Análisis del Testamento de Isabel la Católica (V)

Por Carlos de Bustamante

(La demencia de Isabel de Portugal. Cuadro atribuido al pintor barcelonés Pelegrín Clavé. Su hija mayor, la futura reina Isabel la Católica, a la derecha)

Imagino que, si mis amigos y probables únicos lectores son tan legos en materias que no corresponden a la milicia como lo es un servidor, no os molestaréis si os indico diferencias en definiciones que corresponden a la abogacía.

El testamento es la declaración de últimas voluntades mediante la cual una persona puede determinar qué debe hacerse con su patrimonio después de su fallecimiento.

Un codicilo o codicilio es, en Derecho, una disposición que el testador añade a su testamento con posterioridad a ser otorgado y que tiene como objeto realizarle una modificación no sustancial, siempre y cuando no se alteren los herederos ni cualquiera de las condiciones que les afectan en tal condición. Su origen se remonta al Derecho romano.

El capítulo más importante por las grandes consecuencias que de él (Testamento) se derivaron figura en el Codicilo, no en el Testamento; y es ésteel que reconoce en los habitantes de las islas y Tierra Firme recién descubiertas la condición de súbditos y, con ella, los derechos naturales humanos de vida, propiedad y libertad.

Para comprenderla es imprescindible penetrar en sus antecedentes. La existencia de habitantes en las islas del Atlántico a los que no había llegado conocimiento del cristianismo, judaísmo e islam, se conocía desde mediados del siglo XIV. Hubo entonces discusión acerca de si debían ser reconocidos como seres plenamente humanos o si, al no asistirles del todo el auxilio de la Redención, podían ser reducidos a esclavitud. Las corrientes tomistas en que se apoyó el Papa, y que fueron dominantes en la Iglesia española, insistieron en que debían ser considerados como hombres de modo que había que reconocer en ellos derechos mínimos correspondientes a toda clase de gentes. Al mismo tiempo, se planteó la cuestión del derecho de ocupación sobre las islas que se descubrían. Desde 1347. sin que se interrumpieran después las decisiones del mismo tipo, la Iglesia afirmó dos cosas: que sólo ella podía conceder legitimidad a la ocupación, haciéndola desde luego dependiente de la voluntad de evangelizar; y es que a los indígenas debían reconocerse derechos naturales humanos. La ocupación de Canarias y la primera instalación en territorio americano se hicieron dentro de estas perspectivas. Isabel impidió con gran energía que se quebrantara la prohibición de reducir a la esclavitud a los antiguos habitantes, castigando incluso a personas tan allegadas a ella como la hija de Beatriz de Bobadilla y Cristóbal Colón. Los religiosos se encargaban en caso necesario de recordar la obligación.

Es importante tener en cuenta que lo normal en cualquier persona que hace testamento conoce perfectamente lo que testa. Las cargas u obligaciones que pudieran tener lo bienes que lega y los compromisos que adquieren los beneficiarios. Es evidente que no   sucedió así en el caso , realmente singular, de Isabel la Católica. La mayoría de sus contemporáneos, por no decir todos, ignoraban el alcance e importancia de las nuevas tierras y habitantes de un mundo desconocido recién descubierto. ¿Qué sabríamos nosotros si llegados a Marte, por ejemplo,   descubriéramos seres , marcianos,  si  eran o no   humanos, si  tendrían o no  alma como  se pensaba de  los  indígenas pobladores del nuevo mundo?

Que era tierra, no había duda; que pertenecía a la corona de España, tampoco, pues era España y españoles quienes lo habían descubierto. Pero nada tan natural como que se ignorase o sospechase   de una humanidad similar a la de los conquistadores, colonizadores-descubridores.

Con intuición e inteligencia sobresalientes, sólo la Reina comprendió y expresó su alcance. De la nueva propiedad redactó un más que correcto testamento, como hemos ido viendo. Para el trato humanitario de los habitantes, redactó con posterioridad al testamento el ejemplar Codicilo del que, a mi modesto entender, se desprenden motivos sobrados para   iniciar el proceso de beatificación, como responsable de una evangelización como nunca se conoció otra de tamaña trascendencia y amplitud.

Aunque creo haberlo expresado con anterioridad, hasta tal punto llegó su   humanidad, que le hizo exclamar a la vista de nativos del nuevo mundo que venían encadenados: “¿Quién es ese Cristóbal Colón para hacer esclavos a mis queridos vasallos”?  Primera en el mundo en abolir la esclavitud.

 

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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