La primera reunión, celebrada en Moncloa, ha durado dos horas y cuarto

Mariano Rajoy recibe al independentista Carles Puigdemont con un ejemplar de ‘El Quijote’

"El presidente de la Generalitat ha acudido a postrarse a La Moncloa ante la evidencia de que el Estado existe"

Mariano Rajoy recibe al independentista Carles Puigdemont con un ejemplar de 'El Quijote'
Mariano Rajoy con Carles Puigdemont. LM

Artur Mas ha caído en el olvido, el independentismo nunca ha llegado a ser mayoritario, y ante las primeras dificultades se ha resquebrajado

La que es la primera entrevista oficial entre el presidente del Gobierno de España y el nuevo presidente de la Generalitat de Catalunya, ha durado este 20 de abril de 2016 dos horas y cuarto, lo mismo que la que Mariano Rajoy mantuvo con Artur Mas, expresident de la Generalitat, el 30 de julio de 2014.

Antes de entrar, Puigdemont había asegurado que acudía a la cita con «un razonable escepticismo, un prudente optimismo y una corrección institucional».

Mariano Rajoy, a quien en correción es dificil superar, ha recibido  al independentista cantalán con una amplia sonrisa, un apretón de mano y un ejemplar de ‘El Quijote’.

Antes de entrar en materia, el jefe del Ejecutivo en funciones ha regalado al presidente del Gobierno de Cataluña un facsímil de la primera edición de la 2ª parte de El Quijote. Se trata de la parte en la que Don Quijote viaja a Barcelona y allí conoce el mar.

También ha habido, por parte de Rajoy, mucha firmeza. Ha dejado claro que no hay posibilidad de acercamiento alguno en torno a las aspiraciones soberanistas de Puigdemont.

Como escribe Salvador Sostres en ‘ABC‘, al final, el presidente de la Generalitat, el que no tenía nada que hablar con un presidente del Gobierno en funciones, ha acudido a postrarse a La Moncloa ante la evidencia de que el Estado existe, y la jerarquía, y que no tienen ni la fuerza electoral para romperlo, ni para saltárselo, ni para nada más que para dimitir de cualquier chulería y asumir la realidad.

Se ha acusado a Rajoy de no hacer nada, de indolente, de vago. Unos le han insultando reclamándole desfiles militares, y los del otro lado llamándole poco menos que fascista por «no moverse» y por «no ofrecer nada».

Pero Mas ha caído en el olvido, el independentismo nunca ha llegado a ser mayoritario, y ante las primeras dificultades se ha resquebrajado, y tanto Convergència como Esquerra, que tanto habían prometido bloquear la política española si no se les concedía el referendo secesionista, se entregan hoy gratis total a Pedro Sánchez y a Podemos, renunciando a sus otrora insalvables condiciones soberanistas, con el único objetivo de echar a Rajoy a Montoro, lo que constituye una prueba inequívoca de que ni Rajoy era un vago, ni un indolente y sabía perfectamente lo que quería, y lo ha conseguido.

Una Generalitat colapsada, un independentismo debilitado y con unos líderes políticos entre impotentes y cobardes, y muy especialmente un presidente que durante sus cien días en el cargo no ha hecho más que dar vueltas sobre sí mismo y retroceder, es el resumen de lo que se encontrará el presidente Rajoy mañana, gracias a la paciencia y a la inteligencia con que ha sabido manejar una situación que no era nada fácil, y menos con las histéricas gritando desde sus respectivos bandos.

Sánchez, Rivera e Iglesias visitaron a Puigdemont para mercadear con abstenciones y apoyos y posibles ministros de Hacienda, y facilidades de pago. Pero es Puigdemont quien irá a ver a Rajoy y es el independentismo el que ha retrocedido, cedido, ofrecido como una mercancía gratis como esos llorones que dicen:

«Por favor, no me haga daño».

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