Es el precio a pagar por la entrevista.
Carlos Herrera, que inició la temporada 2021/2022 en ‘Herrera en COPE‘ con un largo cara a cara radiofónico con el Papa Francisco, tiene que pasar ahora por el peaje de defender al precio que sea al Santo Padre.
El pontífice se coronó el 28 de septiembre de 2021 con un ataque contra España al decir que tenía poco menos que arrodillarse y pedir perdón por la conquista de México.
Como bien señalaba Alfonso Rojo en el programa ‘La Segunda Dosis‘, en Periodista Digital, supone todo un drama tener a un Papa tan sectario como antiespañol:
En la Historia de la Iglesia ha habido todo tipo de Papas, pero creo que ninguno tan proclive a hacer el indio como el argentino Jorge Mario Bergoglio, alias Papa Francisco. Ahora ha creído conveniente pedir perdón a los mexicanos, pero no por alguna pifia vaticana o por la pederastia entre el clero, sino por los pecados perpetrados por los españoles en la conquista y evangelización de América.
Aunque no es la primera vez que el Papa Francisco abochorna a millones de católicos y tenemos todavía muy reciente su entrevista con Carlos Herrera, pero esto pasa de castaño oscuro. No puede alegar ignorancia Bergoglio, que es un jesuita doctorado en Humanidades y Teología, así que sólo se me ocurre que está súbita militancia en el movimiento indigenista y la asunción de las tesis de la Leyenda Negra solo pueden deberse a problemas de la edad.
¿ATROCIDADES? LAS DE LOS SACERDOTES AZTECAS
Vale que en sus casi 9 años de Pontificado no haya encontrado un par de días para visitar España, pero que se sienta impelido a pedir por supuestos pecados cometidos hace cinco siglos por individuos que, en todo caso, son antepasados más de los mexicanos que de los españoles, demuestra que anda en la inopia.
Hace 500 años, un puñado de 700 españoles liderados por Hernán Cortes, a los que ahora el Papa Francisco y el presidente López Obrador califican al alimón de genocidas, conquistó el imperio azteca, que contaba con un ejército de 200.000 hombres.
A esta gesta contribuyó de forma decisiva que los pueblos de la zona estaban hartos de entregar anualmente decenas de miles de doncellas y jóvenes, a los que los sacerdotes aztecas sacrificaban en sus pirámides.
Y no de una forma sencilla. A los desventurados se les arrancaba el corazón, tras los cual eran desmembrados, para repartir su carne entre los vecinos; que apreciaban de forma singular, por su textura y sabor, brazos y piernas.
E insiste en que hubiera sido deseable que sus palabras de condena fuesen contra los bárbaros sacerdotes aztecas que tenían sometidos a los mexicanos:
Yo creo que el argentino Bergoglio, antes de cargar contra los españoles, quizá debería haber tenido unas palabras para estos caníbales, porque a este paso terminará instando a los italianos a que nos pidan perdón por el Acueducto de Segovia, Numancia o por hablar una lengua de origen latino.
Es una desgracia, que nos haya caído encima un Papa sectario, en la inopia y tan antiespañol.
Sin embargo, Carlos Herrera no saltó como un resorte contra todos aquellos que criticaron a Francisco por sus palabras, sino que sostuvo que el Papa nunca arremetió contra España:
Francisco no pidió perdón por la conquista de los españoles. Pidió disculpas si se consideraba que la Iglesia cometió determinadas irregularidades hace 500 años. Esto ya lo había dicho Juan Pablo II. No ha dicho nada nuevo. Liarse a mandobles con Francisco, al que se le tiene muchas ganas, por simplemente calmar las cosas es exagerado.
El Papa también dijo más cosas interesantes que habría que escuchar. Pero él no habló de España ni pidió perdón en nombre de España. Es verdad que la Iglesia que fue allí era la española, pero él habla de la Iglesia. Y si alguno de sus representantes cometió lo que ahora a ojos de 500 años se considera un desmán, pues Francisco pide disculpas, igual que las pidió Juan Pablo II. Pero los ofendiditos permanentes sacan de quicio todo.
LAS PALABRAS DEL PAPA
La prueba definitiva de que el Santo Padre cargó contra España y le instó a pedir perdón quedan claras en este párrafo del comunicado enviado a los obispos mexicanos. Más claro, el agua:
Para fortalecer las raíces es preciso hacer una relectura del pasado, teniendo en cuenta tanto las luces como las sombras que han forjado la historia del país. Esa mirada retrospectiva incluye necesariamente un proceso de purificación de la memoria, es decir, reconocer los errores cometidos en el pasado, que han sido muy dolorosos. Por eso, en diversas ocasiones, tantos mis antecesores como yo mismo, hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización. En esa misma perspectiva, tampoco se pueden ignorar las acciones que, en tiempos más recientes, se cometieron contra el sentimiento religioso cristiano de gran parte del Pueblo mexicano, provocando con ello un profundo sufrimiento. Pero no evocamos los dolores del pasado para quedarnos ahí, sino para aprender de ellos y seguir dando pasos, vistas a sanar las heridas, a cultivar un diálogo abierto y respetuoso entre las diferencias, y a construir la tan anhelada fraternidad, priorizando el bien común por encima de los intereses particulares, las tensiones y los conflictos.