Ceuta y su compleja situación estratégica (III)

Por Javier Pardo de Santayana

 

(Unión Europea)

Centinela en la encrucijada (continuación)

  1. La españolidad

Que Ceuta es parte de España nadie debe dudarlo. Además, así lo refrendaron las Naciones Unidas, por si alguien no estaba convencido de ello. Y, dentro de esa personalidad singular que tiene por cualquier lado que se le mire, posee una condición especial que comparte con Melilla, y es la de ciudad autónoma. Esto la eleva al rango de las grandes regiones españolas. Y quizá sea, también con Melilla, la más española de las ciudades españolas, porque lo es de esta forma singular que la lleva a tener que refrendar su españolidad todos los días.

Sin embargo algunos españoles no parecen haberse dado cuenta de estas cosas, como tampoco de que ser español es un  privilegio. De entrada, España es uno de los pocos grandes países de la Historia. Y nacer español es una grandísima suerte, y no sólo por eso. Nacer en España es nacer en un país europeo, en el que a uno se le reconocen sus derechos y se sabe atendido en todo lo esencial. Un país que pinta en el continente europeo y que pintó en el mundo hasta el punto de haber liderado un imperio. Y que restableció los límites de Europa tal como la concebimos, o sea, heredera del pensamiento griego, de la organización y el derecho romanos y de la espiritualidad cristiana, para proyectarla luego al Nuevo Mundo y aun más allá. A ver quien puede ofrecer un curriculum parecido, incluso en Europa. Así que, si ser español es un privilegio, mejor será que seamos conscientes de ello y no lo convirtamos en una tragedia.

Todo esto lo saben ustedes aquí mejor que en ninguna otra parte porque tienen que defenderlo todos los días. Sólo necesitan el aliento del otro lado del estrecho. Recuerdo los comentarios que oí de los ceutíes cuando el gobierno español reaccionó fulminantemente ante la ocupación marroquí del islote de Perejil: “Ahora nos sentimos más seguros” decían.

  1. La vecindad con Marruecos

Porque otra de las singularidades de Ceuta es la de ser utilizada por otros para fines que no tienen que ver con los suyos. Curioso.

Pero el interés de nuestros vecinos por tener un status especial en su relación con la Unión Europea debería ser suficiente para asegurarnos una mayor tranquilidad, y, sin embargo, Ceuta se convierte en una reivindicación sin fundamento – y no lo digo yo, lo han dicho incluso las Naciones Unidas – pero que sirve al vecino como comodín para desviar la atención sobre sus propios problemas. Pero aquí repercuten las dificultades y líos políticos y sociales de nuestro vecino hasta por el conflicto del Sáhara que, naturalmente, debería traer al pairo a los ceutíes.

Sí, efectivamente, Ceuta es como una veleta sensible a todos los vientos: los que vienen de cerca y los que vienen de lejos, los huracanes y las brisas. Y esto es una suerte pero también una desgracia.

  1. La Unión Europea

Indudablemente nuestra pertenencia a la Unión Europea supone una gran ventaja. Es tener detrás una gran organización, pertenecer a una gran potencia con futuro. Es hacer que muchos de nuestros problemas y de nuestros intereses sean compartidos, y esto refuerza considerablemente a una Ceuta objeto de deseo. Desde luego, la solidaridad europea no es lo que fue en tiempos de mayor entusiasmo, pero el entramado de intereses y relaciones que se ha ido creando hace que cualquier conflicto cuente de forma casi automática con la consideración de los demás miembros, que se verán obligados lo quieran o no a mostrar su  solidaridad, puesto que ellos y nosotros somos una misma cosa. Cualquier otra actitud sería considerada una deslealtad. Sí que puede haber cierto juego sucio de intereses nacionales, pero quien lo practique deberá dar cuenta de ello. De ahí la importancia de pisar fuerte. Por eso vengo diciendo que aquí en Ceuta repercute de la forma más directa la firmeza o debilidad de nuestra política exterior.

(seguirá)

 

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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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