Batiendo records

Por Javier Pardo de Santayana

(Bandera de la Unión Europea)

Uno de los más claros indicios de la degeneración que está sufriendo lo que llamamos “el mundo occidental” quizá sea, no ya tan solo el mal ejemplo que representa la ruptura del proceso de consolidación de Europa merced a la soberbia inglesa o el desprecio que hoy muestran los norteamericanos hacia nuestro continente, sino las muestras de renuncia que ella misma ha comenzado a translucir recientemente respecto a los propios principios que inspiran al proyecto. Algo increíble, pero cierto. Pues parece mentira que en el mismísimo corazón de la Unión se haya planteado la necesidad – o conveniencia al menos – de desprenderse del factor que más decisivamente la aglutina y que no es otro que su común cultura. Todo ello en orden a una consideración tan plenamente estúpida como es que no se sientan extraños los emigrantes. En esta ocasión se trata de un detalladísima propuesta de la actual comisaría de Igualdad, una maltesa a la que tendremos que dar de comer aparte y tan ridícula e impresentable que cuesta comprender cómo ha llegado a donde está.

Sí, verdaderamente su estulticia resulta ser de tal calibre que al tiempo que nos asombra nos preocupa cuando pretende que los europeos suprimamos, por ejemplo, el mencionar la Navidad para que no se nos piquen los no cristianos, por cuanto para esta señora la cultura europea puede herir la sensibilidad de nuestros inmigrantes; algo difícil no solo de admitir sino de comprender. Pues, en efecto, resulta difícil aceptar que su mención pueda afectar de forma negativa a la sensibilidad de nadie, y si tal cosa ocurriera que fuera en un sentido negativo, mientras que en todo caso Europa no puede concebirse sin el reconocimiento de una cultura forjada con los siglos y cuyo rasgo más común resulta ser ni más ni menos que la tradición cristiana.

Hasta tal punto es tal cosa evidente, que los inspiradores y principales impulsores de la Unión – Adenauer, Schumann y De Gasperi –  fueron hombres de una fe profunda. Baste decir que los dos últimos citados están en proceso de beatificación, y que la bandera de Europa – según declaración de quien la diseñara-, está inspirada en los símbolos marianos. Todo esto sin contar con la importancia de la proyección de esa fe principalmente por los españoles que la extendieron a todos los confines del planeta. Y ahí están, por ejemplo Carlomagno o la ubicación del Papa en Roma.

Así que cargarse así de un plumazo la esencia y la razón de Europa resulta tan incomprensible y sobre todo tan estúpido que uno ha de preguntarse cómo es posible tanta ignorancia en un lugar tan importante, aunque, afortunadamente la culpable haya sido puesta a caldo. Porque sólo con considerar que tamaña estupidez se hizo posible ya debemos mostrarnos preocupados, sobre todo cuando en España encontramos también bastantes signos semejantes de estulticia.

Para terminar, y por si acaso mi improbable lector no hubiera llegado a ser consciente de la categoría casi cósmica del caso, me atreveré a informarle también de algunas otras “ideítas” de la citada prócer europea en el comportamiento de los funcionarios:

– Por supuesto, que a nadie se le ocurra hablar siquiera de la Navidad, porque además de ser cristiana es estresante.

– Que nunca se dirija nadie a los demás como “damas y caballeros” sino como “estimados colegas”, ni usar las expresiones de “señorita o señora ” a menos que ésta sea “su preferencia explícita”.

–  Y, como remate culminante, que se modifiquen los nombres de pila más característicos por su referencia al evangelio:, y en consecuencia propone como ejemplo que los de María y Juan sean cambiados.…¡por Julio y por Malika!

Como usted podrá seguramente constatar, la estupidez humana puede alcanzar cumbres inimaginables. ¿Hay quien dé más?

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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