Quinto centenario de la muerte de Juan de Flandes en Palencia

Por José María Arévalo

(Virgen de los Reyes Católicos, atribuida a Fernando Gallego, 1491. Museo del Prado. El respaldo que los Reyes dieron a este estilo se plasma en esta obra donde ellos mismos aparecen a la manera de donantes )

Hoy es Navidad, uno de los misterios principales de nuestra fe, que inspiraron la obra extraordinaria de nuestros primitivos castellanos e hispanoflamencos, a los que dedicamos un sincero homenaje a través de Juan de Flandes, que ha sido recientemente protagonista de la escena cultural y artística de Palencia, ciudad donde se daban cita los mejores artistas de la época en la Castilla de principios del siglo XVI, Alejo de Vahia, Felipe Bigarny, Pedro Berruguete, Alonso de Portillo, Maestro de Calabazanos o Gil de Siloe. Con motivo de la celebración del quinto centenario de la muerte del pintor Juan de Flandes, los días 28, 29 y 30 de noviembre Palencia se convirtió en el epicentro del arte y de la pintura hispano-flamenca. El artista vivió en la capital palentina desde el año 1509 hasta su muerte en 1519. También conocido como Juan Flamenco, nació en el año 1460 en los Países Bajos, pero desarrolló gran parte de su carrera en España, estableciéndose en nuestro país en el año 1490.

En 1496 se produjo el matrimonio de la princesa Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos, con Felipe de Borgoña, hijo del emperador alemán Maximiliano. Esta boda fue un capítulo importante en la política exterior de Fernando el Católico y selló las relaciones de amistad entre los reinos de Castilla y Aragón con Flandes y el Centro de Europa. Relaciones que ya se mantenían desde mediados de siglo en el plano económico. Tampoco era nueva la alianza hispano-flamenca para la arquitectura, la escultura y la pintura, puesto que numerosos artistas y obras habían llegado hasta nuestra península a lo largo del siglo XV haciendo del estilo flamenco el preferido de los mecenas y artistas nacionales. En Castilla recibió el nombre de gótico isabelino, dada la protección que la reina Isabel la Católica dio a este estilo y a numerosos artistas europeos que trabajaron directamente para ella.

 

(Entierro de Cristo, de Juan de Flandes, hacia 1552, de la Catedral de Palencia)

No se tiene noticia alguna de la vida ni de la obra de Juan de Flandes antes de su llegada a España. Se le supone nacido en algún lugar de Flandes en la década de 1460 y que debió aprender el oficio en el taller de alguno de los grandes, tal vez en el de Hugo Van der Goes o Gerard David, que es en quienes parece inspirarse su modelo humano, aunque éste muestra una personalidad muy definida. También se considera su posible comienzo como miniaturista dado su gusto por los detalles y puesta en escena de sus primeras obras que realizó en España. Precisamente por eso algunos historiadores del arte hablan de una posible relación con el conocido como Maestro de María de Borgoña.

Su formación básica es, sin duda alguna, en la pintura gótica flamenca del siglo XV, pero el ambiente y el espíritu de Castilla calan hondo en la fina sensibilidad del pintor y se aprecia una evolución en el transcurso de su carrera artística hacia la perfección técnica y el dominio de la composición, de la luz y del paisaje castellano.

Trabajó al servicio de Isabel la Católica hasta el año 1504, fecha de la muerte de la reina. Fue en ese momento cuando decidió continuar su labor en tierras castellanas. Su primera parada fue Salamanca, lugar donde pintó el retablo de la capilla del Hospital del Estudio. En 1509 partió para Palencia, donde el 19 de diciembre firmó el contrato para ejecutar las pinturas del retablo mayor de la Catedral, que dejó inconcluso a su muerte. Aunque también en esta época realizó otras obras que se le atribuyen por sus características estilísticas, idénticas a las de otras documentadas, como el retablo mayor de San Lázaro de Palencia (el Museo del Prado conserva cuatro de las ocho tablas que lo componían) y el de San Juan Bautista que realizó para la capilla de los Almirantes de Castilla, en el monasterio de las Claras.

(Una infanta, probablemente Catalina de Aragón, hacia 1496. Detalle del óleo de Juan de Flandes sobre tabla, 31 x 22 cms. en el Museo Thyssen-Bornemisza)

CICLO DE CONFERENCIAS

El programa del quinto centenario ha incluido un Ciclo de Conferencias impartidas por algunos de los mayores expertos en el arte hispano-flamenco y, en especial, en la figura de Juan de Flandes. Ana Diéguez Rodríguez, directora del Instituto Moll, Centro de Investigación en Pintura Flamenca, profesora de la Universidad de Burgos expuso “Juan de Flandes. El entorno flamenco durante sus años de formación”; Carmen García-Frías Checa, conservadora de Pintura Antigua de Patrimonio Nacional habló de “Juan de Flandes y Michel Sittow, dos pintores al servicio de la Reina Isabel La Católica”; Pilar Silvia Maroto, doctora en Historia del Arte, Museo Nacional del Prado sobre “Tras dejar la Corte. Obras de Juan de Flandes en Salamanca y Palencia”; Fernando Gutiérrez Baños, profesor titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid dio una conferencia titulada “Palencia 1509: la pintura que encontró Juan de Flandes a su llegada a la ciudad del Carrión”; Leticia Ruiz Gómez, conservadora del Museo Nacional del Prado otra sobre “El horizonte italiano: Pedro Berruguete y Juan de Borgoña, los otros dos grandes maestros de la época de Juan de Flandes en Castilla”; e Irune Fiz Fuertes, profesora del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid disertó sobre “Los seguidores de Juan de Flandes en Palencia”.

(Juan de Flandes. Retablo mayor catedral de Palencia)

Las voces de la Real Escolanía del Monasterio de San Lorenzo del Escorial pusieron el broche de oro, en un escenario que fue testigo hace 500 años de la técnica y la maestría del artista: la iglesia de San Lázaro.

Además, el 30 de noviembre se realizó una ruta por las Tierras del Renacimiento Palentino, una cita para descubrir a grandes maestros como Pedro y Alonso Berruguete, entre otros. Se visitaron las iglesias de Santa María en Becerril de Campos y Santa Eulalia en Paredes de Nava. También se pudo descender por el andamio que, instalado en la Catedral, permite observar el retablo a menos de dos metros de distancia.

Así, Palencia ha admirado a ‘su’ Juan de Flandes para honrar su legado pictórico. El programa cultural para conmemorar el V Centenario de su fallecimiento ha sido coordinado por el especialista en historia y gestión de arte Víctor del Campo y patrocinado por la Junta y la Diputación de Palencia.

En la presentación del programa, el viceconsejero de Cultura de Castilla y León, Raúl Fernández Sobrino, señaló la oportunidad de celebrar estas conferencias en la ciudad donde trabajó durante la última década de su vida, y aseguró que esta iniciativa servirá «para acercar la trayectoria vital y artística del pintor flamenco». Pero también para «ahondar en un tiempo en el que estas tierras eran el centro del mundo y atraían a artistas de todos los puntos de Europa».

(“La crucifixión”, de Juan de Flandes tabla que estuvo situada en la calle central del retablo de la Catedral de Palencia. Hoy se encuentra en el Museo del Prado)

Y es que, como también afirmó Víctor del Campo, el objetivo era «conmemorar a una figura central para entender uno de los capítulos más brillantes de las artes plásticas en la historia de España, la pintura hispano flamenca». «Y Juan de Flandes es una de las figuras señeras», añadió, asegurando que «no es un artista menor», sino que incluso «está a la altura de artistas tan populares como el Greco o Goya» a pesar de que siga siendo «un gran desconocido» por el público en general.

Señaló que una de las pinturas hechas para el Retablo de la Catedral de Palencia, la Crucifixión, que se conserva en el Museo del Prado, es una de las obras más importantes de esta pinacoteca que celebra su 200 aniversario.

También el delegado diocesano de Patrimonio y canónigo de la Catedral de Palencia, José Luis Calvo, afirmó que estas jornadas servirán para «poner de manifiesto que Palencia en el siglo XVI fue un centro cultural y artístico a nivel nacional e internacional porque aquí confluyeron los mejores artistas, entre ellos Juan de Flandes».

Calvo añadió que los actos programados van a contribuir a un conocimiento más profundo de lo que significó Palencia en el siglo XVI pero también «van a contribuir a atraer visitantes a la capital y la provincia» porque «se va a conocer más a Juan de Flandes pero también se va a conocer mucho más el entorno».

(Anunciación de Juan de Flandes, Retablo mayor de Palencia)

EL RETABLO MAYOR DE PALENCIA

Las obras de restauración de la Catedral de Palencia han permitido contemplar a solo tres metros de distancia el colorido vivo, la minuciosidad y el detalle del trazo, el lujo y suntuosidad de su pintura en el Retablo Mayor que no llegó a terminar aunque dejó su autorretrato como firma.

Encargado por el obispo Diego de Deza –recogemos de la web palios.wordpress.com-, acaso fascinado por los modelos “a lo romano” que había podido ver en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid patrocinado por los Mendoza, para la primitivo altar mayor (ahora capilla del Sagrario). El ensamblador fue Pedro de Guadalupe que realiza a principios del XVI una de las arquitecturas platerescas más tempranas en el terreno del retablo.

Originariamente con dos calles menos era exclusivamente escultórico, colaborando en él los mejores imagineros del periodo que nos muestran la convivencia de múltiples estilos en Castilla.

El más tradicional es Alejo de Vahía que realiza la Asunción en su típico estilo desornamentado de planos cortantes y figuras hieráticas y estilizadas.

Un segundo momento de evolución lo marca Bigarny que nos muestra esculturas de canon mucho más correcto y actitud grave (un tanto “romana”) de paños elegantes y anatomías musculadas. A él debemos la miriada de santos que ocupan las calles laterales.

El ático fue encargado a Valmaseda, influido por Berruguete y Juni, como podemos ver en su expresivo manierismo de la Virgen que se contiene en el masivo cuerpo de Cristo.

El retablo, al situarse en el nuevo altar mayor, tuvo que ampliarse con dos calles más, encargándose una serie de tablas sobre la infancia y Pasión de Cristo a Juan de Flandes.

Aunque existió un San Antolín de Bigarny, posteriormente fue sustituido por el de Gregorio Fernández, muy temprano, casi por completo manierista.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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