Por Carlos de Bustamante
(Calles de Sevilla con nombre de la Virgen)
Queridos amigos: a veces resulta tan dura la vida que parece inevitable dar pábulo a la tristeza. Sin embargo, y por modos difícilmente explicables a la razón, donde crecieron punzantes las espìnas, Dios pone a veces no digo dedadas, sino panales enteros de miel. Huelga decir cómo se produjo esto en mi caso. Alabado sea Dios, por la alegría recobrada, por las ganas de emplear el tiempo en lo que nada tiene que ver con el horror de matar las horas. Espero, en fin, amigos míos, que el `ave fénix´ vuelva por sus fueros perdidos. Y ningún presagio mejor que reanudar quehaceres escribiendo de la Virgen. Sí, me sorprendió la encrucijada que adjunto en el artículo, no menos la profusión de calles en mi nueva ciudad, con advocaciones marianas.
Nunca imaginé, mis queridos e improbables lectores, la cruda realidad y verdad hechas vida en el acontecer de los muchos días vividos por quien se lo dice; porque realidad y verdad es que un día aciago, según el punto de vista que es solo humano y desde él incomprensible, acabé la jornada con sesenta y tres años casado, y terrible pero cierto, amanecí viudo. Sí, mis amigos, sucedió tal y como quiso: un tránsito dulce al Padre, silencioso, sin molestar a nadie. Carmen, mi esposa, murió como vivió, en paz y gracia de Dios. Y de esta suerte, goza hoy del Cielo que el Amor y el amor, ganaron día a día, sin hacer cosas raras, aquí en la tierra.
Algunas de mis primas andaluzas venían a la Dehesa durante las vacaciones de verano.
Casi niños, de entre todas las hijas de mis tíos Pepe y Carmen, me fijé solamente en una. Se llama Nachy y ya desde entonces nos enamoramos. Quiso el Señor -no creo en las casualidades ni en lo que vulgarmente dicen destino- que mi vida transcurriera unida a quien con toda propiedad fue “mi Carmen”.
Si no con excesiva frecuencia, alguna vez sí hablamos de estos mis amores primeros. Por intuición femenina o por razones que no procede detallar, poco antes de su `díes natalis´ pronunció la sentencia profética: “Si yo muero antes, te irás con Nachy, claro”.
Con la bendición apostólica de S.S. el Papa Francisco, y con las debidas licencias, nos hemos casado en la Real parroquia de Santa Ana en Sevilla. Y el foramontano lo sigue y seguirá siendo, si Dios es servido, pero desde su nuevo, y de vosotros, domicilio en Sevilla, calle Asunción.
Denominación referida, cómo no, a la Asunción de la Santísima Virgen.
Cómo no, porque si España es tierra de María, Sevilla lo es por excelencia. Sí, Sevilla es la ciudad Mariana de España. Y mi barrio, el españolísimo de los Remedios , se lleva la palma. Vean, vean mis datos:
Los Remedios, el barrio con más vírgenes en el callejero de Sevilla.
Los Remedios es, sin duda, un barrio colmado de advocaciones. Sesenta y siete calles componen este distrito cuya urbanización no se realizó hasta el año 1928. Zona de inundaciones y huertas, tras décadas de construcciones y mejoras llegó a convertirse en algo más que un núcleo residencial o comercial de Sevilla. Y entre sus vías, la devoción se hizo patente dedicando casi el cuarenta por ciento de ellas a nombres de vírgenes.
Virgen de la Victoria, Virgen de las Montañas, Virgen de Loreto, Virgen de Luján, Virgen de Montserrat… , Asunción…, y así hasta veinticinco calles. El nomenclátor muestra en esta zona que Los Remedios es el barrio con más vírgenes en el callejero sevillano.
De las más conocidas y transitadas, y ejes neurálgicos y vertebradores de la barriada son: Asunción, Virgen de Luján, patrona de la República Argentina y que recibe este nombre a raíz de la visita de Eva Duarte de Perón «Evita» a Sevilla en el año 1947. Y es que cada calle que responde a una de estas advocaciones marianas hace referencia a patronas de otras ciudades como Virgen de África -patrona de Ceuta-, Virgen de Aguas Santas -patrona de Villaverde del Río-, Virgen de Begoña -patrona de Bilbao-, Virgen de Consolación -patrona de Utrera- o Virgen de Guaditoca -patrona de Guadalcanal-.etc., etc., etc.…
Todas ellas rotuladas en los años cincuenta y sesenta, fueron formando paulatinamente un tejido (o encrucijada según portada) fervoroso a través de los nombres de sus vías. Desde Chipiona -con la Virgen de Regla- hasta Cataluña -con la Virgen de Montserrat- tienen representación en el callejero de Los Remedios. No falta tampoco la patrona del Ejército del Aire, con la Virgen de Loreto, máxime en este lugar donde una parte del barrio de Los Remedios alberga el acuartelamiento de Tablada.
Quizás algunas son menos conocidas como Virgen del Águila, en honor a la patrona de Alcalá de Guadaíra; Virgen del Monte, que se rotuló con esta advocación mariana por la patrona de Cazalla de la Sierra o Virgen de Robledo, por la patrona de Constantina. Algunas incluso adquirieron la denominación por una cofradía, como Virgen del Refugio, por ser la titular de la cofradía de San Bernardo.
Como sería prolijo en extremo continuar, dejo constancia de lo que los no muy probables lectores míos, pueden ampliar indefinidamente….