Por lo visto, del odio al amor no hay más que un paso

Por Javier Pardo de Santayana

(Viñeta de Puebla en ABC el pasado día 13)

“Si tuviera a ese señor en el gobierno no podría pegar un ojo en toda la la noche”, dijo más o menos cierto individuo no hace mucho. Y ahora parece encantado de tenerlo. Así es la vida, sobre todo desde que el relativismo plantó su tienda entre nosotros con la inestimable ayuda de un predecesor de quien tan alegremente reacciona ahora ante la posibilidad de que se produzca la indeseable situación citada. Se ve que Groucho se quedó corto con aquello de “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.

Y a mí lo que me asombra es que no se les suba el pavo a él y a sus entusiastas seguidores al proclamar ahora su satisfacción por haber acabado dándose besos en la boca. Sí; besos en la boca con su vituperado contrincante, superando la causa de su futuro insomnio. Que, de tal forma debió cambiar en este par de días, que según parece ha prometido dejarle dormitar como un bendito y además se ha mostrado agradecido por sentirse debidamente resarcido de las duras palabras recibidas. Y, por qué no decirlo, del generoso sueldo de por vida que se le ofrece  a costa del Estado.

Citaba yo en él anterior artículo la conversión del famoso Caballero de Gracia madrileño, quien en una especie de súbito milagro pasó de ser un libertino a ser un santo. Pues al parecer eso no es nada comparado con la transformación del residente de la Sierra Madrileña, que ha pasado de ser el malo a ser el héroe. Tanto, que hasta su casoplón ha merecido el honor de pasar a formar parte de nuestro generoso diccionario de la Lengua.

Lo cual tiene bemoles, mas no tantos como que la pretensión de nuestro más que probable presidente sea recrear un “frente popular” de trágica memoria, para lo cual ya empezó a preparar el terreno hace tan sólo un par de días enviando a una importante representante del gobierno a presidir un acto de desagravio a una pandilla de asesinos relacionados con los “paseos” de los años treinta y las  famosas checas comunistas. Y acabar rematando la faena  cogidos  de la mano y repitiendo para ver si cuela que garantizarán una política realmente “progresista”. Con lo  cual cualquiera se pregunta a qué llaman “progreso” estos señores, ya que precisamente da la casualidad de que para el antes odiado y ahora venerado compañero de viaje la “progresía” consiste en imitar a Nicolás Maduro, un tipo fracasado del que los intrigantes españoles fueron nada menos que asesores y también enviados especiales para instaurar el chavismo aquí en el sur de Europa; que para eso les han subvencionado.

¿No les parece a ustedes que llamar “rotundamente progresistas” a tipos como éstos exige un alto nivel de candidez o caradura? Pues además alcanzan la consideración de gran peligro público, ya que sus declaradas preferencias consisten en cargarse ya de entrada la constitución que nos ampara juntamente con nuestra amenazada economía, como bien tienen demostrado, para empezar, en Venezuela. Sí, esto del “progresismo» como cantinela que pretende engañar a los contribuyentes se me hace singularmente llamativo habida cuenta del desastre causado por sus mentores en los países donde detentaron el poder. ¿Se necesita decir más para que los votantes españoles se den cuenta de la monumental tomadura de pelo que les están haciendo?

Por eso me pregunto si es posible que alguien pueda creerse tanto cuento como para comprarles esa idea de que el huido de Vallecas, cuya principal aportación a nuestra patria ha sido dar lugar a la oficialización del neologismo que ustedes ya conocen, tiene algo que ver con el “progreso”. Como también me parece no ya curioso, sino hasta imposible por resultar ridículo, este inmenso pero interesado amor sobrevenido, no sólo superador de insultos y duras expresiones previas, sino también generador de tan vibrantes muestras de amor como simulan.

¿De verdad que alguien puede creerse realmente algo de lo que dicen estos personajes que, con un toque por aquí y otro por allá, podrían convertirse fácilmente en protagonistas de un humorístico sainete costumbrista o una comedia bufa?

Porque no es sólo que nuestro sistema educativo sea decididamente mejorable; es que parece imposible que viendo todas estas cosas haya algún español tan vulnerable que se acabe tragando lo de la “progresía”, o todavía espere que mejorarán las cosas con el gobierno de esos individuos.

Recordarán ustedes que quien está partiendo este indigesto bacalao del lado socialista fue no hace demasiado tiempo defenestrado por los suyos, que es como decir por quienes fueron en su día capaces de contribuir eficazmente a la creación de una admirable transición política o de adaptarse a las complejas exigencias de nuestra pertenencia a Europa.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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