Para que lo trabajara y custodiase. 35. Epílogo

Por Carlos de Bustamante

( San Josemaría en el Campus de la Universidad de Navarra el 8-X-1967) (*)

Tantas veces el chaval que se hizo anciano hizo alusión al santo de lo ordinario, que creyó conveniente reunir en un solo escrito final lo que le sugirió al amo de turno tantos y tan sabios consejos. Vaya, pues, en este epílogo la homilía de san Josemaría de donde proceden: “Amar al mundo apasionadamente”.(8-X-1967 Campus de la Universidad de Navarra). Muy oportuna hoy su publicación, pues ayer celebramos el aniversario de la fundación de la Obra:

“Acabáis de escuchar la lectura solemne de los dos textos de la Sagrada Escritura, correspondiente a la Misa del domingo XXI después de Pentecostés. Haber oído la Palabra de Dios os sitúa ya en el ámbito en el que quieren moverse estas palabras mías que ahora os dirijo: palabras de sacerdote, pronunciadas ante una gran familia de hijos de Dios en su Iglesia Santa. Palabras, pues, que desean ser sobrenaturales, pregoneras de la grandeza de Dios y de sus misericordias con los hombres: palabras que os dispongan a la impresionante Eucaristía que hoy celebramos en el campus de la Universidad de Navarra.

Considerar unos instantes el hecho que acabo de mencionar. Celebramos la Sagrada Eucaristía, el sacrificio sacramental del Cuerpo y de la Sangre del Señor, ese misterio de fe que anuda en sí todos los misterios del Cristianismo. Celebramos, por tanto, la acción más sagrada y trascendente que los hombres, por la gracia de Dios, podemos realizar en esta vida: comulgar con el Cuerpo y la Sangre del Señor viene a ser, en cierto sentido, como desligarnos de nuestras ataduras de tierra y de tiempo, para estar ya con Dios en el Cielo, conde Cristo mismo enjugará las lágrimas de nuestros ojos y donde no habrá muerte, ni llanto, ni gritos de fatiga, porque el mundo viejo ya habrá terminado. Esta verdad tan consoladora y profunda, esta significación escatológica de la Eucaristía, como suelen denominarla los teólogos, podría, sin embargo, ser malentendida: lo ha sido siempre que se ha querido presentar la existencia cristiana como algo solamente espiritual —espiritualista, quiero decir—, propio de gentes puras extraordinarias, que no se mezclan con las cosas despreciables de este mundo, o, a lo más, que las toleran como algo necesariamente yuxtapuesto al espíritu, mientras vivimos aquí.”

No reproduzco la homilía entera, que puede verse pinchando en:
http://www.escrivaobras.org/book/conversaciones-capitulo-8.htm


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
http://live.staticflickr.com/65535/48103664771_a37754122c_b.jpg

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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