Valores ¿militares?: amor a la Patria

Por Juan Ignacio Salafranca. Introducción de Carlos de Bustamante

( Foto que acompaña el artículo en el blog del General Rafael Dávila ) (*)

Coronel de Infantería también el que prologa, les puedo asegurar que soy consciente en su totalidad de no descubrir ningún nuevo Mediterráneo al difundir el artículo – titulado “El amor a la Patria”- publicado el 23 de agosto en el blog del General (de D.) Rafael Dávila, de mi amigo y compañero el joven Coronel Juan Ignacio Salafranca Álvarez, Coronel de Infantería (R.). Consciente también de que no son reclutas mis amigos y probables únicos lectores, hago mías sus palabras escritas en el blog del General (de D.) Rafael Dávila.

Y es mis amigos, que corren tiempos en que conviene esta “teórica” por los muchos que, privados del derecho y deber de amar con obras a España, pudieran desconocer y por ende no practicar los valores fundamentales de los que, veteranos en las FF. AA., hemos vivido, mamado y practicado en la Academia General, en el día a día de nuestros mayores y en los diferentes destinos donde africanos o peninsulares hemos “servido”. Servicio a España durante los cuarenta y cinco años en los que fui soldado en activo con diferentes empleos. Y junto a él, servicio a Dios como consta de forma indeleble cuando se lo juramos “besando con unción la Bandera”.

Restablecida por el General Franco la monarquía, según el sentir y querer del pueblo español, si ya la Patria llevaba consigo deberes y derechos, ni les digo el españolísimo lema –“Dios, Patria y Rey”- de tradición milenaria. Desde esta premisa (Dios, Patria y Rey) pueden quedar meridianamente claros los valores de referencia.

“En un trabajo anterior -escribe Salafranca-, defendía que los valores que a los militares nos son exigibles, no lo eran al resto de la sociedad, pero que sí resultaban positivos para cualquier estamento. Sin embargo, éste del `amor a la Patria´sí resulta obligado para todo el mundo, porque quien no ama a su Patria resulta un ser antisocial, como el que no ama a su padre y a su madre; el amor a la Patria lo siente toda persona bien nacida y quien no lo siente, debe ser considerado un enfermo en términos sociales.

No podemos elegir, porque la Patria no somos solo nosotros, lo son quienes nos precedieron, lo son nuestros hijos y nietos, incluso los que todavía no han nacido, lo son su Historia, sus tradiciones, su manera de ser y de sentir su lengua propagada por todo el mundo, su folklore, sus regiones. Por ello no podemos desertar del patriotismo.
Recibimos una Patria en distintas condiciones según el tiempo en que cada uno nació, pero tenemos la obligación común de transmitirla a las siguientes generaciones mejor, más libre, más grande y, por supuesto, íntegra.

El síntoma más claro de la degeneración de una Nación es la falta en sus ciudadanos de este amor a la Patria, por ello resulta alarmante comprobar que a quien manifiesta públicamente este sentimiento se le tilde de “facha” trasnochado u otros adjetivos con afán peyorativo.

El patriotismo no es patrimonio de ningún partido ni grupo social, por ello quienes tratan de adjudicárselo a cualquier sector, se equivocan gravemente. Hay quienes acusan al régimen anterior de haberse apropiado de esta virtud y de haberlo hecho también de los símbolos de la Patria, pero o desconocen la Historia u olvidan que aquel régimen nació de una guerra y que quienes vencieron en ella no hicieron sino recuperar, para todos los españoles, lo que se había perdido en los años de aquella República que algunos añoran y que otros, sin haberla conocido, la consideran la solución a todos los problemas. Y así, la Bandera hubo de ser restablecida en sus colores, el Himno volvió a ser la Marcha Real o Marcha de Granaderos, el Escudo fue el de los Reyes Católicos en el afán de recuperar los tiempos más gloriosos de nuestra Historia y el amor a la Patria salvado de quienes gritaban ¡Muera España! ¡Viva Rusia!

Pese a esta obligación general, los militares estamos especialmente sensibilizados para sentirlo. Quienes ingresamos en la Academia General Militar, recordamos que el primero de los preceptos de su decálogo era:

`Tener un gran amor a la Patria y fidelidad al Rey exteriorizado en todos los actos de su vida¨.”


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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