“Ese método disolvente de la conciencia de España que es el Estado de las Autonomías”

¡También nos bajamos los pantalones con los franceses en el ferrocarril! ¡Merde!

“Los españoles mostramos un marcado desinterés por la política exterior y las relaciones internacionales"

¡También nos bajamos los pantalones con los franceses en el ferrocarril! ¡Merde!

Desde el 10 de mayo de 2021 la empresa Ouigo, propiedad de la estatal francesa SNCF (Société Nationale des Chemins de Fer français) compite con la estatal española Renfe operando con cinco circulaciones diarias las líneas de Alta Velocidad ferroviaria Madrid-Zaragoza-Barcelona, Madrid-Valencia/Alicante y Madrid-Córdoba-Sevilla/Málaga, tras firmar un acuerdo marco con Renfe que desde noviembre de 2020 le otorga capacidad para circular con trenes propios por los principales corredores de alta velocidad de España, el segundo país del mundo, tras China, con más kilómetros de líneas férreas de esas características. Y ello en virtud de la liberación del transporte ferroviario de pasajeros que decretó la Unión Europea (UE).

Hasta aquí todo normal y en aras de la libre competencia dentro de la UE si no fuera por un pequeño detalle: que los galos llevan años impidiendo a Renfe operar por sus líneas de alta velocidad y, en consecuencia, que pueda llegar también a las de otros países como Italia, cuyos trenes de alta velocidad circulan ya por España. Y lo más sorprendente es que Renfe, con la autorización del Gobierno español, firmase en noviembre de 2020 un acuerdo con la SNCF sin rubricar a la vez otro que, por reciprocidad, permitiese a Renfe operar en Francia. Es lo que se llama ser idiota y bajarse los pantalones. Nos ocurre lo mismo con las conexiones energéticas hispano-francesas: si es para vendernos electricidad de sus centrales nucleares, sí; pero si se trata de ampliar las anoréxicas conexiones de gas natural que tenemos con ellos o construir un nuevo conducto por el levante hasta Francia para transportar a la UE gas, biometano o hidrógeno verde, no porque se opone sistemáticamente París y su monopolio atómico.

Y tampoco es normal y suena a pitorreo que en el país más centralista de Europa y con más empresas públicas, en donde no se mueve un papel sin que el Presidente lo autorice, los ministros franceses de Economía, Bruno Le Maire y de Transportes, Jean-Baptiste Djebari, se queden con cara de no haber roto un plato cuando sus homólogas españolas Nadia Calviño Santamaría y Raquel Sánchez Jiménez les piden explicaciones por las trabas de la SNCF para que Renfe actue en Francia. La desfachatez es tal que la Autoridad Reguladora del Transporte de Francia ha endurecido su discurso contra el SNCF y en un informe reciente reclama a la incumbente que permita la entrada de competidores en Francia, “donde queda mucho por hacer para reducir las barreras de entrada y permitir una apertura exitosa de la competencia”. Pues venga, ¿a qué esperan? ¿O es otro engaño de la “grandeur” para seguir tomándonos por el pito del sereno?

Renfe constata, año tras año, cómo el SNCF demora la homologación de las unidades que tiene de la serie 100 de Alston para circular por la línea Lyon-París y de la serie 106 de Talgo, poniendo en jaque los planes de internacionalización de Renfe, que pasan también por las líneas Lyon-Marsella y Lyon-Montpellier. Y digo yo, ¿Renfe no puede mandar a cocheras a Ouigo, argumentando problemas de seguridad en su material móvil, para pagarles con la misma moneda y que dejemos de ser los bobos de la película? ¿O es que ya no tenemos orgullo? A lo que se ve y después de derrotar al golpista y dictador Napoleón como los ucranianos derrotarán a Putin, aquí y hoy solo gana a los franceses el Real Madrid, aunque el PSG esté ahora disfrazado de catarí y goce de mala reputación por las actuaciones chulescas e ilícitas de su presidente Nasser Al-Khelaifi.

Como escribe Emilio Lamo de Espinosa en su excelente libro Entre águilas y dragones. El declive de Occidente, “los españoles mostramos un marcado desinterés por la política exterior y las relaciones internacionales, y exhibimos, por el contrario, una actitud natural aislacionista, ensimismada, incluso endogámica y particularista. Actitud que ha sido reforzada por el Estado de las Autonomías, que ha venido a provincializar la política y a generar un marco de referencia localista y endogámico”…”No podemos ser torpes, España debe priorizar su política exterior, cosa que no ha hecho, quizá, desde los tiempos del conde-duque de Olivares”.

O como ha escrito Ignacio Ruiz-Quintano, “ese método disolvente de la conciencia de España que es el Estado de las Autonomías”.

JORGE DEL CORRAL Y DIEZ DEL CORRAL

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Autor

Jorge del Corral

Hijo, hermano y padre de periodistas, estudió periodismo en la Escuela Oficial de Madrid. Ha trabajado en cabeceras destacadas como ABC y Ya. Fue uno de los fundadores de Antena 3 TV. Miembro fundador de la Asociación de Periodistas Europeos (APE) y del Grupo Crónica, creador de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV) y fundador de la Unión de Televisiones Comerciales (UTECA). Un histórico de la agencia EFE, donde fue subdirector y corresponsal en Roma.

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