No tiene Pedro Sánchez vergüenza, criterio o capacidad para conducir al país en los momentos de crisis y lo acaba de dejar patente de nuevo.
Sánchez ha instado a acelerar la vacunación contra la COVID-19 para atajar el alza de los contagios debido a la variante ómicron, y en un derroche de caradura ha marcado nuevos objetivos, como que el 80 por ciento de los mayores de 60 años haya recibido la tercera dosis antes de que termine el año.
En rueda de prensa este 22 de diciembre de 2021, tras la celebración de la Conferencia de Presidentes, el jefe del Ejecutivo ha detallado cuáles van a ser los siguientes retos en la vacunación, «con la colaboración de todas las instituciones, profesionales sanitarios y todos los compatriotas».
Así, ha planteado también que el 80 por ciento de las personas entre 50 y 59 años reciba la dosis de recuerdo en la semana del 24 de enero y que el 80 por ciento de entre 40 y 49 años tenga la tercera dosis en la primera semana de marzo.
Además, otra meta es que el 70 por ciento de los niños entre 5 y 11 años cuente con la primera dosis pediátrica en la semana del 7 de febrero y que el 70 por ciento tenga la segunda dosis pediátrica en la semana del 19 de abril.
No hay que ser un genio para darse cuenta de que Sánchez y sus compinches intentan de instalar en la opinión pública española la congoja, la confusión y el miedo, para desviar la atención de otros problemas, tan serios como la crisis, el decrecimiento económico o el coste de la luz.