La Junta de Castilla y León contra los católicos

Por José María Arévalo

(Manifestación ante la iglesia de san Benito el domingo 14)

Varias veces nos hemos quejado en estas páginas de diversas exigencias absurdas que han adoptado nuestras autoridades en esta lucha contra el coronavirus, y así titulábamos el 02.06.20 “Absurdos del confinamiento”, que hacía el tercero de nuestros artículos sobre el tema. Y siguen las meteduras de pata, de las que vamos a ver varias ahora, en este quinto artículo sobre esta materia.

He esperado tres semanas para arremeter de nuevo contra la Junta de Castilla y León, para confirmar que, no sabemos por qué, está siguiendo innecesariamente una política extremista en esto de la lucha contra la pandemia. Me pareció exageradísimo que, como el 15 del pasado mes de enero publicó la prensa, el vicepresidente Igea dando una especie de diagnóstico sobre el escenario que atraviesa Castilla y León aseguró: «En cuestión de días tendremos 50 o 60 muertos, o incluso más, y esto ocurrirá si se mantiene este comportamiento del virus». Y el 23 el propio Igea promovía, ante esta «situación dramática», una “rebelión cívica contra el Gobierno para que la población se autoconfine”. Pues bien, he seguido todos estos días de enero y febrero los datos de fallecimientos por covid en nuestra comunidad, y he comprobado que aquella advertencia de que llegaríamos a los 50 muertos diarios no solo no se ha confirmado sino que, tras un ligero repunte de cifras que en algún día aislado ha llegado a los 40 fallecimientos, hemos bajado progresivamente hasta los 15 fallecidos un mes después, el 15 de febrero, cuando esto escribo, como puede verse en el cuadro cuya foto acompaño. Vamos, que nuestra Junta se ha pasado tela con sus previsiones y temores, prácticamente miedos, que nos tienen semiaislados, con los bares cerrados, el toque de queda a las 20 horas, y no sé cuantas medidas perimetrales. Se ha dicho que debería tomar nota de lo que ha hecho la Comunidad de Madrid, un buen equilibrio entre defender la salud y defender la economía, y con mejores resultados.

 

(Cuadro de incidencia de la pandemia en Castilla y León del 2 al 15 de febrero)

Solo 25 personas en los templos

Escribí sobre este tema cuando aún no había retirado la Junta la prohibición de ocupar los templos, sea cual fuere su tamaño, por más de 25 personas. El pasado jueves, 28 de febrero, por fin la ha suprimido alegando mejora de datos de la pandemia en nuestra comunidad, pero a todos es manifiesto que buena parte en la decisión la ha tenido la reacción popular, ampliamente recogida en los medios, contra la denuncia a la vallisoletana iglesia de San Benito, una de las mayores de la comunidad. Así que creo que lo escrito sigue siendo válido, por si la Junta vuelve a tener la tentación de aplicar este irracional criterio por tercera vez, ya que en realidad no ha cambiado de criterio.

Ha sido el colmo ese empecinamiento de la Junta de Castilla y León en maltratar a los ciudadanos católicos, con una medida absurda sobre la asistencia a los templos. Ya el 04.10.20 escribíamos en estas páginas, titulando “¡Solo 25 personas en misas!”, sobre la primera prohibición de la Junta de Castilla y León de no superar en los templos, no un porcentaje de su aforo, como todas las normas habían señalado hasta entonces, sino un número total de asistentes, 25 personas, sea cual fuere el tamaño de la iglesia. Entonces afectó, con aquel semiconfinamiento, a las ciudades de Valladolid y Salamanca desde el jueves, 3 de septiembre, y se prorrogó tres veces, cada una por siete días más, hasta que por fin concluyó, el 23 de septiembre. Ya entonces los obispos de la Comunidad manifestaron su disconformidad y pidieron a la Junta reconsiderara la medida, ya que era la única autonomía que había implantado este criterio. Pues nada.

En la nueva reclusión que estamos sufriendo ahora, el pasado día 6 de febrero estalló la bomba cuando la prensa dio la noticia de que el día anterior alguien había denunciado que, en la misa de las 13 horas, en la vallisoletana iglesia de san Benito había 50 personas en vez de 25, y se había personado la policía para denunciar el hecho. Por lo visto interrogaron al oficiante, nada menos que don Teófanes Egido, carmelita y catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Valladolid, que les explicó que estaba ya mayor y veía poco como para contar el número de asistentes. Una bomba, ya digo, porque la iglesia de san Benito es de las más grandes de nuestra ciudad, casi tanto como la catedral, calculo que caben sentadas cómodamente más de mil personas.

Numerosísimas cartas al Director, de protesta por este hecho, llegaron en los días siguientes a los periódicos –entre ellas la mía, que no he visto publicada-. La primera que publicó el Norte de Castilla, al día siguiente, fue la de mi amigo el arquitecto y urbanista José María del Fraile Galán, del que hemos publicado varios artículos en este blog –por ejemplo sobre el soterramiento- que destacaba un dato novedoso en la polémica: no solo el aforo, sino el importante volumen del templo: “Sorprende –escribía del Fraile- la cabida máxima permitida de 80 personas en autobuses (los dobles de 50 m2 y 2,50m de alto interior), que en hora punta van como “sardinas en lata”, ocupando casi todos los asientos y dos personas/m2 en pasillos, eso sí, con ventilación en paradas que dudo llegue a los fondos. Si lo comparamos con los 1600 m2 de San Benito, y sus 25 m de altura, supone un cubicaje de 40.000 m3 frente a los 125 m3 del autobús doble. Es decir, 320 veces más cubicaje y solo 25 personas permitidas, que disponen de 1600 m3/persona, frente a 1,6 m3/persona del autobús, es decir 1000 veces más.”

Muy buenas también las cartas que publicó El Norte los días siguientes, de don Javier López de Uribe, presidente de la vallisoletana Real Academia de Bellas Artes la Purísima Concepción y del catedrático de la Escuela de Arquitectura don Carlos Montes, que reproduzco en fotos adjuntas.

(Carta de don Javier López de Uribe publicada en el Norte de Castilla)

La Archidiócesis de Valladolid publicó una nota de queja y protesta en la que, tras subrayar que aquel día asistían en San Benito menos del 10% de su aforo y que todos hemos de colaborar en la lucha contra la pandemia y sus consecuencias, por lo que instaba al pueblo cristiano y a los presbíteros a poner en práctica las medidas acordadas por las autoridades, recordaba que en comunicado conjunto del pasado 16 de enero los obispos de las once diócesis castellanoleonesas solicitaron un cambio en la manera de regular las restricciones de aforo sin haber recibido, hasta ahora, respuesta razonada de la decisión adoptada; y que las diócesis de Valladolid y Salamanca ya reclamaron lo mismo en septiembre, con la misma falta de respuesta. Añadía que el hecho ocurrido ahora pone de manifiesto que esta norma no guarda elementales principios de justicia y proporcionalidad. Finalmente recordaba la opinión de los obispos de que “el criterio del numerus clausus es injusto por desproporcionado, ya que impide el ejercicio del derecho fundamental de la libertad de culto (art. 16, 1º de nuestra Constitución) a personas que podrían ejercerlo en tantos de nuestros templos que, aun con estricta limitación proporcional de aforo, podrían acoger a más de 25 participantes sin poner en riesgo la salud propia y ajena”.

Finalmente señalaba que “el numerus clausus trata de la misma manera a situaciones desiguales: el ejemplo de la Iglesia de San Benito, uno de los templos de mayores dimensiones de la ciudad (1.600 m2), lo pone de manifiesto. Confirma también la falta de equidad de la norma que cines, teatros y otros espectáculos tengan una limitación proporcional de aforo (1/3) y los templos, esa misma limitación de un tercio, pero con un tope máximo de 25 personas”.

Además, “En los templos figura en la puerta el aforo permitido y muchos colocan la expresión

“COMPLETO”, pero, las recomendaciones de ventilación y de seguridad piden dejar la puerta abierta, por lo que otros fieles pueden entrar y el celebrante no puede impedirlo”.

Para concluir –entre otras consideraciones- que “El conflicto surge al no comprender que para los católicos es esencial participar en la Eucaristía. Por eso se admite que en las aulas puedan agruparse alumnos; en las fábricas, trabajadores; en trenes y autobuses, viajeros; en los mercados, compradores (como en el anejo a San Benito en el que a la misma hora había más personas que en el templo con un aforo menor). Sin embargo, la participación en el culto cristiano se considera algo prescindible. Es muy importante que los católicos compartamos con nuestros conciudadanos y hagamos llegar a las autoridades esta convicción de fe que, además, es un derecho constitucional.”

(Carta de don Carlos Montes  publicada en el Norte de Castilla)

El alcalde Puente apoya al Arzobispado

A mí me parece claro y serio este comunicado, por lo que pienso que la Junta debe reconsiderar la medida  tan gratuitamente adoptada. No se han dado cuenta el P.P.  y el señor Mañueco del lío en que se han metido legislando contra los intereses de una parte importante de sus votantes, los católicos practicantes. Quizá sí ahora que el alcalde socialista de Valladolid, que no pierde ocasión para criticarle, ha apoyado la protesta del Arzobispado, en este caso concreto de la denuncia contra la iglesia de San Benito, por esa legislación tan restrictiva sobre el uso de las iglesias para frenar contagios, frente al mejor trato que se da a comercios, etc.

Ese mismo sábado se quedaron en san Benito unas 20 personas, entre ellas uno de mis hijos, sin poder oír misa de 10 de la mañana porque estaba completado el aforo máximo de 25. Así que el domingo me fui un cuarto de hora antes de la misa de 12 a mi parroquia, y ya encontré allí más de 25 personas, lo que es inusual. Creo que el incidente de san Benito, con la llamada del Arzobispado a acudir a  Misa, ha incrementado la asistencia de los fieles a la iglesia.

Me decía un amigo esos primeros días que le parecía suave la reacción del Arzobispado, que debíamos manifestarnos contra la absurda prohibición de Mañueco. Parece que le oyeron en Abogados Cristianos, que convocó –con todas las garantías legales- una manifestación en la plaza delante de San Benito el pasado domingo día 14, a la que asistimos más de mil personas, lo que teniendo en cuenta las circunstancias de riesgo actuales en las reuniones de masas, es una cifra considerable.

Hasta ahora no se había producido una reacción popular, creo yo por aquello de que el rigor de la ley se mitiga con su general incumplimiento, como había ocurrido en este tema dentro de unos límites razonables –como el caso de San Benito, uno de los templos de mayores dimensiones de la ciudad, 1.600 metros cuadrados, y más de mil asientos-, pero si ahora se multiplican las actuaciones policiales, échese a temblar el señor Mañueco; y una de dos, o nos da una razón de peso para mantener la limitación de 25 fieles en todas la iglesias cualquiera sea su tamaño –como le han pedido los obispos y parece no encuentra- o la deja sin efecto, que sería lo más razonable si no quiere que dejemos de votarle.

Encima, en un año más o menos, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León va a pronunciarse sobre la validez de la medida del númerus clausus de 25 fieles en las iglesias –hasta ahora solo lo ha hecho, sin entrar en el fondo, sobre la petición de suspensión de la exigencia como medida cautelarísima- , y estoy convencido de que va a considerarlo irracional. Con lo que el señor Mañueco acabará quedando totalmente desprestigiado, si no rectifica antes.

En la manifestación se comunicó que la semana que viene se pronunciará el Tribunal Superior de Castilla y León, pero me temo que volverá a ser sobre las medidas cautelarísimas de suspensión del precepto, que de nuevo ha solicitado Abogados Cristianos, y sobre ellas queda dicho que ya se pronunció negativamente. Hay que esperar a que entre en el fondo. O que Mañueco rectifique, por la cuenta que le trae.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

Lo más leído