Los efectos no se ven a corto plazo, pero si el Gobierno sigue haciendo las cosas bien, vendrán tiempos mejores
Mariano Rajoy lo tiene claro: «Lo menos que podían hacer los socialistas es callarse».
El presidente del Gobierno habla a un púbico encandilado en la clausura del XV Congreso del PP de Madrid, pero no se dirige a sus fieles.
Tampoco a Esperanza Aguirre, la única dirigente popular que ha tenido el valor, la sensatez y el instinto de proponer que las autonomías devuelvan competencias el Estado central, para ahorrar 40.000 millones e intentar salir del marasmo económico en que está España.
Rajoy, como hizo en el cierre del congreso nacional de Sevilla, habla a la ciudadanía de la calle, a los españoles de apie, a los sufridos contribuyentes y justo en una jornada en que por las calles de España marchan manifestaciones de protesta contra sus recortes.
En La Moncloa parecen haberse dado cuenta por fin que están pifiandola en comunicación. Ni allí, ni en la sede del partido en Génova -donde han apartado a Esteban González Pons y no tienen a nadie capaz de ‘colar‘ titulares de impacto- dieron verdadera importancia a los mensajes y ahora no saben como salir del hoyo.
Si la obsesión del jefe del Ejecutivo ha sido y siegue siendo el objetivo de déficit y la estabilidad presupuestaria o, lo que es lo mismo, proyectar una imagen de confianza ante los mercados y los socios europeos, ahora comienza a preocuparle también la inquietud de los electores.
Además de la habitual petición de esfuerzos, ha apelado este 29 de abril de 2012 a una comprensión mutua.
«Lo entiendo perfectamente. Muchas personas pueden no comprender en un determinado momento las decisiones que estamos tomando. Pero el problema es la crisis, el paro, la recesión, el desorden de las finanzas públicas. Hay que hacer cambios estructurales y tomar medidas integrales».
«Intentaremos no volver hacer estas cosas en el futuro«, ha concedido el jefe del Ejecutivo antes de agregar que «no quedaba alternativa», haciendo referencia a unas reformas impopulares en las que, vuelve a asegurar, intentaron ser «justos» y «equitativos«.
«La agenda reformista es una puesta a punto para todo el país y no parará hasta el fin de la legislatura».
Rajoy admite que muchas de sus medidas no figuraban en el programa electoral del PP, pero subraya que han tenido que tomarlas por los incumplimientos del Gobierno Zapatero en materia de déficit:
«El Gobierno anterior, en el año 2011, se comprometió a un déficit del 6% , sin que nadie se lo pidiera, pero lo ha dejado al 8,5 por ciento y eso supone que este año tenemos que reducir el déficit en 18.000 euros más de lo previsto y el año que viene en 10.000 y por eso hemos tenido que subir impuestos. Lo mínimo que pueden hacer es callarse»El presidente se ha dirigido a los partidos de izquierda, que miden su fuerza en la calle en 55 ciudades bajo el lema Con la educación y la sanidad no se juega, aunque también protestan contra la reforma laboral, la subida del IRPF o el aumento del IVA en 2013.
«Ahora se oponen a todo, se oponen a las reformas; no entienden, o no quieren entender que para salir del pozo hay que hacer lo que ellos no hicieron. Hay que hacer exactamente lo contrario de lo que ellos hicieron».
Los ministros y los dirigentes del PP son conscientes de la impopularidad de la reforma laboral, la subida del IRPF, el copago farmacéutico y medidas que muchos consideran discriminatorias.
En Génova ya han dado la orden de trabajar para minimizar el desgaste electoral con vistas a los comicios autonómicos de marzo de 2013 en el País Vasco y Galicia.
Por entonces, ya habrá subido el IVA. Y en este contexto, todos los mensajes del Gobierno suponen una justificación.
Hoy le ha tocado al propio presidente asegurar que «todo» lo que están haciendo «es sacar al país de la mayor crisis que el país ha conocido».
Y que los objetivos son «el crecimiento y la creación de empleo».
«Por eso no hemos tardado ni un minuto en poner en marcha las reformas».
«La situación ha obligado a actuar muy pronto y con toda determinación. Lo vamos a hacer, pero va a costar».