La cáscara de arroz
no alimenta la calma
aunque quiera y florezca
como cosa olvidada
reseca lo mojado
y se encuentra esparcida
entre miles de espinas
calló la queja al suelo
triste y enamorada
entre sitiados pétalos
y sillares alegres
poderosa en la linde
y en el color penosa
enmendando el objeto.
Y es durante la cría
cuando de modo fácil
se vienen removiendo
del aislado poder
al gran esparcimiento
y cuando la descarga
suministra amplitud
al montón la amargura
de la rica azucena
se entrega y se acumula
como tensas tensiones
aquejadas de enojo
donde nadie las ve
entre polen y piedra.
José Pómez
http://pomez.net