La cocina desde el Paleolítico, en el Museo de Burgos

Por José María Arévalo

(Cerámica celtibérica procedente de Castrojeriz)

Quizá ustedes, como yo, pensaban que todo lo relacionado con Atapuerca podemos encontrarlo en el Museo de la Evolución Humana de Burgos. Pues no. También en el Museo Provincial de Burgos hay exposiciones sobre los hallazgos de Atapuerca. Nos lo ha desvelado la exposición de este verano “Guisar y comer. De pucheros y platos” que acerca al público a la cocina de la Edad del Bronce hasta el XIX. La pandemia deslució esta exposición temporal que comenzó en marzo y que tras la nueva normalidad se reanudó hasta finales de julio.

Así nos hemos enterado de que todo lo que se encuentra en Atapuerca se lleva primero , al Museo Provincial de Burgos, ya que este Museo es el titular de los restos, y después se lo entregan en depósito al Museo de la Evolución Humana. Clunia también es una fuente constante de aportaciones al Provincial; su colección se ha ido enriqueciendo desde los ochenta con restos de la Edad del Hierro de las excavaciones de La Bureba, Villanueva de Teba y Miraveche.

Lo cierto es que en Burgos hay cuatro museos importantes entre los que elegir, el de la Evolución Humana (MEH), el de la Catedral, el Monasterio de las Huelgas y el Provincial. En el Provincial se recoge más bien una visión histórica global, mientras que el MEH se centra en un aspecto de la prehistoria. A la vera de la Catedral y del Camino de Santiago, y muy próximo al de la Evolución Humana, se encuentra, enmarcado en el bello palacio renacentista de la Casa de Miranda, el Museo de Burgos. A través de sus importantes colecciones, formadas por piezas que, ya sea por origen o por destino, tienen una procedencia exclusivamente burgalesa, se nos muestra la evolución histórica y cultural de la provincia de Burgos desde el Paleolítico hasta nuestros días.

(Gil de Siloé. Sepulcro de D. Juan de Padilla, procedente de Fresdelval, fines del s. XV)

Además de la sección protagonista de arqueología hay, en el Museo de Burgos, otra de bellas artes y una tercera de arte contemporáneo. La sección de bellas artes del Provincial está más emparentada con las Huelgas y la Catedral: allí están los sepulcros de Juan de Padilla, con el gótico flamígero de Gil de Siloé, y los de Don Gómez de Manrique y Doña Sancha de Rojas. Como destacaba Luis Araus, conservador de este museo, «una rica representación del arte medieval renacentista». Aunque la joya que no tiene par en Europa es el frontal esmaltado del Monasterio de Silos, solo por el cual ya vale la pena acercarse a este museo burgalés que cuenta la historia de una provincia marcada por el yacimiento de Atapuerca.

Como todos los museos provinciales –nos explicaba Victoria Niño en El Norte de –Castilla-, el Museo Provincial de Burgos tiene su origen en la Desamortización,  y éste de Burgos es el depósito de los bienes expropiados a iglesias y monasterios, en su mayoría pintura y escultura renacentista y barroca. Y como casi todos ellos, está en permanente proceso de ampliación para poder acoger el incesante crecimiento de su colección.

En la actualidad se extiende por dos palacios renacentistas del XVI, la Casa de Miranda y la Casa de Íñigo Angulo, esta segunda, desde 1990. «Está pendiente de tramitación otra ampliación para la colección de arte contemporáneo», apunta el conservador Luis Araus. Esta colección comenzó a mediados del XX y ha crecido sustancialmente a finales del pasado siglo. «Hay donaciones de artistas burgaleses, aunque vivan fuera, y obras de encargo». La vida de la provincia se sigue contando desde las artes plásticas.

La Casa de Miranda acoge el material arqueológico. «Se expone una parte pequeña pero es que es una sección que no deja de crecer. Las exposiciones se renuevan aunque lo más reciente tiene que esperar. Además siempre estamos sujetos a que nuevos hallazgos cambien el discurso y lo que se sabe de cada periodo».

(Bodegón de mesa. Óleo de Modesto Ciruelos, 1969)

En esta exposición del Provincial, “Guisar y comer. De pucheros y platos”, que recorre la cocina desde el Paleolítico hasta el XIX, han podido verse desde una tinaja encontrada en Atapuerca, vasos campaniformes del dolmen de Arroyal, una vajilla del siglo IV a.C. de Roa y otra de la villa romana de Buniel se muestran por primera vez al público.

En el Museo de Burgos se muestran, además, importantes piezas de orfebrería celtibérica procedentes de distintos yacimientos de la provincia. Los objetos más característicos son los collares rígidos o torques, destacando los conjuntos de Jaramillo Quemado y Monasterio de Rodilla. El conjunto de Jaramillo Quemado está compuesto por dos torques de oro con decoración troquelada. Se trata de piezas con una cronología incierta, pero se piensa que son ligeramente anteriores a la orfebrería celtibérica propiamente dicha. En cuanto a los torques de Monasterio de Rodilla, constituyen un conjunto excepcional de orfebrería celtibérica. Elaborados con alambres de plata trenzados, son un buen ejemplo de cómo las influencias ibéricas, transformadas por el gusto local, dan lugar a modelos propios y característicos de la orfebrería celtibérica.

También es muy interesante el tahalí damasquinado en plata hallado en el yacimiento de Arce-Mirapérez, en Miranda de Ebro. Con una cronología que se sitúa entre los siglos III y II a.C., resultan patentes en él algunas influencias decorativas europeas.

En la provincia de Burgos se han encontrado varios documentos de hospitalidad celtibéricos. Los pactos de hospitalidad, muy utilizados por los pueblos celtibéricos, eran acuerdos a través de los cuales un grupo tribal era acogido por otro en condiciones de igualdad. Se trataba de pactos sagrados e inviolables. Al principio eran sólo verbales, pero posteriormente se solían sellar mediante téseras de hospitalidad, documentos generalmente en soporte de bronce y escritos en alfabeto ibérico. En el Museo de Burgos se puede contemplar una interesante tésera de hospitalidad celtibérica procedente de Belorado. Tiene forma de pez y contiene una inscripción en escritura ibérica y lengua celtibérica.

En el yacimiento de Roa y, sobre todo, en el de Pinilla Trasmonte, ha aparecido un significativo número de monedas con la leyenda ibérica SEKOBIRIKES. Esta ceca acuñó denarios, ases y semises en el último tercio del siglo II a.C. y, aunque su emplazamiento es dudoso, actualmente se cree que estuvo situada en el castro de Pinilla Trasmonte.

Hay una página web no oficial del Museo de Burgos, museodeburgos.com, donde puede verse una amplia descripción de los contenidos del Museo. Les invito a visitarla, para mí ha sido un descubrimiento, y espero esta pandemia me permita pronto desplazarme a conocerlo presencialmente, como ahora se dice.

 

 

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