo personal lo mejor».
Una vez terminada la respuesta de Pedro Sánchez, Pablo Casado, entre aplausos de su grupo, abandonó el Hemiciclo:
Tras él, tres diputados absolutamente fieles. Los últimos. Montesinos, Terol y Beltrán.