Los lunes, revista de prensa y red

“La política exterior de Iglesias”, de Emilio Campmany, “La vacuna Sánchez”, de Antonio Burgos, y “Polonia y Hungría, de estar bajo la bota de la URSS a la bota de la Unión Europea”, de Alfonso Basallo

(Ley Celaá, una trola maás. Viñeta de Puebla en ABC el pasado día 25)

LA POLÍTICA EXTERIOR DE IGLESIAS

Artículo de Emilio Campmany publicado en Libertad Digital el pasado día 24

Marruecos nos ha represaliado permitiendo la salida masiva de inmigrantes, que es lo que siempre hace cuando España no le respalda.

Ahora que los presupuestos generales del Estado en manos de Gobiernos débiles se prorrogan una y otra vez hasta convertirlos en planes quinquenales, a Sánchez le basta conseguir que se aprueben unos, los de 2021, para aguantar con ellos toda la legislatura. Con tal de conseguirlo, le da igual que contengan medidas económicas disparatadas, como las de los desahucios, o ceder en cuestiones de defensa, seguridad y educación a independentistas vascos y catalanes. Esto se daba por descontado. En cambio, se suponía que el respaldo de Podemos estaba ya pagado tras haber hecho ministros a Iglesias, su esposa y adláteres. Ha debido llevarse Sánchez una gran desilusión al ver que quieren más. Imponen su alianza con los terroristas, introducen enmiendas comunistoides o pretenden apropiarse del ingreso mínimo vital. Una de las más perjudicadas de la campaña es la política exterior.

Todo empezó con el viaje a Bolivia para asistir a la toma de posesión del nuevo jefe de Estado bolivariano. Que fuera el vicepresidente del Gobierno quien acompañara al rey en vez de Sánchez, como era su obligación, es una pequeña afrenta que podría disculparse. Lo que no tiene pase, en cambio, es que Iglesias fuera allí con su propia agenda, diferente de la del Gobierno, e hiciera a Felipe VI rehén de ella. Con todo, este PSOE de Sánchez y Zapatero es casi tan bolivariano como Podemos y, aunque sea más por mor del dólar que de la ideología, no ha de importunarle demasiado estrechar lazos con tan deletérea compañía.

La cosa cambia, sin embargo, cuando el vicepresidente del Gobierno se dedica a alterar la postura oficial de España en el conflicto saharaui. Con independencia de que en las relaciones con Marruecos nuestra política haya sido siempre especialmente servil, no es Iglesias quién para cambiarla y mucho menos para hacerlo sin consideración a los intereses de España. Su apoyo al Frente Polisario podría muy bien estar detrás del reciente estallido del conflicto, acallado desde el alto el fuego de 1991. Y, aunque no fuera así, lo menos que ha hecho el comunista, después de haberse disparado los primeros tiros, es ponerse del lado polisario sin importarle las consecuencias. Naturalmente, Marruecos nos ha represaliado permitiendo la salida masiva de inmigrantes hacia nuestro país, que es lo que siempre hace cuando España no le respalda en algo. Y Sánchez no puede ni quiere frenar las injerencias de Iglesias porque necesita aprobar por encima de todo sus presupuestos generales. Esta forma de entender las prioridades es criminal. Porque la primera obligación de todo gobernante es dirigir las relaciones internacionales de su país de acuerdo con sus intereses nacionales. Si se quiere, se puede admitir que lo haga adaptando esas relaciones al modo en que él interpreta esos intereses. Pero lo que no es tolerable es que se arrugue cuando es otro el que dirige la política exterior y encima lo hace de manera flagrante y grosera en contra de los intereses de la nación. La cuestión es si seguirá permitiéndolo cuando los presupuestos hayan sido aprobados de una vez.

Artículo en: https://www.libertaddigital.com/opinion/emilio-campmany/la-politica-exterior-de-iglesias-6683729/

LA VACUNA SÁNCHEZ

Artículo de Antonio Burgos publicado en ABC el pasado día 25

No 12.800. Ni 13.200. Sánchez ha anunciado que serán exactamente 13.000, qué puntería, los lugares de toda España donde podremos ponernos la vacuna anticovid. Ya lo tienen todo estudiado…menos la vacuna. Y con la que se ha liado con la vacuna de la gripe, ¿qué pasará con esta? No sabemos aún su efectividad, la superación final de las pruebas con humanos, su capacidad de producción, los porcentajes que corresponderán a España de las unidades reservadas por la Unión Europea, cuando se ponen a ordenar la forma en que serán inyectadas, y a qué sectores de riesgo de la población. Me imaginoa que la hostelería estará entre ellos. Todo esto me suena a cuento de la lechera. Cuando no sabemos si va a haber leche, además, o si nos pegaremos una ídem con las esperanzas puestas en un remedio que todavía está por ver si va a servir o no, cuándo va a llegar a España y en qué condiciones.

Este Sánchez que no puso un pie en el hospital de Ifema cuando la primera ola gorda del desembarco en Normandía de la tragedia que padecemos. Este Sánchez que no quiso ir por el Palacio de Hielo convertido en trágica morgue de los afectados fallecidos en la terrible soledad de una UCI, lejos de sus seres queridos. Este Sánchez que se aparta cuanto puede de las cifras preocupantes de la curva de la segunda ola, Manola, para que no puedan relacionarlo con una mala gestión gubernamental de los remedios contra la pandemia. Este Sánchez que se lavó las manos muy bien lavadas con gel hidroalcohólico para largar el mochuelo de la responsabilidad a la que pregona como «cogobernanza» con las autonomías que no ha tenido la delicadeza de visitar, sobre todos las más afectadas por los efectos del virus y las UCI hasta la mismísima corcha de colapsadas. Este Sánchez que sigue con su agenda internacional dando barzones con el Falcon y apareciendo en sus insoportables y vacuos «Aló, presidente» de TVE cada vez que le viene en ganas gobernar desde el telediario, que es lo que sabe y quiere. Este Sánchez que se está aprovechando del Estado de Alarma para perpetuarse en el poder con el muro infranqueable del apoyo de los separatistas catalanes, de sus socios podemitas y ahora, además, de Bildu, herederos de la ETA que no ocultan que quieren ir a Madrid a tumbar el régimen de libertades de la Constitución de 1978. Este Sánchez así descrito en estos cuatro brochazos de la lamentable situación que padecemos, y que Dios sabe dónde nos llevará, si a Cuba o si a Venezuela, pero desde luego que a ningún espacio de libertades, y que le importa un bledo que la lengua española sea perseguida y marginada, y que la enseñanza concertada sea considerada como «lujo para pijos», se nos aparece ahora como el padre de todas las vacunas. Parece que la vacuna de Oxford, la de Pfizer y la Moderna las hubiera descubierto Sánchez. Y que será poco menos que él en persona, con una bata blanca, quien nos las inyectará. Pero mañana por la mañana mismo, ¿eh? Ni Pasteur, ni Fleming, ni Balmis lo aventajan. Sólo quiere que el día que llegue la vacuna le digan como le gritaban a Franco sus incondicionales: «A ti te lo debemos».

Artículo en: http://www.antonioburgos.com/abc/2020/11/re112520.html

POLONIA Y HUNGRÍA, DE ESTAR BAJO LA BOTA DE LA URSS A LA BOTA DE LA UNIÓN EUROPEA

Artículo de Alfonso Basallo publicado en Actuall el pasado día 23

Un nuevo Telón de Acero para haber caído sobre Europa, pero no sobre el Este sino sobre el Oeste, vendido al marxismo cultural. Y algunas de las víctimas del sovietismo, como Polonia y Hungría se rebelan ahora frente a ciertas imposiciones despóticas de la Unión Europea.

Orban y Duda son presidentes de Hungría y Polonia, dos países que sobrevivieron a la URSS y se enfrentan a la UE por sus valores e identidad.

Claro que lo que tiene enfrente tampoco es que sea el club Demóstenes. Ni Carmen Calvo es Rosalía de Castro, ni Irene Montero le llega a la altura de los zapatos a Dolores Ibarruri (por citar a una tigresa de izquierdas, como Dios manda), ni Pedro Sánchez ganaría el concurso de declamación de 8º de EGB.

El líder de Vox propende a la hipérbole, cierto. Pero, consciente o inconscientemente, ese tono provocador tiene la virtud de poner a la izquierda frente a sus contradicciones, Al decir la izquierda nos referimos no solo a la bancada frente-populista sino al establishment todo (prensa-progre, mari-derechitos acomplejados, y tontos útiles en general). Todos ellos entran rápidamente al trapo de esas provocaciones voxistas, haciendo el ridículo de forma patética.

Un ejemplo es la boutade de Abascal al soltar en el Congreso que el megaestado federal que pretende Bruselas “se parece demasiado a la República Popular China, a la Unión Soviética e incluso a la Europa soñada por Hitler”.

Qué más querían oír los castos oídos del establishment y los bienpensantes que confunden a Joe Biden a Churchill y a Kamala Harris con Martin Luther King. El Frente Popular y los tertulianos a sueldo de las televisiones se rasgaron las vestiduras, como si ellos fueran los guardianes de las esencias democráticas.

Y sin embargo, ahí tenemos los hechos: el intento de la Comisión Europea de imponer los derechos reproductivos y la ideología de género a los países miembros, invadiendo su soberanía y saltándose a la torera los Tratados de Niza y Maastricht.

‘Derechos reproductivos’ es una reedición eufemística de prácticas propias de la Unión Soviética y la Alemania de Hitler

Derechos reproductivos es una reedición eufemística de prácticas propias de la Unión Soviética y la Alemania de Hitler. El país pionero en legalizar el aborto, por orden de Lenin,  fue la recién nacida URSS en 1920. Se encargó de ello el Comisariado del Pueblo para la Salud y la Justicia  (el crimen envuelto en el celofán de la retórica).

Más selectivo, Hitler prohibió el aborto para los de raza aria, pero lo impuso a razas inferiores, como judíos y eslavos. Y no dudó en esterilizar a cientos de miles de personas (discapacitados físicos o psíquicos) con la Ley para la Prevención de Descendencia con Enfermedades Genéticas. La eugenesia que se practica en el Occidente actual y se alienta desde Naciones Unidas o la Unión Europea, era moneda corriente en “aquella Europa soñada por Hitler” -por citar al hiperbólico Abascal-.

Lo cuenta textualmente el historiador judío Leon Poliakov en su libro Harvest of Hate: The Nazi Program for the Destruction of the Jews of Europe. Cito[Decían los nazis] Pueden [los eslavos, judíos y demás “razas inferiores” del Reich] usar anticonceptivos o practicar el aborto, cuanto más mejor. Viendo las familias numerosas que suele tener esa gente, sólo puede convenirnos que las chicas y las mujeres tengan allí [Polonia, Bohemia-Moravia y Rusia ocupadas] cuantos más abortos mejor”.

Resulta irónico que hasta en esa exportación del aborto a “países inferiores del Este” se parezca el chantaje al que la UE -y el secretario de Estado de Asuntos Europeos alemán, precisamente alemán– somete ahora a Polonia y Hungría para que acepten los “derechos reproductivos”.

El chantaje tiene no poco de gangsteril. Consiste en que esos países no recibirán los fondos económicos de reconstrucción, si no admiten en el paquete los derechos reproductivos, y también el adoctrinamiento LGTBI o la apertura de sus fronteras a los emigrantes musulmanes. En román paladín, si no hay aborto, ni ingenieria social para destruir a la familia, no hay dinero.

Los gobiernos polaco y húngaro se niegan a aceptar esa injerencia ideológica del euro-despotismo. No es la primera vez que Bruselas presiona, y que Budapest y Varsovia, que de botas totalitarias algo saben, dicen Niet. Hace unos años, en el llamado informe Sargentini, la UE conminaba a Budapest a dejar atrás “la definición de «familia» que aparece en la Constitución húngara como «matrimonio y relaciones entre progenitores e hijos» y alegaba que está desfasada y se basa en creencias conservadoras”.

Pero el chantaje actual es más sibilino. La UE presenta a Polonia y Hungría como los insolidarios que bloquean los fondos de reconstrucción de los Veintisiete, (750.000 millones de euros) condenando a todos ellos a la ruina económica, tras el tsunami de la pandemia. Vamos, que Orban y Dudja, los gobernantes húngaro y polaco respectivamente, son los malos de la película, los que por su egoísmo están perjudicando al resto de Europa, incluida España.

Habría que preguntarse quién defiende las raíces antropológicas y las de Europa y quién no. Quien defiende la soberanía nacional, la familia y la vida -sin la cual no hay futuro económico- y quien no. Y quien defiende la libertad frente al despotismo. Quien se parece más a los totalitarismos soviético y nazi, a esa Europa soñada por Hitler, y quien se rebela frente a ellos.

Los papeles del casting están cambiados y los Astérix del Este que se niegan a entrar por el aro, son anatema

Pero en el interesado relato que la actual Unión Europea y las elites globalistas han urdido, y que están propagando los medios de comunicación, los papeles del casting están cambiados y los Astérix del Este que se niegan a entrar por el aro, son anatema.

En tanto que la UE y sus cabezas rectoras, con Alemania en primer término, son los defensores de la democracia frente al peligro del nuevo Atila, Viktor Orban. Como ha dicho el mencionado secretario alemán de Asuntos Europeos: Hungría y Polonia deben aceptar el Estado de derecho y levantar el veto, porque “Europa es admirada en todo el mundo por la protección que ofrece a sus ciudadanos”.

¿Protección de sus ciudadanos? ¿Se refiere al exterminio de niños en el vientre materno, a las políticas anti-familia, a la llegada masiva de inmigrantes musulmanes organizada por las mafias? ¿Es esa la protección de los ciudadanos de la que presume?

Nada o muy poco tiene que ver la actual eurocosa -que hubiera dicho el maestro Umbral- con el proyecto auspiciado por Monnet, Schuman, De Gasperi o De Gaulle. 

Pero algunos siguen confundiendo Europa con esa superestructura que invade la soberanía de los Estados y va destruyendo con el ácido corrosivo de la ingeniería social la identidad del Viejo Continente. Y cuando dos países se atreven a alzar la voz, aparece el inevitable George Soros con un artículo en el portal Project Syndicate criticando el veto, y demostrando quién es el que de verdad manda.

Artículo en : https://www.actuall.com/democracia/polonia-y-hungria-de-estar-bajo-la-bota-de-la-urss-a-la-bota-de-la-union-europea/

 

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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