Otra bella historia jamás contada. VIII

Por Carlos de Bustamante

(Academia de Caballería en Valladolid. Acuarela de Chema Fraile)

Dejamos a don Manuel de Bustamante y Sánchez destinado   en el   Parque de Artillería de la 7ª Región Militar en Valladolid. Desempeñó con su   habitual eficacia cuantos cargos le fueron asignados:  jefe de armamento; jefe de labores… Pero unas   molestas decimillas de febrícula, no le permitían rendir al máximo como mi padre hubiera deseado.  Transcurridos dos años en el Parque de Artillería con las constantes décimas, recibió el   aviso del doctor Jolín de acudir a su consulta en la clínica hospitalaria de su propiedad.

Del reconocimiento exhaustivo el dictamen fue preocupante: las heridas de guerra en los pulmones no presentaban el aspecto de cicatrización total.  Muy en contra de su voluntad y por prescripción facultativa, tuvo que solicitar dos meses de licencia por enfermo. Le fueron concedidos   por el Capitán General de la 7ª   Región Militar.  También por prescripción facultativa los disfrutó (¿) en la Dehesa de Peñalba con orden de vida reposada y de tomar el aire puro de los pinares.  Desapareció la fiebre.  Y ocupó nuevo destino:  secretario   de La   Jefatura de Artillería   del Cuerpo de Ejército de Castilla.  Transcurrieron completos y sin novedad los años 1941 y 1942.

El 29 de enero de 1943   se le declara apto para el ascenso a teniente coronel. Y por la misma disposición se le asciende a dicho empleo.  Disponible forzoso en la 7ª Región Militar.

Durante este año, le siguen concediendo   condecoraciones por su brillante actuación tanto en la guerra de África como en nuestra guerra de Liberación del yugo comunista.

En un breve   lapsus ante de continuar la narración -forzosamente escueta, breve-, quiero hacer constar con el menor apasionamiento posible, que, si fue heroica su actitud y hechos durante ambas   contiendas, más heroico aún considero el vivir de cada día en las situaciones que conocerán seguidamente si Dios es servido. Antes, y para finalizar el presente artículo una pequeña confidencia que comunicó a su esposa, mi madre, que denota la calidad de la persona.

Sabéis, mis amigos, que   en una de las acciones de la guerra de África en la reconquista de Nador en el Rif, si mal no recuerdo, ordenó a su “batería legionaria” – que para mejor cumplir su misión hubo de ordenar  la progresión a brazo  y  hacer fuego con alza cero en las piezas y espoleta también en cero para el insólito  disparo artillero directo  sobre  los harqueños de AB´DEL KRIM que se le venían encima para el combate cuerpo a cuerpo.

Pues ni aún en defensa propia -tal era el respeto por cada vida humana, fuera quien fuese (tomen nota los de la cultura de la muerte con los “seres humanos no natos” – disparó él a muerte sobre enemigo alguno.   Ni siquiera, cuando al bajar del coche en la carretera de Espiel a Córdoba lo acribillaron los rojos milicianos, ensañándose con su cuerpo mal herido e inmóvil en la cuneta.  Son palabras textuales   de mi madre y por ello   ciertas, que jamás de los jamases su marido, mi padre, mató personalmente a nadie.  Otra cosa muy distinta fueron las bajas enemigas que, en estricta obediencia   al mando superior, ocasionara su batería normalmente en apoyo de la Infantería propia a vanguardia.

Barruntando la tragedia y próximo el fin de esta miniserie, continuará en breve si Dios es servido.

 

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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