Cuadrado Lomas en la galería Rafael

Por José María Arévalo

(Cuadrado Lomas en la galería Rafael, con su exposición)

Hasta el 11 de enero puede verse, en la galería Rafael de la calle Miguel Iscar, una nueva exposición de Cuadrado Lomas, en la que predominan –al revés de lo habitual en sus muestras- los cuadros de formato pequeño, mucho más asequible a nuestros bolsillos. Así, mientras los de formato grande –tres o cuatro de más de 60 centímetros de lado- se marcan por encima de 6 mil euros, los de formato pequeño – 30 o 40 centímetros- se pueden adquirir por trescientos o cuatrocientos euros, y siguen las mismas líneas geométricas con motivos de cerros, mulas etc. clásicos de Cuadrado Lomas.

(Cuadrado Lomas en la galería Rafael. Cartel )

En el penúltimo artículo que publicamos en estas páginas sobre Cuadrado Lomas – el 5 de mayo pasado, que titulábamos “Cuadrado Lomas clama apoyo para los artistas de la tierra”- sobre su exposición en la sala de Las Francesas, que tituló ‘Cuadrado Lomas. Desde la atalaya’, ya decíamos que en la inauguración de la muestra “reiteró que ya no puede pintar más: «no puedo estar ni de pie ni sentado. Y además han puesto un olmo frente al corral, y cuando empieza a echar hojas el estudio se queda sin luz, como una bodega, y yo con luz artificial he pintado poco». Y añadíamos que lleva sin pintar desde el último verano. Problemas respiratorios y las dificultades de movilidad le merman fuerzas para salir al campo y seguir con los pinceles, aunque no con el dibujo. «No puedo pintar más; esto lo doy por finiquitado, ya he cumplido el ciclo. Tengo preparado un retrato para una chiquita y no sé si me moriré sin terminarlo, aunque mientras pueda seguiré dibujando».

Era, pues, una cita con ribetes de despedida, y así mostraba su agradecimiento «a mis paisanos vallisoletanos porque gracias a ellos –remarcó– he podido vivir de la pintura, lo cual es una rara experiencia en el arte, y más en este momento».

(Cuadrado Lomas en la galería Rafael. Formato grande)

Lo cierto es que sí ha podido seguir pintando, quizá más dibujando, ya que sus cuadros de formato pequeño son sobre todo dibujos – eso sí, coloreados- que me recuerdan sus grabados, uno de los cuales tiene un hijo mío en su sala de estar.

Quizá por eso Ana de la Fuente, en el Diario de Valladolid titulaba: “Rafael rinde culto al pincel inagotable de Cuadrado Lomas. A sus 89 años, el artista dice «haber cumplido un ciclo» y vaticina que es su última exposición. La verdad es que tiene ya una edad, pero se le ve estupendamente, así que creo que mientras tenga fuerzas seguirá exponiendo.

“Félix Cuadrado Lomas –escribía Ana- cumple hoy, 4 de diciembre, 89 años. Y para celebrarlo, la galería de arte Rafael (calle Miguel Íscar) le dedica una exposición con una selección de algunas de sus obras más emblemáticas que enfrenta con otras más recientes pintadas este mismo año, en su mayoría paisajes y mulas, y que salen por primera vez de su estudio. «Seguro que va a ser mi última exposición», advierte el decano de los artistas de Castilla y León y último superviviente del Grupo Simancas. «Me cuesta mucho pintar. Aunque la cabeza la tengo bien, cada vez tengo peor salud. Me duelen mucho los pies y las manos y me falla mucho el pulso», dice perfectamente consciente del inexorable paso del tiempo.

(Cuadrado Lomas en la galería Rafael. Formato mediano)

Una mala salud de hierro que, sin embargo, no le ha impedido recluirse este año en su estudio de su casa de Simancas, donde vive desde hace más de cuatro décadas, para dar rienda suelta a su arte y crear obra nueva. Precisamente hace unos días le comunicaron que una calle de este municipio va a llevar su nombre. «Eso me han dicho pero ya se verá», dice sin inmutarse ante este anuncio.

Cuadrado Lomas conoce muy bien el paisaje castellano. Siempre ha sido su principal valedor y lo ha trabajado profundamente. En gran parte de su obra afloran los ecos de una Castilla despoblada condenada a desangrarse como reflejo anticipado de esa ‘España vaciada’, pero hermosa en variedad cromática y en la luz que la baña. Ama la naturaleza y carga contra «una sociedad que está acabando con el medio ambiente». Sin embargo, cree que en pocos años, «la gente se dará cuenta de todo lo que está haciendo y volverá a poner en valor la importancia del campo y del medio rural».

 

(Cuadrado Lomas en la galería Rafael. Formato mediano)

Y es que su pintura es el alma de Castilla. Sus calles, sus campos, sus casas, sus mulas, sus vides, sus palomares… Su arte ha ido evolucionando con el paso del tiempo pero sin perder nunca su personalidad. Poseedor de un lenguaje inconfundible, la galería Rafael reúne hasta el 11 de enero una amplia selección de sus obras. Tierras infinitas salpicadas de majuelos o mulas desamparadas, conviven con varios desnudos femeninos y algún que otro torero.

«Pinto donde vivo, pinto lo que veo», dice firme en su premisa de que «no se puede pintar lo que no se conoce». Esa realidad que sus pinceles han reinterpretado transformándola en algo nuevo.

Firme en sus convicciones, y tras rechazar en 2017 el Premio Castilla y León de las Artes por no tener dotación económica, Cuadrado Lomas reclama una mayor atención a los artistas de la tierra. «Sería una buena idea que en la ciudad hubiese un museo para los pintores de Valladolid». «Ahora nadie se preocupa por el arte porque no da dinero, sólo da gastos. La cultura está desamparada y ahora solo importa el fútbol», sostiene este firme defensor del arte como un ejercicio de libertad.

(Cuadrado Lomas en la galería Rafael. Formato pequeño)

El tiempo dirá si la exposición de galería Rafael es su despedida artística, un «fin de ciclo», como anticipa este poliédrico artista de espíritu libre y comprometido que ha sabido desnudar como pocos a través de su pincel el alma de Castilla” –concluía su artículo Ana de la Fuente, en el Diario de Valladolid-.

Mi opinión sobre el maestro creo quedó bien reflejada en el artículo que publiqué en este blog el 16.01.16, que titulé “Félix Cuadrado Lomas en el Museo de la UVA”, sobre la muestra que la Universidad ofreció en aquellas fechas. De los paisajes –escribía entonces, y me reafirmo-, el género más frecuentado por el pintor, se presentan seis óleos, tres de ellos con árboles sueltos que rompen la geometría de las laderas o llanos, otro con un palomar y, en formato un poco más pequeño, un paisaje de viñas con las cepas secas, también muy típico suyo. En fin, solo falta algún ejemplo de sus temas de mulas, que para mi gusto es donde más se manifiestan sus grandes dotes para manejar el color, por la dificultad que este tema tan específico plantea para habilitar variaciones. Un amigo mío tiene uno de sus cuadros de mulas, éstas pintadas en rojo vivo, con las sombras en granate, pero con una variedad de tonos vivos y cálidos que no resulta nada chillón, ni extraño el conjunto, dada la simplificación de formas –siempre geométricas- con que construye lomos, patas, o arreos, que hace a los animales perfectamente identificables. Mucho más fácil me parece el uso del color en los temas de barcas, como el de las de las del pueblo portugués de Nazaré, uno de los cuales puede verse en las salas contiguas del Museo de la Universidad, en su colección permanente, que en otra ocasión ya comentamos en estas páginas.

(Cuadrado Lomas en la galería Rafael. Formato pequeño)

Aunque Cuadrado Lomas se identifica (e identifica el paisaje castellano) por esas formas geométricas, es sobre todo un maestro del color. Así se lo comenté al dueño de la galería Rafael, al que saludé ahora, cuando visité la exposición, y le gustó tanto la idea que me dijo iba a utilizarla en una presentación que le han encomendado estos días. Para mi gusto, el color con que pinta sus paisajes deja de ser elemento definidor de lo castellano. Porque Félix ha pintado cerros, esos cerros tan suyos, en todos los posibles colores: en ocres, en verdes, en amarillos y naranjas, en azules y en rojos y en violetas; ello tanto en colores puros como en colores quebrados, y en todas las posibles tonalidades, cálidas y frías. Decía un compañero acuarelista, que lo conoce personalmente hace muchos años, que es sobre todo un hombre con mucho gusto para el color, con ese don natural que le permite expresarse en cualquier gama, acertadamente. Y así puedo concluir que la pintura de Cuadrado Lomas trasciende lo castellano para hacerse universal, y en ello .creo yo- se diferencia de Castilviejo, el retratista de lo castellano y los castellanos, como diría nuestro Delibes en el título de uno de sus famosos libros. Castilviejo y Delibes sí son Castilla, Cuadrado Lomas es mucho más, es el color. Creo yo.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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