EL PP APUNTA AL ENRIQUECIMIENTO DE LA FAMILIA SÁNCHEZ

Los españoles tenemos derecho a saber hasta qué punto Sánchez y Begoña se lucraron de la prostitución

El debate sobre los negocios de la familia política del presidente y la gestión de Begoña Gómez reabre el choque entre ética pública y lucro privado

Sánchez, Sabiniano y las saunas y prostíbulos
Sánchez, Sabiniano y las saunas y prostíbulos. PD

En la política española, la coherencia suele ser un bien escaso, pero lo de Pedro Sánchez y su entorno familiar ha elevado el listón de la paradoja.

El presidente del Gobierno se enfrenta a una de las polémicas más espinosas de su carrera: las evidencias sobre el enriquecimiento de su familia política a través de negocios de prostitución, mientras él mismo decía impulsar políticas de “tolerancia cero” contra esta práctica desde el Ayuntamiento de Madrid.

Los vínculos del suegro de Sánchez, Sabiniano Gómez con prostíbulos se conocen desde hace años. Pero hasta antes del verano, Sánchez gozaba de un manto de silencio público sobre este asunto hasta que el presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo lo elevó a primera línea política cuando le soltó desde la tribuna del Congreso de los Diputados que había sido “partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución” gracias a los negocios de su suegro y la gestión de su esposa, Begoña Gómez, de la que se ha publicado en prensa que hacái tareas de ‘gestión’ en esos prostíbulos como pagar a las prostitutas/os o hacer labores de promoción de los locales de alterne pagando anuncios en revistas.

La frase de Feijoo, además de demoledora, resucitó un debate soterrado durante años en los corrillos políticos y mediáticos: ¿hasta qué punto la familia Sánchez-Gómez se benefició de la explotación sexual organizada en los prostíbulos y saunas de la familia política del presidente?

De la sauna Adán al ático pagado: la red de locales y el salto a la política

La saga de los Gómez Serrano es casi un subgénero propio en la crónica negra madrileña. Desde los años 80, el padre de Begoña, Sabiniano Gómez Serrano, y sus hermanos levantaron un pequeño imperio de saunas y prostíbulos en Madrid y otras provincias, con nombres tan sugerentes como Sauna Adán, Sauna Maika, Sauna Princesa y el célebre (y conflictivo) Sauna Bar de Castellana 180. En estos locales, según testimonios directos de trabajadores y proveedores, la prostitución era “la principal actividad” y, en palabras de un testigo, “atraía al 90% de los clientes”.

El papel de Begoña Gómez en estos negocios tampoco es anecdótico. Diversos testimonios y reportajes la sitúan como la responsable de la contabilidad y la gestión administrativa de los locales, incluso durante su relación y posterior matrimonio con Sánchez. La imagen de la hoy primera dama entrando y saliendo con carpetas de facturación o repartiendo dinero en la oficina del piso superior de la sauna Adán no es folclore urbano, sino un relato confirmado por exempleados y proveedores.

Mientras tanto, Pedro Sánchez, en su etapa como concejal en el Ayuntamiento de Madrid entre 2004 y 2009, defendía un programa abiertamente abolicionista de la prostitución, lo que añade una capa de cinismo que ni los mejores guionistas de sátira política habrían imaginado.

El piso pagado y la sombra del lucro

Uno de los aspectos que más ha avivado la polémica es el origen de los fondos con los que la pareja Sánchez-Gómez adquirió su primer piso en Madrid. Según Feijóo y varios medios, el inmueble fue pagado por el padre de Begoña Gómez con dinero procedente directamente de las saunas y clubes de alterne que gestionaba la familia. No se trata solo de vivir en una casa financiada por actividades de dudosa ética, sino de un eventual “enriquecimiento a título lucrativo”, figura jurídica que, si bien no implica delito para Sánchez, sí plantea serias dudas morales y políticas.

La situación se agrava con la aparición de sentencias firmes por delitos de trata de seres humanos y coacciones a la prostitución en algunos de los clubes gestionados por los Gómez Serrano. El episodio más grave se produjo en 2016 en el prostíbulo Kilómetro Ochenta de Segovia, propiedad de la familia, donde una mujer fue obligada a prostituirse bajo amenazas de muerte y privación de libertad. El encargado, tío de Begoña Gómez, fue condenado a más de veinte años de prisión por estos hechos.

El PP exige explicaciones y denuncia el “cinismo” de Sánchez

El Partido Popular no ha perdido la ocasión de cargar con dureza contra el presidente. Feijóo y otros portavoces han insistido en el “cinismo” de Sánchez, quien “se ha enriquecido gracias a la prostitución” mientras enarbolaba la bandera feminista y abolicionista en sus discursos públicos. Para el principal partido de la oposición, resulta intolerable que el presidente promueva la prohibición de la prostitución en España al tiempo que su entorno más cercano se lucraba de ella.

En la última sesión de control, la bancada popular desplegó una batería de preguntas y exigió la comparecencia del presidente para aclarar si él y su esposa se beneficiaron, directa o indirectamente, de los negocios de explotación sexual de la familia Gómez. El Gobierno, por el momento, guarda un hermético silencio, limitándose a calificar las acusaciones de “infamias” y “campañas de difamación”.

Saunas, escándalos y el eterno retorno de la doble moral

La historia de las saunas y prostíbulos de los Gómez Serrano está plagada de incidentes: desde clausuras por falta de licencia, denuncias vecinales por altercados y escenas insalubres, hasta la trágica muerte por electrocución de un trabajador en uno de los locales. La combinación de explotación sexual, trabajo en negro y, según algunas investigaciones periodísticas, incluso tráfico de drogas y grabaciones ilegales, ha convertido este entramado en un cóctel tóxico para la imagen presidencial.

Para añadir una nota de ironía, mientras la familia de la primera dama operaba estos negocios, el PSOE —con Sánchez ya en posiciones de responsabilidad— impulsaba leyes y campañas contra la prostitución y la trata de seres humanos, en línea con el discurso feminista hegemónico en la izquierda española.

Curiosidades y datos llamativos sobre el caso

  • El local Sauna Bar de Castellana 180 fue clausurado por el Ayuntamiento en 1996 por carecer de licencia, pero reabrió poco después tras solicitar un nuevo permiso, para desesperación del vecindario.
  • La familia Gómez llegó a controlar hasta cinco locales de alterne en Madrid, operando en régimen 24 horas y con plantillas de más de 15 mujeres, en su mayoría extranjeras.
  • El escándalo del Kilómetro Ochenta saltó gracias a una llamada de socorro de una víctima rumana a su padre en el extranjero, lo que activó una investigación internacional.
  • Las actividades ilícitas de la familia, según algunas fuentes periodísticas, podrían haber servido para chantajes políticos en el entorno socialista, facilitando el ascenso de Sánchez en el PSOE.
  • En 2013, Sabiniano Gómez vendió sus participaciones y se retiró del negocio, pero el estigma y el debate ético persisten, alimentando la controversia política y mediática en España.

En la España política, el vodevil nunca descansa: el escándalo de las saunas y prostíbulos familiares añade un nuevo episodio a la saga del “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

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