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Carlos Dávila: «Ciudadanos ya es del Frente Popular»

"Que no se pongan grandiosos, solemnes o patriotas; nada de eso explica su rendición a Sánchez"

Carlos Dávila: "Ciudadanos ya es del Frente Popular"
Pedro Sánchez (PSOE) e Inés Arrimadas (CIUDADANOS). PD

Del Frente Popular socialcomunista del dúo de la bencina Sánchez-Iglesias. La entrega de su perentoria líder, Inés Arrimadas, es, como dice el que fue uno de los fichajes relumbrantes de Rivera, Marcos de Quinto, “un acto patético”.

Las justificaciones de la fugitiva de Cataluña no se tienen en pie. Si bien es verdad que este país exige ahora mismo una política de salvación nacional como, por otra parte, la denomina Vox, lo cierto es que con este Gobierno, con este mentiroso al frente y con un furioso leninista al lado, nada garantiza, más bien al contrario, que España pueda salir del atolladero en el que nos ha metido a medias el maldito virus y el dúo barrenador citado. En la postura de Arrimadas que nadie busque altura de miras o, como asegura uno de sus turiferarios, un “sacrificio por España”.

Que no se pongan grandiosos, solemnes o patriotas; nada de eso explica su rendición a Sánchez. Arrimadas ha entregado a este individuo las llaves de su partido porque alguien le ha convencido de que sólo así podrá recuperar algún voto de la izquierda. Y no hace falta demasiada imaginación para averiguar quién ha sido este estólido profeta: habrá sido algún colaborador de Redondo, el hombre que ahora mismo rige, en concomitancia con su jefe, los destinos de nuestro desgraciado país.

Muchas veces produce indignación escuchar que, desde su condición liberal no acreditada, Ciudadanos se puede inclinar a la diestra o la siniestra. Desde luego nunca mejor aplicado este sinónimo a nuestra detestable izquierda nacional. En ningún país occidental que se precie, los liberales se han vendido, como lo ha hecho aquí Ciudadanos, a partidos de estirpe extremadamente comunista o, peor aún, de formaciones que tengan por objetivo la destrucción de su Nación.

En ningún país: si Arrimadas conoce algún ejemplo que lo traiga a colación. Nunca. Hay más mirando hacia atrás con ira: en la Rusia del asalto a los cuarteles de invierno, un pazguato, Kerensky, se plegó a pactar con estas clase de sujetos. Se sabe cómo terminó: engullido por ellos y muerto en el exilio de Nueva York.

A Ciudadanos le ha hecho Sánchez la cobra y sus supervivientes se afanan en adornar su rendición. Pero para el público en general ha quedado una constancia: Ciudadanos ya es, de pleno derecho, un miembro más de la sucia amalgama partidista que mantiene a Sánchez en La Moncloa. En algo tiene razón Arrimadas: los votantes se pronunciarán en su día (quiera Dios que lo antes posible) sobre cómo cada quién ha ejercido la oposición. Si ahora mismo halla Ciudadanos alguien, salvo los parientes del depauperado Edmundo Bal -un día tan brillante, tan esperanzador- aplaude la pirueta enésima del que fue partido de Rivera, que se presente en la puerta de vestuarios. Este cronista no ha encontrado a nadie. Y menos habrá en lo sucesivo cuando Sánchez y los independentistas reanuden sus negociaciones para separar a Cataluña de España.

La rendición de Ciudadanos al Frente Popular traerá consecuencias próximas. En Cataluña, Arrimadas, la mujer que abandonó la región cuando todo lo tenía ganado, ha puesto en peligro el amago de coalición que se intentaba articular en dos provincias de la región, en Lérida y en Gerona. “Eso -afirma un político del PP muy implicado en este proceso- es ahora mismo inviable” y añade: “Sería tanto como construir una autopista para que se paseara por ella Vox”.

¡Vaya jugada la de Ciudadanos! Hace poco más de una semana  los más reputados dirigentes del partido visitaron en su domicilio particular a un otrora muy distinguido parlamentario fichado en su momento por el fundador Rivera. Puedo contar que en esa reunión tan atípica, no se esgrimieron como argumentos para apoyar a Sánchez ninguno de índole, llamémoslos así, “patrióticos”. Ninguno. Allí la gran apelación fue la antedicha: “A ver si de esta manera recuperamos algunos votos del centroizquierda muy descontentos con el Gobierno de Sánchez e Iglesias”.

Es probable que, como he escrito, algún colaborador de Iván Redondo, el tipo más horrendamente manipulador que haya sufrido nunca la política en España, les esté vendiendo esta especie envenenada. Por lo demás, de eso se enterará Arrimadas en su momento, Sánchez no paga traidores. Ni aunque sean tan baratos. Le ha acogido en el seno del Frente Popular donde moran comunistas rabiosos e independentistas que no esconden su intención de volar España. Que Arrimadas lo explique a los pocos votantes que le quedan. Ella ya es el último peón de brega del matador Sánchez.

Carlos Dávila

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