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Son más nefastos que los mafiosos de película, sobre todo a la hora de repartirse el ‘botín’.
No puede ser un tema genético ni algo vinculado al lugar de nacimiento, porque entre los fanáticos independentistas catalanes los hay hasta nacidos en Porcuna o Guarromán, pero lo de estos sectarios es digno de estudio.
A la hora de la verdad, cuando se llega a los dineros, parecen gángsters de manual: solo miran por los intereses de su clan y que al resto de voluntarios lo usan como parapeto para cumplir sus fines. Y una vez alcanzado el objetivo, pues ya dejan de ser útiles.
Lo cierto es que muchas de las personas que siguen acampadas en la plaza Universitat de Barcelona temen ahora ser desalojadas después de que una parte abandonara la concentración el 8 de noviembre de 2019 tras una división de opiniones en la asamblea sobre si desconvocar la protesta.
Los que se han ido, además, de las juventudes de ERC y la CUP, han sido acusados de robar dinero de la ‘caja de resistencia’, unos 40.000 euros.
Uno de los activistas que sigue en la plaza, Marc, ha dicho en declaraciones a los periodistas que quienes han abandonado la acampada a las puertas de las elecciones forman parte de organizaciones vinculadas a partidos políticos, y ha mencionado a Jovent Republicà (ERC) y Arran (CUP).
La cuestión que denuncian es que ese dinero se ha empleado en la defensa jurídica de los detenidos durante la diversas revueltas en Cataluña y que por esa razón han decidido levantarse de ese campamento golpista y dejar a su suerte a esos pardillos golpistas.
