Arquitectura religiosa olvidada. 5. Poner en valor este patrimonio

Por José María Arévalo

( Corcos, monasterio. Acuarela de Francisco Pedro Roldán Morales) (*)

Después de recoger los tres preámbulos con que se inicia el libro que estamos reseñando en esta serie, “Las ruinas de Dios. Arquitectura religiosa olvidada en la Provincia de Valladolid” de los arquitectos vallisoletanos Juan José Fernández Martín, Francisco Pedro Roldán Morales, José Ignacio Sánchez Rivera y Jesús Ignacio San José Alonso,
abordamos ahora la “Introducción” que los propios autores incluyen. Dada su amplitud e interés, dedicaremos a ella varios artículos, en las próximas semanas. Comienza la Introducción describiendo el objetivo que el trabajo realizado pretendía; en primer lugar, y para poner en valor estos edificios que constituyen parte de nuestros bienes culturales, el primer paso es conocerlos: “mientras esperamos que terminen de desaparecer –se sinceran los autores-, creemos que aún es posible”.

Incluimos hoy la primera parte de la Introducción, con una explicación del trabajo de campo realizado, desde la descripción de los edificios, el estudio de la bibliografía y de los datos documentales, la catalogación, hasta el análisis de los sistemas constructivos y de las patologías. En sucesivos apartados, que veremos en próximos artículos, se analiza lo que titulan “El problema: el patrimonio religioso abandonado en la Provincia de Valladolid”, distinguiendo “El abandono de las iglesias parroquiales”, “Ermitas y santuarios” y “Monasterios y conventos”, para finalmente indicar el criterio seguido para la clasificación de los edificios en cada una de las partes que constituyen este trabajo. Concluye la introducción con un capítulo de “Agradecimientos”.

Bajo los epígrafes “Introducción” y “Objetivo”, comienza el texto: “Es probable que seamos la última generación que veamos en pie muchos de los edificios (o sus restos en no pocos casos), de los que se recogen en este texto. De hecho, a muchos hemos llegado tarde y lo único que sabemos de ellos es que existieron, que tuvieron una vida en otro tiempo ya pasado, que sirvieron de disfrute a otras generaciones, a otras personas, quienes se reunieron en su interior para expresar sus sentimientos religiosos y para celebrar fiestas y romerías en su entorno. Que participaron de la vida y de las manifestaciones culturales de los lugares y pueblos a los que pertenecieron, algunos desaparecidos con los edificios.

Pero quizás se pueda hacer algo mientras esperamos que terminen de desaparecer; creemos que aún es posible poner en valor estos edificios que constituyen parte de nuestros bienes culturales, y para ello el primer paso es conocerlos. Conocer (o dar a conocer si no existe este requisito previo y necesario), para que este conocimiento lleve a apreciar aquello que forma parte de nuestro entorno cultural más próximo. A partir de aquí no debe resultar difícil que tratemos de conservar aquello que nos interesa y consideramos, si no necesario si, al menos, importante.

En esta creencia, uno de los objetivos del Laboratorio de Fotogrametría Arquitectónica de la Universidad de Valladolid, es la de documentar el patrimonio de la comunidad Castellano-Leonesa, y en particular el patrimonio arquitectónico; entendiendo como fundamental la idea expresada de que para poder llegar a valorar y conservar el patrimonio, el primer paso es su conocimiento y por tanto su estudio y documentación, pero al mismo tiempo que exista memoria de ellos y que esta no se pierda.

( Adalia. Dibujo de Francisco Pedro Roldán Morales, en el libro “Las ruinas de Dios. Arquitectura religiosa olvidada en la Provincia de Valladolid” ) (*)

Conocer estos edificios «fuera de culto» se entiende pues como una necesidad de urgente satisfacción, ante la precariedad que muestran la mayoría de estas construcciones. Entre otras razones porque la mayoría de ellas no están documentadas y cuando lo están, bien sea en los Catálogos Monumentales o en obras de carácter general, los datos sobre ellas se limitan a someras descripciones que se ilustran con alguna fotografía, y rara es su descripción planimétrica completa así como su análisis arquitectónico. Estas circunstancias nos llevaron a acometer la documentación de la «Arquitectura Religiosa en Vías de Extinción».

Desgraciadamente no son pocos los edificios que (generalmente en el medio rural), pasan desapercibidos y no suscitan el interés de particulares ni de administraciones locales y regionales hasta que se requiere una labor arqueológica para su estudio.

Entre estas edificaciones se encuentra buena parte de nuestro patrimonio en el medio rural, edificios que el paso del tiempo ha llevado al olvido y al abandono, en principio, por su falta de utilidad y uso. Esta circunstancia acarrea como consecuencia su progresiva degradación, fruto del expolio y de su falta de mantenimiento.

Un caso particularmente significativo es el de las edificaciones religiosas, concebidas para satisfacer unas necesidades muy concretas, que determinan su forma, modos de construcción y uso. Edificios que, a menudo, se localizan en lugares de complejo o apartado acceso. Para ellos la falta de uso, es decir la falta de culto, supone su inexorable camino hacia la ruina. No son pocos las edificaciones que se encuentran en esta situación, en la provincia de Valladolid, con diferente grado de deterioro, que va desde unos escasos restos, que difícilmente permiten conocer la forma de su planta, a los que se mantienen precariamente gracias a que, en su totalidad o en parte, han sido utilizados para otros fines alejados del culto religioso.

( Mota del Marqués. Dibujo de Francisco Pedro Roldán Morales, en el libro “Las ruinas de Dios. Arquitectura religiosa olvidada en la Provincia de Valladolid” ) (*)

Esta apuesta de conocimiento y divulgación de nuestros bienes ha requerido un esfuerzo, tanto económico como, principalmente, de participación y determinación, lo que damos por bueno si ello contribuye a prolongar la existencia de alguno de estos «enfermos terminales». Y ello porque entendemos que mantener nuestros bienes culturales es una labor común que, lejos de protagonismos, debe ser suma de voluntades que busquen garantizar el mantenimiento de un patrimonio de épocas pasadas, pues están en nuestras manos para su disfrute pero también para garantizar su pervivencia.

Precisamente y en paralelo al conocimiento del patrimonio como medio de llegar a apreciar lo que constituye la seña de identidad de diferentes culturas y lugares, desde su reconocimiento como riqueza propia y particular y, al mismo tiempo, como documento que nos permite conocer un pasado más o menos próximo; su pervivencia se ha descubierto como dinamizador económico, y como valor más allá de lo puramente artístico de los pueblos, regiones, comarcas, etc.

En tal sentido, desde distintos foros se viene alentando y se reclama tanto la conservación como el conocimiento del patrimonio como medio del desarrollo. Así José Luis González Vallvé, miembro de la Dirección General de la Comisión Europea encargada del Desarrollo Regional, en el simposio internacional “La conservación como factor de desarrollo del siglo XXI”, organizado en 1997 por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, defendió «la valoración del patrimonio de nuestra región, de ingente riqueza histórica y artística que atesora desde sus orígenes, aproximadamente la mitad de la existente en toda España».

Evidentemente para poder llegar a valorar el patrimonio, el primer paso es su conocimiento y por tanto su estudio y documentación. El propio González Vallvé sugería, en ese mismo congreso, la articulación de políticas tendentes a aprovechar la «gran cantera de estudiantes universitarios relacionados con la restauración del patrimonio, y por tanto del estudio y análisis del mismo».

Ambas ideas nos parecen muy acertadas, pues evidencian que propiciar la conservación del patrimonio requiere un proceso que se inicia al fomentar su conocimiento, como primer paso para su valoración, y en la medida que esta se produzca, se entenderá necesaria su conservación. Dicho de otra manera: en primer lugar, entendemos que al hablar de conservación el término se refiere a un aspecto más amplio que la mera restauración, de hecho hay que pensar que toda restauración o rehabilitación supone, a la vez que un proceso económicamente caro, un fracaso (en mayor o menor medida), en el cuidado y mantenimiento continuado del bien restaurado. En no pocos casos se llega a ellas por el abandono, o por la perdida de valor que provoca su desconocimiento y falta de aprecio.

En segundo lugar nos consideramos parte de estos “estudiantes universitarios” a los que se refiere González Vallvé, y desde nuestra parcela docente y nuestra condición de investigadores, consideramos un compromiso contribuir a estudiar y difundir el conocimiento del patrimonio arquitectónico de nuestra región.

Se trata pues de documentar un patrimonio «en vías de extinción» y, por tanto, recopilar las noticias y citas relacionadas con cada uno de ellos, mediante el estudio de la bibliografía existente, pero también realizar las redacciones gráficas adecuadas, tanto fotográficas como planimétricas, para describir su arquitectura y poder analizar su construcción, así como analizar las circunstancias, sociales, culturales, económicas y constructivo-estructurales que llevaron a su ruina. En último término se trataría de documentar y difundir el conocimiento de un patrimonio que se encamina a su desaparición, pese a haber sido una referencia constante en la vida cotidiana de nuestros pueblos y ciudades

TRABAJO DE CAMPO

En primer lugar debemos señalar que a la hora de establecer la extensión geográfica del trabajo que venimos desarrollando, fue necesario valorar la relación entre el número de edificios a analizar y los medios y número de estudiosos dedicados a su realización, (dado que no disponíamos de financiación alguna), de manera que se pudieran garantizar unos resultados completos, con la profundidad y calidad que requiere un trabajo de documentación arquitectónica.

Por este motivo se consideraron los partidos judiciales de la provincia como ámbitos de trabajo. y se propuso este en dos etapas, una la que aquí se presenta compuesta por los partidos judiciales de Mota del Marqués, Peñafiel, Tordesillas y Valoria la Buena, dejando los restantes (Medina del Campo, Nava del Rey, Olmedo, Villalón y Valladolid), para una segunda etapa.

En segundo lugar debemos indicar que la consideración del edificio como principal fuente de datos, planteaba la necesidad de su visita y análisis en directo. Al igual que un paciente para el médico, el edificio es quien (en primera instancia), proporciona los datos para su conocimiento. A los que se unen otros: orales, escritos y gráficos.

Con respecto a la información oral, hemos de confesar que nos está produciendo resultados inesperados, dado que la gente del lugar aún recuerda la situación más o menos precisa de edificios desaparecidos. Podemos afirmar que la memoria aún no está borrada.

Más difícil y costoso resulta encontrar documentos que hagan referencia a estos edificios, ya que no existe información documental de muchos de ellos (como por ejemplo las parroquias desaparecidas en la Edad Media, o las ermitas pertenecientes a cofradías extintas).

Para acometer el estudio gráfico se hace necesaria la redacción de una documentación base, elaborada a partir de los datos recogidos en los trabajos de campo, y que se refiere a las imágenes fotográficas tomadas y, fundamentalmente, a los levantamientos arquitectónicos, que hagan posible comprender el elemento arquitectónico en su totalidad.

Esta captura de información gráfica comprende tres aspectos o consideraciones: los croquis, las anotaciones numéricas y las fotografías. Los croquis, son las anotaciones realizadas «in situ» que permiten reconocer la geometría precisa del edificio y constituyen el soporte de las cotas recogidas con el objeto de realizar su documentación planimétrica.

Las anotaciones numéricas: cotas y apoyo topográfico, tienen que ser suficientes para poder «dibujar el edificio» en su estado actual y, en aquellos casos en que sea posible, reconstruir con representaciones en tres dimensiones el estado original del edificio. En este caso la limitación en cuanto a la precisión final, depende del objetivo de la toma de datos.

Hemos realizado levantamiento directo:

-Tradicional- con cinta métrica: levantamiento instrumental

-Topográfico – con estación total; y levantamiento

-Científico-, con restituidor analítico y digital (en este caso las minutas de restitución han sido redibujadas con el fin de facilitar unos acabados ajustados a las definiciones gráficas canónicas. Organizamos para el primer caso grupos de tres personas con cinta metálica de 20 m, y con flexómetro de 5 m. Redondeamos a 0.5 cm, y siempre triangulamos. Para el segundo y tercer caso, usamos una estación total PENTAX y tomamos más de cinco puntos por segmento de nuestro modelo foto gramétrico.

-Las fotos constituyen el abanico más amplio de nuestra documentación, en tanto que se destinan a diferentes fines: desde información general del edificio con destino a la realización de planos básicos de los mismos -entiéndase bidimensionales-, hasta el estudio de deformaciones y patologías con objeto de realizar diagnósticos o valoraciones, pasando evidentemente por la formación de modelos fotogramétricos digitales y analíticos para los diferentes estadios de la documentación.

(Realizamos fotografías de documentación; fotografías para restitución analítica estereoscópica o restitución digital no estereoscópica; y por último fotografías para rectificación fotográfica. Están realizadas con cámara Hasselblad de formato 6 x 6; cámaras digitales: Casi o y Nikon -esta última calibrada para fotogrametría- de resolución 1440 pp; y cámaras convencionales -de 35 mm.-, de diferentes tipos. Para rectificación fotográfica obtenemos foto-alzados, que van desde paramentos planos, hasta artesonados y elementos singulares. En definitiva, toda la documentación fotográfica que pueda ser interpretada directamente como planos métricos).

En esta operación que lleva desde la observación hasta la comprensión profunda, se trata pues de saber leer el elemento arquitectónico, y no de realizar solamente una simple labor de medición y representación gráfica.

Incluso en aquellos casos en que el estado de ruina no sea tan avanzado como para poder conocer los detalles de su forma y construcción, se propone la realización de propuestas gráficas que reconstruyan su estado original completando, en base al análisis de los datos recogidos, las partes dañadas o desaparecidas de su «anatomía».

En este sentido el trabajo propone una metodología de análisis arquitectónico basada en el medio gráfico que, mediante la toma de datos directa, permita establecer la comparación de tipos, asegurando el conocimiento y comprensión de los con juntos y edificaciones propuestas.

Por tanto los levantamientos aportan, junto a la representación fiel de la materialidad física del edificio, conocimientos relativos a las técnicas usadas, los materiales, las estructuras, los sistemas constructivos, la producción edificatoria, o informaciones relativas a la pertenencia a un cierto movimiento arquitectónico o las características más destacadas.

La observación de los aspectos constructivos viene facilitadas por el hecho de encontrarse muchas de las edificaciones religiosas consideradas en mal estado de conservación, lo que deja al descubierto sus sistemas constructivos, permitiendo observar directamente los detalles de la construcción, las transformaciones consecuencia de reparaciones o las adaptaciones que distorsionan o modifican las soluciones originales.

De tal manera que por lo que respecta a los objetivos operativos perseguidos por el trabajo debemos señalar que se concretan fundamentalmente en cuatro apartados:

– En primer lugar la descripción, de la forma más precisa posible, de la arquitectura religiosa que se propone.

– Un segundo objetivo se centra en el estudio de la bibliografía y de los datos documentales relacionados con los edificios y su uso.

– El tercer objetivo, facilitado por la redacción de la documentación necesaria para la satisfacción de los dos anteriores, pretende establecer la catalogación de los edificios estudiados como base para la conservación y mantenimiento del patrimonio arquitectónico que representan.

– El análisis de sus sistemas constructivos y de las patologías que han motivado su deterioro.”

En el próximo artículo continuaremos con esta Introducción, que en segunda parte pasa a tratar del problema del patrimonio religioso abandonado en la Provincia de Valladolid, para analizar el cual se señala que se han recogido más de 4000 citas que hacen referencia a edificios religiosos existentes o desaparecidos, y cómo del estudio bibliográfico se deduce que en la provincia de Valladolid existen documentados o han existido 1585 edificios de culto, de los que han perdido su uso religioso 1053, es decir, más de la mitad, lo que da idea de la ingente labor que representa el estudio de este patrimonio.


(*) Para ver las fotos que ilustran este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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